Es tan hermoso simplemente sentarnos juntos en este espacio abierto, en
donde nada tiene que ser resuelto, en donde no hace falta componernos a
nosotros mismos o componer a los demás.
Allí donde nuestras preguntas no tienen que ser respondidas, en donde
finalmente, nuestras preguntas tienen permiso de ser tan sólo preguntas, en
donde nuestra incertidumbre no tiene por qué ser transformada en certeza, en
donde nuestras dudas tienen el permiso para quedarse como dudas.
Aquí, en este cálido abrazo que somos, en este lugar de verdadera
meditación, sin un objetivo, sin nadie que lo controle, no necesitamos
encontrar las respuestas, no necesitamos llegar a ninguna conclusión mental
acerca de la vida, no necesitamos resolver todo porque finalmente, finalmente
nuestras dudas y nuestro deambular, nuestro intento de re-solver todo y nuestro
intento de que todo funcione, nuestra búsqueda y nuestra desesperación por
encontrar respuestas —todo está permitido a estar aquí, tal y como es.
En este lugar, en donde nada necesita de una solución o de un arreglo —no
tiene una ubicación real porque es lo que tú eres. Lo que tú eres no necesita
arreglar todo este lío que existe actualmente, ni escaparse, ni componerlo, ni
transformarlo, ni trascenderlo, ni siquiera tiene que deshacerse de él. Debido
a que lo que tú eres está completamente enamorado de todo este lío humano, así
como el océano está completamente enamorado de todas sus olas. Y "estar
enamorado" aquí solamente significa "ser inseparable de". Esa es
la esencia de la no-dualidad. El océano que tú eres, el vasto espacio abierto
de consciencia, esa amplia e ilimitada capacidad de consciencia, realmente es
todas las olas que aparecen en él —todos los pensamientos, sensaciones,
sonidos, sentimientos, aromas, colores, imágenes. La consciencia es inseparable
de todo lo que surge "en" la consciencia y esa es la exacta
definición de amor. Cada pensamiento, cada sensación, cada posible sentimiento
—todos son hijos de la consciencia, metafóricamente hablando, poéticamente
hablando. Todos ellos son tu familia —todos ellos te son profundamente familiares.
Son amigos de toda la vida.
Recuerda, no se trata de una cosa (el océano) amando a otra cosa (las
olas) —no son dos, jamás lo fueron. Todos los pensamientos, sensaciones,
sentimientos, están profundamente permitidos a estar aquí, en lo que tú eres.
Ya tienen un sitio para ellos aquí, así como cada ola ya tiene su
lugar en el océano, sin que sea necesario que se disponga de un lugar en donde
puedan estar. Lo que tú eres, en el nivel más profundo, le ha dado el SÍ a este
momento, tal y como se está dando. Aquello que tú eres no tiene por qué
deshacerse de nada de lo que aparezca en este momento, ¡porque
todo está apareciendo ahora! No necesita (y no podría) escapar a
ello, porque ¡ya es eso!
De la misma manera, la sala en donde estás en este momento no necesita
deshacerse de las moscas que están zumbando. La mosca entra, la mosca sale.
Espantamos a la mosca y luego viene otra. Espantamos a esa mosca y otra vuelve
a llegar. ¿En dónde terminan las moscas? ¿Cuándo dejaremos de tener pensamientos
y sentimientos molestos? Pero recuerden, la sala en sí misma no necesita
deshacerse de las moscas. La sala dice "¡Vengan moscas, hay espacio
suficiente para todas ustedes!" "¡Relájense. Tienen la completa
libertad de volar!" Así que nada tiene que ser resuelto por esta sala que
tiene la capacidad de contener todo; todas las moscas pueden seguir siendo sólo
moscas, las preguntas pueden seguir siendo sólo preguntas, las dudas pueden
seguir siendo dudas. Los pensamientos pueden ser pensamientos solamente, los
sentimientos pueden ser también sólo sentimientos. La consciencia lo permite
todo —siempre hay espacio suficiente en tu espacio.
Y por eso, la invitación, como siempre, es sentarse en este precioso
espacio del no tener aún nada resuelto. Simplemente descansamos en ello.
