Habitualmente realizan esta práctica los terapeutas o practicantes Reiki,
pero esto no se limita solo a ellos, ya que cualquier persona está
capacitada para poder ayudar de alguna manera a través de una simple
meditación.
Desde luego, el sistema Reiki es una poderosa herramienta que nos permite
enviar energía no sólo a nosotros y a los demás, sinó al planeta Tierra. Para
ello, existen símbolos que refuerzan esta intención y que nos conectan con la
Madre Tierra. Sin embargo, conectar, enviar y recibir energía del planeta no es
exclusivo de la técnica reiki sino que podemos conseguir este efecto con una
sencilla meditación gracias a nuestra firme intención o concentración.
La voluntad humana es cocreadora por propia naturaleza y este poder no es nada despreciable por lo que cada uno puede cultivarlo a través del compromiso, la certeza, la fe en sí mismo y la perseverancia.
Por esta razón, al igual que en reiki es posible visualizar el planeta Tierra y enviarle energía a través de los chacras de las manos, en meditación podemos adoptar una práctica meditativa con el mismo propósito.
Aquí tenemos la fortuna de vivir en un planeta que nos ha procurado siempre sustento y que nos cobija desde nuestro nacimiento y, a cambio, podemos meditar en agradecimiento por ello y por todo lo que consideremos conveniente.
Por esta razón, nos sentaremos en postura de sedestación, cerraremos los
ojos y respiraremos profundamente hasta que nos relajemos y nos sintamos más
ligeros y calmados. En este momento de la meditación, las personas que sean
reikistas trazarán los símbolos pero, si no, puedes proseguir del siguiente
modo: ahora, tal y como consta en la imagen que he dibujado, levantaremos
nuestros brazos y manos hasta la altura del corazón y visualizemos que entre
las palmas de las manos está el planeta Tierra en pequeño. Podemos acariciarlo
y luego con las manos inmóviles colocadas a derecha e izquierda del globo
terráqueo, que seguiremos visualizando, le enviaremos el calor de nuestra energía
y nuestras buenas intenciones. Podemos enviarle en silencio aquello que más
deseamos para el mundo, para nosotros e incluso pedir ayuda a los ángeles o a
nuestros guías para que nos ayuden a potenciar los efectos de la meditación.
La Madre Tierra escuchará y recibirá. Esta acción repercutirá en nosotros
y en nuestro bienestar y, por este motivo, daremos las gracias por adelantado a
la Madre Tierra porque al igual que le damos, también ella nos dará. Cuando
queramos finalizar, hacemos con las manos el gesto de tomar al planeta Tierra
sobre las palmas de las manos, ahora colocadas la una junto a la otra, y
lentamente las llevamos al pecho con el propósito de llevar al planeta al
corazón.
fuente:M.JesúsVerdú
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