Los niños pequeños, incluso los
bebés que acaban de nacer, no son solamente pequeños cuerpos. Quienes se ocupan
de ellos deben pensar también en su alma y en su espíritu.
Si lo hacen, sentirán muy
pronto que atraen hacia ellos las bendiciones de sus ángeles de la guarda, porque
cerca de los niños hay ángeles que se ocupan de ellos, que quieren para ellos luz,
amor y gozo.
Entre las órdenes angélicas
existe una que se encarga particularmente de los cuidados que hay que dar a los
niños. Esta orden es la de los Elohim, en la séfira Netzach, y los niños que
los sienten encuentran en ellos protección. Pero a menudo estos ángeles de la
guarda encuentran grandes dificultades para llevar a cabo su tarea, debido a
las circunstancias y personas que rodean a los niños.
Los ángeles de la guarda velan
sobre ellos, tratan de protegerlos, pero en el plano físico están muy
limitados. Por ello se sienten tan felices cuando cerca de los niños ven al
menos una persona que piensa en su alma, que les muestra el camino del bien y
de la luz, que les rodea de influencias armoniosas. Entonces sienten mucha
gratitud hacia esa persona que les ayuda en su tarea y la recompensan envolviéndola
en Luz y Amor.
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