TEN COMPASION DE TI MISM@
No te consideres «malo» por ninguna vivencia negativa con que te encuentres ahora, aunque tengas la sensación de que «te lo mereces» o de que «tú te lo has buscado». De hecho, sobre todo si tienes esta sensación.
En vez de ello, ten
compasión con tu propio Yo y sabe que Dios te ha dotado del poder interior
necesario para cambiarte a ti mismo, para cambiar tus motivos, tus conductas,
tus circunstancias externas y tu vida misma, de aquí a un instante.
Recuerda
siempre que tú no eres tu pasado; que tú no eres quien eras ayer, ni siquiera
quien eras hace un momento. Que cada nuevo día, cada nueva hora, cada nuevo
momento, señalen un nuevo comienzo. Aunque estés en el último momento de tu
vida, no será demasiado tarde para declarar tu próxima identidad, la más
grandiosa, y para asumirla.
La transformación es una cosa instantánea-momentánea, que tenemos abierta y disponible a cada segundo. La vida comienza de nuevo cuando tú lo dices. Por eso, sé delicado contigo mismo acerca de ti mismo. Perdónate con un beso tus (supuestos) defectos, debilidades y faltas, y recuerda siempre lo siguiente: si te vieras a ti mismo tal como te ve Dios, sonreirías mucho.
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