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miércoles, 15 de abril de 2015

SENTIRSE ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

¿Cuántas veces te has sentido así, entre la espada y la pared? Es bien común. ¿Y recuerdas cómo fue que saliste de esa situación? 

Es posible que ni siquiera recuerdes cómo fue que todo eso pasó, cómo se desarrolló el desenlace de la situación, cómo fue que, de un rato para otro, esa situación se había diluido casi sin darte cuenta.

Sentirnos entre la espada y la pared es algo que nos sucede muchas veces y en muchas áreas de la vida. Algunas veces lo pasamos muy mal porque nos encontramos en situaciones apremiantes y son las que mas recordamos. Otras veces simplemente se trata de algo que no tiene tanta urgencia, pero que nos encantaría poder resolver.

Cuando estamos en urgencia, la misma situación actúa como catalizador para encontrar las soluciones, la mente se agudiza por una cuestión de supervivencia y se atraen las soluciones más rápidamente.

Pero cuando la urgencia no existe, podemos pasarnos muchos años entre la espada y la pared, sin que esa situación sea resuelta. Si te encuentras en este tipo de situaciones, te diré que aunque parecen ser inocuas, a la larga, generan un drenado de energía vital. Sin darte cuenta, vas aceptando que la salida no está en tus manos. Entretienes pensamientos que justifican ese estado y debes recordar que tus pensamientos crean tu realidad.

Es bien fácil caer en la trampa de estas situaciones, por ejemplo, cuando estás en una relación amorosa y tienes la duda de seguir o terminar porque las cosas no están bien. Si te vas, pierdes todo lo que tienes en la relación, pero si te quedas lo sigues pasando mal.

Otro ejemplo es cuando quieres hacer un cambio de trabajo. Si te vas, corres el riesgo de perder lo que ya tienes y si te quedas, pierdes la posibilidad de algo mejor.

Sentirte atrapado entre la espada y la pared es algo que puedes experimentar en cualquier cambio que quieras hacer, en cualquier idea o proyecto que tengas en mente. Tendrás a la mano evidencia que te dice que ese cambio no es posible, pero tu corazón anhela experimentarlo.

¿Qué hacer frente a esto?

Quiero recordarte (porque ya lo sabes) que la espada no existe y que la pared tampoco es real. Tu mente te pone al frente de un camino cortado, pero la vida y el universo no funcionan con caminos cortados. Para la vida y el universo todo es cambio y todo es posible.
Lo que sucede en estos casos es que la mente busca evidencia que justifique el miedo al cambio, busca razones para evitar el movimiento, busca protegerse y quedarse en una zona conocida.

El mecanismo de la mente consiste en mostrarte todo tipo de evidencia para evitar un riesgo que puede hacerte perder algo que ya tienes. De esta manera piensas que el cambio te puede traer soledad o te pueda llevar a un fracaso porque aún no es la hora o porque no tienes el tiempo necesario para prepararte. Puede decirte que no tienes los recursos, no tienes los contactos, no tienes la edad, no tienes el dinero suficiente y muchas cosas más….en definitiva, no tienes la posibilidad. Tu mente te deja atrapado entre la espada y la pared.

Peo la vida no funciona así. La vida es puro movimiento, puro cambio y pura aventura. El universo tiene todas las posibilidades y tú proyectas esas posibilidades desde dentro de ti hacia tu exterior. Si te permites proyectar espadas y paredes estarás en lo cierto. Si proyectas el camino despejado también estarás en lo cierto. Todo depende de lo que elijas proyectar.

Eso sí, tienes que considerar que el camino despejado es real, mientras que la espada y la pared no lo son. 

Si quieres quedarte entre la espada y la pared, es solo una cuestión de decisión. Tienes en tus manos transar con tu mente para que te apoye en el avanzar.

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