Descansamos en el misterio de la misma vida. Descansamos preguntándonos, no
sabiendo, no sabiendo lo que tenemos que hacer, o cómo cambiar las cosas, o qué
está por venir. Y comenzamos a preguntarnos ¿qué podría significar realmente
"tener todo resuelto", si es que eso fuera posible?
Lo que tú eres —en este momento— ¿no necesita que este momento
cambie o se resuelva a sí mismo, o si? No necesita que la incertidumbre se
convierta en certeza ya que lo que tú eres ya está admitiendo esa
incertidumbre. Incluso, la incertidumbre es abrazada por el espacio que tú
eres. Todos los pensamientos, sensaciones y sentimientos que van surgiendo en
este momento ya han sido aceptados y abrazados en el vasto, abierto, ilimitado
espacio que tú eres. Nada en el espacio de este momento necesita
"resolverse". Nada debe ser arreglado. Nada necesita ser purificado o
"resolverse a través de". Este momento ya se está sosteniendo a sí
mismo, perfectamente.
Y lo que eres susurra amorosamente "Vengan, todos ustedes, pequeños
niños asustados, olas que habían sido rechazadas en el océano de la vida.
Vengan, la incertidumbre, la confusión, el temor, la duda. Todo está bien. Aquí
están seguros, en este espacio. Ya no necesitan sentir miedo de mí, he
recordado lo que soy. No volveré a asustarlos. Sé que ustedes son yo mismo. Les
concedo el lugar que les corresponde dentro de mí".
Lo que eres no necesita deshacerse de la duda, o transformarla en certeza
porque no considera a la duda y a la certeza como opuestos. El océano no ve a
ninguna de sus olas como opuestos. Hay una ola de duda, es sólo una duda. Es
sólo agua. Hay una ola de incertidumbre. Es sólo una ola, es sólo agua. No son
opuestos, son agua. Esencialmente son idénticas, aunque su apariencia se
perciba como diferente. Hay una ola de alegría, es agua, es consciencia. Hay
una ola de tristeza, es agua, es consciencia. Enojo, temor, entusiasmo,
felicidad, frustración, incluso decepción. Ultimadamente todo es una danza de
agua, de consciencia. Y todas esas olas son sus amados hijos, amados, aunque
parezca que se portan mal. Amados por siempre.
Aquello que eres es como un perfecto padre o una perfecta madre, los
padres que siempre quisiste y que nunca tuviste. Tus padres verdaderos, los de
la vida real, nunca podrían vivir a la altura de esta aceptación completa,
radical, incondicional, que la vida misma es. Nunca podrían amarte exactamente
en la forma en que has querido. Siempre te amarán de manera imperfecta. Ningún
humano es capaz de amar incondicionalmente, en la forma en que el océano ama a
sus olas... incondicionalmente. Es demasiado pedir para una persona. Es esperar
demasiado de una persona. Cuando inconscientemente tenemos la expectativa de un
amor como ese y no resulta así, nos sentimos decepcionados e incluso
resentidos. Pero el padre o la madre que siempre anhelaste es lo que tú eres
realmente. Siempre tuviste el anhelo de ti mismo. Este permiso total,
incondicional, esta constante bienvenida no podrá nunca abandonarte, aún en tus
momentos más oscuros. Todo y todos pueden abandonarte, aparentemente, pero
aquello que eres no podría hacerlo nunca. La consciencia cuida a todos sus
hijos de manera incondicional, incluso cuando están asustados. Realmente siempre
estamos lidiando con esos niños asustados. No son malos, ni negativos, ni
pecadores, ni con oscuras intenciones —sólo son niños asustados, en busca de un
hogar. ¿Quién les ofrecerá un hogar?
Cuando todo se viene abajo y te sientes completamente perdido y
abandonado, ¿qué es lo que jamás podría abandonarte, incluso en medio de esos
sentimientos de total soledad? Aún cuando todo haya desaparecido, ¿qué es
aquello que no te puede dejar? Es lo que eres. Incluso el sentimiento de
abandono, si es lo que está surgiendo, es bienvenido en lo que tú eres. También
cuando te sientes completamente abandonado, eso sigue en ti, ese
océano de consciencia, permitiendo esa ola de abandono. Entonces lo que eres nunca
es "el abandonado", aunque te sientas abandonado. Y lo que eres nunca
es "el que se perdió", aunque se tenga un sentido de estar perdido.
