En Chichen Itzá, México, si se aplaude se oye el sonido de un quetzal. Los experimentos acústicos de los Mayas responden a una trascendental cosmogonía y a un conocimiento matemático y científico hasta hoy inalcanzados.
Entre sus
maravillas de ingeniería y arte, si se aplaude frente a las escaleras de la
pirámide de Kukulkán se puede escuchar el canto de un Quetzal.
¿Qué tan
avanzados conocimientos tenían los mayas, que crearon tecnología a la que aún
hoy no podemos acceder? ¿Cómo sus espacios arqueológicos, aparentemente sobrios
y carentes de máquinas aparatosas, lograban efectos que aún no se comprenden en
su totalidad?
Entre una
de las más fascinantes y bellas ofertas acústicas de la ciudad maya, Chichen
Itzá, ubicada en la península de Yucatán, México, se encuentra una aparente oda
a la figura de uno de los pájaros más hermosos del mundo: el quetzal. Ave
que para los mayas era el mensajero de los dioses, y que siempre estuvo presente
en su percepción cosmogónica. Deslumbrantemente, cuando uno aplaude frente a la
pirámide del templo de Kukulkán, aparece un sonido “ecoso” parecido al canto
del quetzal.
Según
arqueólogos como David Luman, la tradicional serpiente que se dibuja en dicha pirámide
como parte del inicio del equinoccio de primavera, fue más bien pensada
asociada al quetzal que, según afirma, cuando vuela se asemeja a la serpiente.
Como quiera que sea, el quetzal es privilegiado recurrentemente en la visión
maya y la fusión del ave y la serpiente componen la visión simbólica principal
de las culturas mesoamericanas.
Cabe
recordar algunas otras de las más enigmáticas y alucinantes creaciones sonoras
de los mayas en la ciudad de Chichen Itzá, como que los edificios del centro de
la ciudad funcionen como amplificadores de sonido, el cual puede llegar hasta a
un perímetro de cien metros.
Es memorable también el hecho de que cuando se aplaude en el interior de la plaza de juego de pelota, el eco se repite siete veces, a pesar de tratarse de un espacio abierto que carece de cúpula. También está comprobado que en el interior de las pirámides, en lugares específicamente creados para el uso de sacerdotes o músicos, los sonidos son mucho más nítidos. Hasta hoy, existen aún misterios sobre el conocimiento acústico de los mayas, sobre sus alcances y procesos de aplicación.
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