El despertar de la conciencia tiene lugar cuando cada criatura es capaz
de reconocer las cuatro personalidades que la conforman.
Aquí están:
1. La de instructor o esparcidor de conocimientos y experiencias, bien
para que otros se beneficien de ellas o para nutrir a los sedientos de
aprendizaje.
2. La de mensajero de la bondad o dispensador de ayuda de buena
voluntad, para compensar la soledad que anida en muchas almas.
3. La de ejecutor de proyectos, empresas y sueños, para hacer crecer
las ilusiones y las esperanzas.
4. La de crítico a lo establecido o cuestionador de la verdad
impuesta, como canal de evacuación de los instintos más bajos.
Asimismo, cuando la criatura hace prevalecer una de ellas sobre todas las
demás, dentro de un equilibrio y una armonización que habrán de generar un
estado de bienestar desconocido hasta ese momento. Se produce entonces un
discernimiento claro sobre lo que se percibía tenuemente como un pensamiento
aislado, sin causa, habitualmente relacionado con alteraciones en la psiquis de
cada individuo o con desviaciones, o estados alterados de conciencia. Una vez
alcanzado ese punto, la Voz de Dios se reconoce bien y resuena con fuerza en
las mentes de los humanos evolucionarios hasta convertirse en el marco de
referencia y de guía que todos esperaban.
Al mismo tiempo, es posible distinguir la presencia interior de guías
espirituales y otros compañeros interdimensionales que se manifiestan de esa
manera, dada la naturaleza inmaterial de su conformación. Ese despertar de la
conciencia universal trae consigo el aumento de los niveles de percepción y
comprensión de todo lo que aparece alrededor, aumentando la intensidad del
conocimiento y acercando a la criatura a una plenitud y a un estado de
bienestar y felicidad que provoca cambios profundos en su entidad.
Una de las consecuencias de este estado es la pérdida del sentimiento de
desamparo y soledad, ya que el ser encuentra una satisfacción casi total de
todas sus necesidades mediáticas, morales y espirituales, adentrándose en una
dimensión nueva, que le permite acceder de forma consciente a nuevas realidades
atemporales, así como a visualizar por primera vez nuevas plataformas
existenciales.
De este modo, cada pregunta obtiene su respuesta; cada inquietud su
explicación, cada pensamiento su idea, y la sensación de desamparo o de
abandono a la propia suerte va desapareciendo poco a poco, dando paso a una
comunión interna con el espíritu de verdad que todo lo impregna y con la
esencia de Dios, presente en todo lo creado y en lo no creado aún.
La percepción de la voz interior o Voz de Dios constituye el verdadero
nacimiento a la vida espiritual.
Fuente:AngelFernández
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