De hecho, nunca eres "este" o "ese", tú eres lo único
—lo único sin un opuesto, la capacidad inmensamente abierta que la vida misma
es. No eres "el triste" o "el feliz", "el
iluminado", "el no iluminado", "el exitoso", "el
fracasado" —eres el espacio eterno, inefable que lo acepta todo. Aunque
surja una ola demasiado intensa, fuerte o violenta —por ejemplo, una ola de
miedo o dolor o tristeza— el océano que eres, está completamente presente. Aún
cuando hay un sentido de estar completamente perdido, el amplio espacio abierto
en donde ese sentido de estar perdido está permitido a surgir, nunca está
perdido. Ese sentirse perdido tiene permiso para surgir y disolverse en ti,
pero tú, como el océano, nunca estás perdido. Incluso el sentido de estar
perdido ya se ha permitido aquí, ya ha sido bienvenido. Es por eso que tú —lo
que realmente eres— jamás podrá perderse, precisamente porque está ahí aún
cuando te sientes perdido. La consciencia nunca se pierde.
¿Qué es lo que está presente ahora? ¿Qué es lo que ha estado aquí desde
que eras un pequeño bebé, y desde antes? ¿Qué es lo que estará presente en tu
último aliento? ¿Qué es lo que está presente en tu primera
inspiración y presente en la última? ¿Qué es aquello que no sabe de
edad? ¿Qué es aquello que no sabe de cuál es el último o el primer aliento?
¿Qué es aquello que no dice tener cinco años, diez años, cincuenta años,
ochenta años? ¿Qué es aquello que no conoce ni el nacimiento ni la muerte?
Sólo existe este aliento. Y este aliento. Lo que eres
no se dice a sí mismo "este es el primer aliento". No se dice a sí
mismo "este es el último aliento". Sólo hay este aliento.
Cada aliento es completamente nuevo. Lo que eres jamás se aburre de respirar.
¿Qué es aquello que siempre está en descanso? ¿Qué es eso que no necesita
entender? ¿Qué es eso que no necesita entender el concepto de
"descanso"? ¿Qué es aquello que no necesita sabercómo descansar,
y de cualquier forma está descansando?
Y es seguro. Siempre es seguro. Es seguro para que todas aquellas olas
rechazadas, expulsadas, ignoradas, puedan arrastrarse desde la profundidad,
fuera de la oscuridad, fuera de todos los recovecos y hoyos y hendiduras de la
experiencia y puedan llegar hasta la luz de la consciencia. Los pensamientos
están permitidos, las sensaciones están permitidas, los sentimientos están
permitidos, los sonidos están permitidos. Todas esas olas a las que solemos
llamarles "oscuras", "malas", "negativas",
"peligrosas", "pecaminosas" —miedo, enojo, aburrimiento,
duda, confusión, frustración, falta de confianza— son finalmente aceptadas
aquí, para que descansen, para que respiren, son bienvenidas a Casa para que
puedan ser ellas mismas. No son enemigos, son simples apariencias de ti mismo.
No pueden lastimarte, incluso si parecen lastimar. Todas ellas son bienvenidas
en este espacio ilimitado.
El milagro de la vida es que este momento ya está aquí —estos pensamientos,
estas sensaciones, estos sonidos ya han llegado. Este momento es ya exactamente
como es. El milagro está en este "ya". Y lo más gracioso es que este
"ya" es el último lugar en donde el buscador querría buscar la
libertad, la paz, el descanso. Porque el buscador es el tiempo mismo, y el
buscador no tiene interés en el "ya", que es previo al surgimiento
del tiempo. El buscador percibe el "ya" como la muerte, simple y
llanamente. El buscador necesita de un futuro para mantenerse vivo. Este
momento representa la muerte del buscador, y es por eso que al buscador no le
interesa esto demasiado. ¡El "Como ya es" no es de particular interés
para el buscador!
Hablamos sobre gente que muere, de gente que pierde sus vidas, pero en la
muerte, lo único que realmente sucede es el desprendimiento de todo aquello que
"ya" no es, o por lo menos, el desenmascaramiento de la ilusión de
todo lo que ya no es. En otras palabras, es el desenmascaramiento de la ilusión
del tiempo, la ilusión de que hay un buscador separado, alguien buscando algo,
alguien separado de algo. Es el retorno hacia el profundo descanso, un profundo
descanso que realmente jamás estuvo ausente.
