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miércoles, 24 de septiembre de 2014

QUIEN CONTROLA TU VIDA??

Probablemente, más de una y dos veces has pensado o te has preguntado ¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad?

¿Quién controla tu vida?... ¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...

Podrías hacer una lista completa de sospechosos y/o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho, sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no has llegado a comprender.

Pero, ¿sabes una cosa? No necesitas buscar ni encontrar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz.

Nadie tiene la capacidad a menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente, el peor lugar para colocarla es en la mente de otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

No se sufre por la acción de otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que "el otro" hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quieres ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda de alguna manera.

Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas incluso ni se llegan a enterar de todo el drama que estás viviendo en tu mente.

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a otr@, porque terminamos dependiendo de elecciones de los demás, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Definitivamente, nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad.

No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella...

ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas: la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.

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