Una de las lecciones más bellas y complicadas a la vez de asimilar es la
certeza. Tener certeza es comprender que siempre vivimos lo que nos
corresponde y obtenemos lo que es mejor, quizá no lo que suponemos recibir,
pero definitivamente si lo que es para nuestro bien superior.
Esperanza no es lo mismo que certeza, de hecho son bien diferentes. La
esperanza es un poco engañosa ya que se asocia con la expectativa. La certeza
por otro lado te brinda seguridad. En la medida que vas trabajando tu certeza,
dejan de inquietarte pequeñas o grandes cosas porque al desapegarte de
cualquier resultado, aceptas la perfección de cada evento.
Inyéctale certeza divina a tus días. No es en lo humano en que tienes que
confiar y apoyarte. Al sintonizarte con la luz del Padre y los ángeles, el
cosmos entero te respalda. No hay nada que no se pueda lograr con su ayuda,
pero no pueden guiarte si desde la mente te dejas llenar de temores e
incertidumbres.
Tu también eres gestor y creador, así que, para ya de cuestionar,
lamentarte o preocuparte por cualquier cosa. Aprovecha las herramientas que ya
se te han dado y el aprendizaje de experiencias previas. Con tu intención
define qué quieres y permite que el Padre a través de los ángeles y otros seres
de luz te muestren el cómo.
Y aunque a veces creas que las cosas no están bien o no son como tu
quieres que sean, recuerda que siempre son como deben ser. Porque todo ocurre
con el único propósito de enseñarnos algo y te garantizo que apunta a nuestra
evolución como seres espirituales que somos. Tarde o temprano lo discernimos.
Cuando estamos listos, de hecho.
Ten la certeza de que los planes y los caminos de Dios siempre te
conducen hacia un estado más elevado de tu conciencia, para que moldees y
exhibas la mejor versión de ti mismo. Importantísimo es entonces, armonizar y
alinear tus propios planes y propósitos con los Divinos, enfocando tu mente
hacia la creación de la plenitud en tu vida.
Seguridad
Abraza cada instante de tu vida. Agradece y aprende a aceptarlo tal y
como llegue. No emitas juicios, no censures, no reprimas, no maldigas ni te
ofusques. Es desgastante nadar corriente arriba. Por el contrario, fluye
seguro, no te aferres a nada, suelta tranquilo y deposita todo en manos de Dios
y de sus bellos mensajeros.
“Gracias Padre, en Ti confío y refuerzo mi certeza. No me preocupo,
Tu me das seguridad, me siento a salvo porque se que Tu te ocupas de mi.
Cualquier cosa que suceda, yo la acepto. Es mi elección aprender de toda
circunstancia”.
“Bajo la sombra estaré de tus alas por siempre, ya no tengo nada
que temer porque Tu me sostendrás y el abrigo de tu amor siempre me cubrirá”.
Salmo 91:4
Vínculo eterno
Te recuerdo que no estamos separados de Dios, jamás lo hemos estado. Los
ángeles siempre han estado aquí con nosotros, habitan dentro nuestro. No hay
nada que temer. Entre todos, propongámonos y liberémonos del falso miedo con el
que hemos vivido .
“Abre mis sentidos Señor, quiero estar presente, receptiva, atenta
y en sintonía con todo lo que me rodea. Pongo mis pensamientos y emociones bajo
tu dirección. Que mi entorno me recuerde quién soy. Quiero reconocerme,
reconocerte a Ti mi Dios amigo en cada uno de mis hermanos. Me declaro lista
para recibir tus bendiciones”.
Fortaleza Interior
La certeza conlleva afianzamiento y estabilidad y evidentemente se
elabora desde adentro. ¿Para qué llenarte de pequeñas y fugaces experiencias
exteriores que te satisfacen temporalmente? Reemplaza tus angustias con
milagros, sustituye tus preocupaciones por certeza. Es un cambio en tu
percepción lo que se requiere.
“En Ti Padre, me fortalezco. Nada turba mi paz, Tu eres mi certeza,
mi verdad, solo espero en ti. Vibro y vivo con la certeza de que todo
está bien”.
“En Dios está mi salvación y mi gloria. En Dios está mi roca fuerte
y mi refugio”. Salmo 62:7
No pienses tanto, no le des tanta importancia a lo que tus ideas
preconcebidas creen que la vida significa. Escucha tu alma, ella si lo conoce
todo. Ante cualquier aspecto que una situación aparente tener,
confía. Mantén la paz de Dios en tu interior, que nada ni nadie quebrante tu
certeza, te desequilibre o te saque de tu centro. Invoca a tus ángeles, ellos
felices te ayudarán a recordar esta verdad.
Bendiciones de amor, luz y certeza.
fuente:Marta Muñoz
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