Así que surgimos de este profundo descanso, el profundo descanso que
somos y regresamos a él. ¿Algo ocurrió realmente? Todo comienza con el profundo
descanso y termina en el profundo descanso, y en medio, está este divertido
juego de "tratar de descansar" ¡sin que sepamos realmente ni cómo
hacerlo! "Tal vez, algún día descansaré", dice el buscador. Pero el
único descanso es aquí y ahora. El único descanso real es este momento. ¿Por
qué esperar?
Del profundo descanso hasta el profundo descanso, y en el medio está esta
desesperante y normalmente cansada búsqueda de algo que ni siquiera podemos
nombrar. ¿Sabemos siquiera qué es aquello que estamos buscando? ¿Cuándo lo
encontraremos? ¿Acaso estamos separados de ello? ¿Realmente queremos lo que
creemos querer? ¿Lo que queremos no es simplemente descansar, descansar de esa
búsqueda tan agotadora?
Así que simplemente sentarnos, solos y con los demás, haciendo nada en
ese sentido, realmente hay mucho que sucede aquí. Decimos que la meditación es
"hacer nada" pero en realidad hay todo un mundo apareciendo y
disolviéndose aquí. Al sentarte calladamente, haciendo nada, hay todo un mundo
que comienza a surgir desde ti y que se disuelve en ti. Desde la nada, desde el
más puro vacío, aquí hay sentimientos, sonidos, pensamientos, imágenes, la
historia de un pasado, incluso la historia de la creación del universo. ¡Si, incluso
la historia de la creación del universo está permitida a aparecer en ti! Aquí
siempre hay espacio suficiente.
Lo que tú eres da a luz al pensamiento, a los sentimientos, a la
tristeza, a la alegría, al entusiasmo, a la felicidad, a la confusión, a la
desesperación, a todo. Es infinitamente creativo, jamás se agota a sí mismo.
Tal vez todo nuestro sufrimiento radica en querer sólo una parte de la vida y
no el resto. Sólo queremos la mitad de la vida, o menos que eso y ahí es en
donde se encuentra nuestra miseria. Sólo queremos algunas de las olas del
océano —las olas felices, las hermosas, las positivas, las buenas, las
espirituales, las iluminadas, las puras. Pero el océano es todas sus olas y
¿quién podría bloquear la mitad de la vida? ¿Quién lo querría? ¿No tienes el
anhelo de todo en la vida? ¿Por qué bloquearías aquello que en secreto siempre
has anhelado?
La vida constantemente genera más de sí misma en un acto de creatividad
indescriptible. Y suavemente murmura, "Mira, te doy todo esto.
Te ofrezco todo esto. ¿Que no puedes darte cuenta de lo que te he
dado? ¿Que no puedes ver aquello que continúo regalándote?" Y nosotros
decimos, "Pero es que no sólo quiero aquello que me das. No sólo quiero lo
que ya hay aquí. Quiero más. Quiero todo, y también iluminación".
Y mientras, la vida continúa ofreciéndonos todo y nosotros continuamos
ignorándolo debido a nuestra urgencia por conseguir algo en el futuro, una meta
o algún objetivo en especial. Sin embargo, ella continúa susurrando, muy
cariñosamente desde el fondo, "Pero, querido buscador, esta es la
iluminación que buscas. Ya está aquí. ¿Por qué sigues creyendo que la
"iluminación" está fuera de ti, en el espacio y tiempo? ¿Por qué la
buscas en estados y en experiencias y en todo aquello que es transitorio? ¿Por
qué sólo quieres una parte de mí, cuando te ofrezco mi todo? ¿Por qué es que
rechazas mi regalo constante?"
Y nosotros decimos, "Oh, es que no me lo merezco. Soy un pobre
viejo, un viejo imperfecto, no merezco nada. Soy tan limitado. Soy tan
ignorante, soy demasiado viejo o demasiado joven, soy demasiado estúpido, estoy
demasiado iluminado, soy tan lento, soy tan débil, soy demasiado aquello, soy
demasiado lo otro." Sentimos que no somos capaces de aceptar el todo de la
vida. Sería demasiado para nosotros. Sería totalmente inmerecido.
