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sábado, 9 de agosto de 2014

LOS SOLFEGGIOS - LAS NOTAS QUE CURAN

La música no fue hecha como la conocemos hoy, como si fuera música simplemente para los oídos, sino que estaba hecha para ser entendida por nuestro cuerpo, y cada una de nuestras moléculas.

Las notas musicales y sonidos se miden según su frecuencia de vibración (Hz). El sonido de una nota musical varía según la cantidad de vibración que produce. Antiguamente las notas musicales y el ritmo biológico del universo, estaban afinadas con la misma frecuencia de vibración (432Hz). Algo que se perdió con el pasar de los años. Casi nada de la música que escuchamos hoy, guarda una armonía con el ritmo de la naturaleza, ni de nuestro cuerpo. Y como consecuencia, se producen alteraciones en ambos.

Sin embargo podemos recordar algunos compositores que usaban este tipo de afinación, como Beethoven, Sebastian Bach, Tchaikovsky, Mozart, otros. Sus sinfonías no solo eran hermosas, sino que también tenían un potente poder curativo. Una explicación clara de por qué su música contribuye al desarrollo de la inteligencia, de la concentración, de la armonía interna de la persona y del aumento de la percepción extrasensorial.

Las frecuencias vibratorias que estos compositores usaban en sus sanadoras melodías, se les conoce como Solfeggios. Estas tienen el poder de resintonizar nuestra energía con la energía de la naturaleza y del universo, resincronizando el nuestro. Cuando perdemos esta sincronización, aparecen los desequilibrios y enfermedades. Todo lo que existe, está compuesto por moléculas que contiene una carga energética, que está en constante movimiento, a esto se le conoce como vibración. Todo lo que existe en el universo emite una energía y una vibración que dan la formación a lo que se conoce como ritmo biológico del universo.

Las frecuencias Solfeggio incluyen seis frecuencias que resuenan en el cuerpo y nuestros organos:

UT: 396 Hz - Frecuencia para liberar el miedo y la culpabilidad

RE: 417 Hz - Frecuencia para deshacer las situaciones y facilitar el cambio

MI: 528 Hz - Frecuencia para la transformación y reparación del ADN

FA: 639 Hz - Frecuencia para la conexión y las relaciones interpersonales

SOL: 741 Hz - Frecuencia para el despertar de la intuición

LA: 852 Hz - Frecuencia para volver al orden espiritual

Si una guitarra esta desafinada suena mal. Si el cuerpo no esta afinado perfectamente, no puede funcionar bien. La música debe estar basada en frecuencias naturales de sintonía con la naturaleza, así tendría un principio "orgánico", profundamente entrelazado con el planeta.

Pitágoras sostenía que todo en el universo tiene el mismo ritmo biológico, o código de movimiento: El funcionamiento de las células, el movimiento de los planetas, el ritmo de las olas del mar, el latido de nuestro corazón, el vuelo de las aves, el Adn, la distribución de elementos de la tabla periódica, geometría sagrada, posiciones de yoga, pirámides de Egipto. Delicado equilibrio, leyes de armonía.

El uso de instrumentos de vibración especial que tienen el poder de re-afinar nuestro ritmo biológico, con el ritmo del universo natural. Tales como los cuencos y gongs tibetanos, cuencos de cuarzo, didgeridoos australianos, tambores africanos, el Sattva Drum, címbalos, cantos gregorianos, mantras, etc. Estos instrumentos están afinados en la misma frecuencia de sonido que emite todo lo que existe en la naturaleza y activan la vibración de nuestras células y moléculas, realineándolas en la misma frecuencia.

Una nota hace 12 armónicos, porque pone en resonancia 12 notas de la escala musical (con medios tonos y sostenidos). Las notas hacen 12 armónicos, cuando se toca una nota afinada a un LA afinado a 432 Hz. Cuando uno toca en un LA afinado a 440 Hz, sólo se hacen 8 armónicos. La música afinada a 440 Hz es música muy pobre. La frecuencia del planeta Tierra es de 8 Hz. Las ondas alfa, la frecuencia del cerebro en estado de relajación profunda, son ondas a 8 Hz. Afinar a 440, hace que la base no sea 8, sino 8’25, lo cual significa que los armónicos que generan no son armónicos con el planeta.

Las enfermedades aparecen cuando nos alejamos de la naturaleza, donde se encuentra nuestro equilibrio perfecto. Mediante el uso de sonidos naturales, nuestro cuerpo recuerda que somos uno con el universo. Y la sanación no es otra cosa que el recuerdo de esta completa unidad entre nuestro cuerpo y el cuerpo del universo.

Cuando tenemos una experiencia placentera a través de un sonido o de la música, nuestro cuerpo produce endorfinas y serotonina, que tienen efectos inmunoreguladores, estimulan y fortalecen el sistema inmunológico, que nos previene de enfermedades y sincroniza nuestro ritmo biológico.

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