Un estudio reciente demuestra que los programas son la herencia genética del ADN basura.
La
herencia genética del ADN determina también las conductas repetidas, los
patrones del inconsciente que heredamos de nuestros ancestros. Pero en este
caso la información se localiza en el ADN basura, lo que nos permite cambiar
las pautas de esa herencia de forma consciente. Este eterno dilema entre Darwin
y Freud, acaba de ser despejado a favor de Jung, o lo que es lo mismo, ambos
tenían razón.
La clave
está en la herencia genética de patrones de conducta, emociones y programas
heredados de nuestros ancestros, que se transmite a través del ADN denominado
(basura), es decir que no pertenece a la parte estática de nuestro ADN, sino a
la parte dinámica, los denominados intrones y exones, que son capaces de
compilar y materializar las proteínas que sintetizan nuestros receptores AMPA.
Este
estudio reciente que acaba de ser presentado por Michael Meaney y Moshe Szyf y
publicado en Mayo de 2013, al que ha dado amplia difusión la revista científica
Discovermagazine , acaba de dar sin apenas ruido ni aplausos un giro importante
al estudio de la epigenética, en la medida en que se establecen las
vinculaciones entre los ancestros y nuestras conductas psicológicas, que todos
tendemos a repetir.
La clave
está en la forma en la que nuestros patrones de datos se generan en el RNA, en
los transcriptores dinámicos de las secuencias cromosómicas del ADN.
Si la
clave está en el ARN, esta parte es dinámica, y por tanto a diferencia de otros
patrones físicos que heredamos como el color de los ojos o el color del pelo o
la apariencia física, las tendencias de conducta que también heredamos de
nuestros ancestros podrían modificarse cuando somos conscientes de que son
programas.
La
cuestión es clave porque distingue entre la herencia genética clásica (La
herencia biofísica) y la herencia genética tendencial o conductual, de ahí que
aquellas tendencias o conductas heredadas inducen a pensar que repetiremos “por
defecto” los patrones de conducta de nuestros ancestros, lo que se produce a
nivel del inconsciente.
Dejamos
aquí el artículo original (en Inglés) en el que Michael Meaney y Moshe Szyf
explican de forma sencilla y detallada cómo se operan estos mecanismos de
transmisión genética hereditarios.
Destacamos
la importancia de este estudio desde el punto de vista de la denominada
Epigenética, pues indirectamente sienta las bases de lo que hoy denominamos la
Biodescodificación.
De alguna
forma la interacción entre los procesos genéticos que heredamos en el
inconsciente y los estímulos dirigidos de nuestro consciente nos permiten
cambiar esas pautas de conducta que a diferencia del color de los ojos o del
cabello, no podríamos cambiar. Las emociones forman parte de todo ese proceso,
ya que los receptores encargados de procesar la síntesis de las proteínas que
pasan al ARN son los mismos que tienen la función de activar el aprendizaje, la
atención, la creatividad y las emociones.
Esta
equivalencia hace que se abra todo un campo de investigación en el campo de la
epigenética. De alguna forma, Meaney y Szyf abren la puerta para comprender
científicamente los mecanismos de la herencia genética de los programas y
nuestra capacidad de poderlos cambiar.
Por poner un ejemplo, podríamos cambiar los programas de nuestro ordenador, porque formarían parte de una herencia genética dinámica (ARN) frente al hardware (ADN) que es estático. Dicho de otra forma, no podemos cambiar el color de nuestros ojos ni nuestra altura o el color de nuestra piel, pero si podríamos cambiar nuestras conductas repetitivas inconscientes que nos llevan a repetir comportamientos y experiencias de nuestros antepasados.
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