Y en nuestro lecho de muerte nos seguiremos preguntando, "¿Dónde
está la iluminación? ¿Dónde está todo aquello que tanto anhelé?" Y la vida
te contesta, "¿No te has dado cuenta que eso siempre ha estado aquí? Todo
estaba ya aquí. Era cada una de tus respiraciones. Era cada sensación que
surgía a través de tu cuerpo. Era cada pensamiento. Era cada momento de duda.
Estaba ahí en la desesperación y en la felicidad e incluso en el pánico. No se
encontraba oculto en sólo una cosa, estaba ahí en todo. Era cada pregunta
que hacías y cada esperanza de una respuesta. Estaba ahí mientras tú corrías
alrededor del mundo buscando algo que nunca ibas a encontrar, porque ya estabas
ahí. Era cada persona con la que conviviste. Era tu madre, tu padre, era tu
relación imperfecta con ellos. Era tu esfuerzo de hacerlo lo mejor posible y
algunas veces tu poco esfuerzo de hacerlo bien. Era esa imperfecta forma de
amar. Era el sueño de la iluminación y tu sentimiento de estar distante de
ello."
Y preguntamos, "¿Pero, dónde estaba la gracia? ¿Por qué nunca la
recibí? ¿Por qué siempre la estuve esperando?" Y la vida nos contesta,
"Pero siempre hubo gracia, toda la gracia, siempre. La alegría, el dolor,
la felicidad y el aburrimiento. Estaba allí, en la certeza y en la
duda. Había toda la gracia, más allá de todas tus ideas de segunda mano acerca
de lo que la gracia es."
Y decimos, "¡Pero ni siquiera lo he resuelto todo!, ¡No
entiendo!" Y la vida nos responde en silencio, "Pero es que no
necesitas resolver nada, mi pequeño. Nunca te he pedido eso. No tienes
necesidad de entender. Sólo sé aquí. Es todo lo que se te pide. Sólo sé aquí.
Quédate con esto. Estate presente en medio de todo y observa todo como no
resuelto". Y decimos, "Pero no sé cómo. No sé cómo vivir y tampoco sé
cómo morir." Y la vida contesta "Shhh. Tú no necesitas saber cómo
morir. Yo me encargaré de eso. Sólo descansa. Descansa en mí. Sólo confía y
descansa, siempre".
¿Qué tal si descansamos en el lugar en donde nada ha sido resuelto aún?
Tal vez nunca lo resolveremos, y tal vez eso no importa. Porque quizás, aquí
mismo, en medio de todo lo irresoluto, en medio de toda la inseguridad de la
vida, en la completa falta de limpieza, algo ya se haya resuelto completamente.
Tal vez eso ya se haya resuelto a sí mismo desde hace mucho tiempo y nosotros
estamos aquí simplemente poniéndonos al día.
Para la mente, la meditación puede ser entendida como "simplemente
sentarse y no hacer nada", pero realmente, ese sitio es el sitio en donde
todo se resuelve a sí mismo. Incluso si el mañana nunca llega, y esas preguntas
y dudas nunca son resueltas, y esos sueños nunca se cumplen y esos planes nunca
se manifiestan —y podrían o no manifestarse— si, aunque el mañana nunca
llegara, nos quedaría esto. Hay ser aquí. ¿Necesitamos de un futuro
para ser aquí, ahora?
Siempre hay esto. Es tu constante compañía. Jamás te abandonaría ni
te dejaría ni te decepcionaría. No puede ser destruido porque está aquí, aún en
medio de la experiencia de una total destrucción. La crucifixión no puede
tocarlo. Está aquí cuando abres tus ojos en la mañana y está aquí cuando te vas
a dormir. Es tu amigo más antiguo, el más querido. Es el padre-madre que nunca
tuviste. Es el amante que siempre soñaste. Es tú mismo.
Entonces, olvídate de tratar de amarte a ti mismo, es inútil.
