Los
tiempos actuales son sin ninguna duda trascendentales para todos nosotros. Y la
forma de despertar depende mucho de los pensamientos que
manejamos y también de nuestra actitud, entendiendo, mejorando y asumiendo
posiciones muy diferentes a las que usualmente estábamos acostumbrados.
El
punto clave es que de alguna manera todos estamos cerrando ciclos y en su
interior, cada uno ya sabe cuáles son esos procesos que debe clausurar.
Este
el momento de atender la llamada de la vida para dejar ir las cosas, liberarse
de los deseos que atan y elegir fluir como el agua, de creer en ti. Suelta eso
que ya se acabó, que ya no marcha y abre tus manos y tu corazón para recibir
todas las bendiciones que Dios y tu equipo celestial tienen especialmente
reservadas para ti.
Apoyados
por los ángeles, contamos con tres poderosas herramientas Divinas para
entregar, soltar y cerrar. Ellas son las tres Aes del cielo: Aceptación,
Agradecimiento y Amor propio.
Acepta
Una
ley espiritual dice: “cuando algo termina, termina”. No te desgastes entonces
preguntándote el por qué. Simplemente, si algo finalizó en tu vida, es para tu
evolución y tenía que ser así. Además, detrás de cada cosa que ocurre, está la
perfección Divina. Por lo tanto es mejor aceptar, dejarlo, seguir adelante y
avanzar ya enriquecido con la experiencia. Tu resistencia solo hace más difícil
y demorado el proceso ya que el tiempo que tarda cada quien en sanar es su
propia decisión.Lo que pasó, pasó y ya. Cuando aceptas que todo lo que sucede
tiene un fin (que más adelante descubrirás), que todos podemos equivocarnos,
que por ejemplo en términos de relaciones interpersonales, el otro tiene el
derecho también, al igual que tu, de decidir si quiere estar contigo y
comprendes que el desenlace nada tiene que ver con tu valor o tu autoestima,
que si la otra persona no desea estar más no es porque no le hayas aportado o
no valgas lo suficiente; y en definitiva, cuando te aceptas a ti mismo
incondicionalmente, empiezas a observar todas las situaciones, las cosas y a
las personas desde otra perspectiva más armoniosa, amorosa, equilibrada y más
feliz.
Aun
así, algunas emociones como el enojo, la tristeza o la decepción hacen parte
del proceso normal de cierre de cualquier ciclo. Lo importante es que las
elabores y que jamás te ancles en ellas. Naciste con todo el potencial
requerido para salir victorioso de cualquier situación.
Agradece
Aunque
en el momento no halles la bendición, te aseguro que hay más de una,
detéctalas. Si te es posible, hoy mismo, regálate un tiempo; en el silencio de
tu habitación por ejemplo, relaja tu mente, cuerpo y corazón. Recuerda que en
tranquilidad se escucha más fácilmente la guía celestial. Respira profunda y
lentamente varias veces y conéctate con tus ángeles custodios. En su compañía
agradece al Padre todo lo bueno que tienes y pídeles que te ayuden a encontrar
la luz y la bondad en todo esto y a desapegarte.
Da
las gracias a Dios por la oportunidad que tuviste de haber vivido la
experiencia que ahora quieres cerrar. Evalúa lo que te aportó. Cada vivencia es
elegida por nosotros mismos para despertar y cada encuentro con otra persona
conlleva un propósito de aprendizaje. Permíteles a tus ángeles que te colaboren
con esto. Invoca también su ayuda para que elabores una lista de todos los
beneficios que obtienes al cerrar ya y cortar sanamente. Por lo menos anota 27.
En
estos días de cambios internos y externos, tus gustos e intereses se
transforman, así que es probable que ciertas actividades ya no te gusten o
algunos amigos ya no resuenen contigo y ya no te sientas bien a su lado. No te
preocupes por eso, es natural. Agradece también de antemano que nuevas personas
y oportunidades aparecerán y celebrarás momentos muy especiales.
Amate
Por
amor propio no le des más vueltas al asunto y no dejes cabos sueltos,
sostenidos falsamente por la expectativa de una posible marcha atrás. Invoca a
tus ángeles y pídeles que remplacen eso que hoy entregas por algo mejor. De
ninguna manera pienses en: “¿qué tal si cierro y no puedo encontrar algo o
alguien? Destierra ese tipo de ideas porque solo empeoran la situación y
sustitúyelas con afirmaciones positivas que ratifiquen tu merecimiento. Otra
sugerencia angelical es que te desligues también de recuerdos y objetos que te
conecten con el evento o persona en cuestión. No guardes nada.
Sin
importar la naturaleza de la circunstancia que quieras cerrar, hazlo. No es lo
que fue (por más maravilloso o mágico que haya sido) ni lo que podría llegar a
ser, lo único importante es lo que es hoy. Y si ahora ya no funciona, no
existe, ámate y recupera el espacio energético que le estabas otorgando. Ábrele
campo a lo nuevo, pero no corras a llenarlo con lo primero que aparezca. Date
un tiempo para asimilar.
Trátate
con consideración (no la confundas con lástima) y no insistas en dilatar y
darle vitalidad a algo que ya no posee fuerza. Cuando una etapa llega a su fin,
otras luminosas se aproximan. Si cierras ésta desde el amor con aceptación y
gratitud, el camino que se te muestra al frente estará bendecido por Dios y
custodiado por tus ángeles. Adelante, continúa, pasa la hoja, cierra este
capítulo y sigue la aventura que significa vivir.
Renace,
busca un nuevo trayecto. Solo tu puedes romper tus cadenas, nadie puede meterse
en tu mente y tomar decisiones por ti. Con la ayuda de tus ángeles de la
guarda, el ángel Mumiah y los arcángeles Zadquiel y Azrael, libera las
condiciones y las personas y tú serás el primero que recobre la libertad. El
sendero de tu evolución es iluminado y eterno, como eterno es el amor de Dios
Padre y los ángeles.
Oración de liberación y
cierre
“Querido Dios y seres de luz: hoy suelto lo que no
corresponde a mi presente. Me perdono por haberlo retenido más del tiempo
necesario. He decidido que ya no quiero aprender más desde el dolor y el drama.
De ahora en adelante elijo al amor en todas mis experiencias. Por mi libre
albedrío, recupero mi libertad y te libero (pronunciar el nombre del evento o
persona). No me aprisiono más ni lo hago contigo. Hecho está”.
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