Olvídate de tratar de aceptarte, es inútil. Olvídate
de tratar de salvarte, es inútil. En este sitio ya no hay necesidad
de tratar de amarte. En una forma en que no puedes siquiera
comprender ni explicar con palabras, tú ya eres amado. Amado
incondicionalmente. En medio de tu dolor, tu tristeza, tu duda, tu confusión;
en la falta de aquello que crees que necesitas, lo que tú eres está siempre
aquí, abrazando, permitiendo, aceptándolo todo. Sí, el buscador es amado,
incluso en su fracaso por encontrar aquello que está buscando. Así como una ola
es ya el océano, ésta es amada incluso en su completo fracaso para encontrar el
océano. La ola lucha y lucha hasta encontrar el océano, y está condenada a
fracasar, porque la ola ya es eso que está buscando, pero aún no se ha dado
cuenta.
El océano abraza a su amada ola mientras ella lucha por entender.
Hay algo sumamente hermoso en este fallido intento de buscar. La ola está
condenada a fracasar para encontrar el océano. No necesita hacerlo, ni siquiera
puede porque ella es Eso. Aunque fracases en encontrar aquello que estás
buscando, o en aquello que pensabas necesitar, aquello que buscas es algo que
ya te contiene. Te contiene incluso cuando fallas del todo. Esa es la clase de
amor que resulta inimaginable, inexplicable, más allá de la razón. Es una clase
loca de amor que no puede ser entendido. Me gusta lo que Nisargadatta Maharaj
dice:
"La sabiduría me dice que yo soy nada. El amor me dice que soy todo.
Entre los dos fluye mi vida."
La sabiduría, o la claridad, es el reconocimiento de que tú eres el
océano, el vasto espacio abierto de conciencia, o consciencia (o cualquier
palabra que desees utilizar, las palabras aquí no son tan importantes), previo
a la forma, y eso es un precioso y muy profundo reconocimiento. Pero no termina
ahí. Porque siempre hay amor —que es el reconocimiento de que este amplio
espacio es realmente inseparable de todo aquello que aparece, ese
vacío no es otra cosa que la forma misma. La conciencia es radicalmente inseparable de
todo aquello que surge en la conciencia. No es una conciencia de los
pensamientos —la conciencia son los pensamientos. No es estar
consciente del dolor, el dolor está saturado con conciencia,
está hecho de conciencia, esconciencia. Cada ola está hecha de
océano, y por eso es que finalmente nunca se debería de hablar acerca de las
olas y del océano. Tampoco se puede hablar acerca de la conciencia y "todo
aquello que aparece en la conciencia". Sin embargo es útil, es una
metáfora temporal que nos apunta hacia un entendimiento más profundo de que el
reconocimiento de la sabiduría, de la claridad, no está completo sin el
reconocimiento del amor. Realmente son la misma cosa. Corazón y mente,
no-dualidad y dualidad, lo humano y lo divino, lo absoluto y lo relativo —como
quieras llamarlo— apunta al hecho definitivo de que cada pensamiento, cada
sensación, cada sentimiento, sin importar lo molesto que sea, sin importar su
intensidad o su grado de sorpresa es bienvenido en ti. Tú eres la capacidad
para cada uno de ellos. Eres el espacio para todas esas moscas indeseables. Tú
eres el hogar de aquellos que no tienen techo. Es este abrazo radical
el que siempre hemos estado buscando, más allá de todas nuestras ideas acerca
del despertar, de la iluminación y de la liberación.
El reconocimiento del océano estará siempre incompleto si no se
honra profundamente el surgimiento y la desaparición de las olas. Lo que
significa que el despertar espiritual, más que ser un escape de esas olas, o la
trascendencia incorpórea de ellas, es realmente un completo amor por ellas, una
inseparabilidad de ellas. Es una historia de amor salvaje con todo este lío
humano, con todo en un estado irresoluto. Es el descubrimiento de la gracia
inefable dentro del desorden no resuelto del ser humano.
Por lo tanto, en este sitio, nuestras preguntas siguen pendientes, y no
hay conclusiones y nuestros planes podrán o no llegar a buen término, y nuestra
historia sin fin queda completamente sin resolver, y aún así, todavía, queda
este espacio de profundo descanso, completamente lleno de vida, muy sereno, muy
confiable, imbuido de paz en medio de todo, y ese es nuestro verdadero Hogar y
no hay necesidad de que sea entendido."
De
una charla de Jeff Foster en un retiro en Glastonbury, UK, Junio de
2012.
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