Neurólogos de los Estados Unidos descubrieron recientemente que ocho
semanas de meditación en compasión pueden producir cambios cerebrales a largo
término y desarrollar rasgos positivos en la personalidad.
El equipo encontró que la meditación mejora la estabilidad emocional y la
respuesta al estrés alterando la actividad de la amígdala-una región cerebral
involucrada en regular las emociones y la atención.
“Este estudio contribuye a un creciente cuerpo cada vez mayor de la
evidencia de estudios científicos, que la práctica de
la meditación afecta al cuerpo y el cerebro de maneras mensurables”,
afirmó la doctora Dr. Gaëlle Desbordes, del Hospital General de Massachusetts,
a La Gran Época vía email. Para estudiar los efectos de la meditación,
participantes adultos fueron entrenados durante ocho semanas en la meditación
compasiva o meditación consciente (para desarrollar la conciencia de la
respiración, del pensamiento y las emociones). A un tercer grupo de control se
les impartió educación de la salud.
Tres semanas antes y después del entrenamiento, los cerebros de los
participantes fueron escaneados mientras observaban una serie de imágenes con
distinto contenido emocional.
El grupo de meditación consciente mostró una reducción en la
activación de la amígdala cerebral a todos los estímulos emocionales.
Esto sugiere que el entrenamiento de la meditación consciente redujo la
reactividad emocional, el cual es consistente con la hipótesis general de que
la práctica de meditación reduce el estrés percibido y mejora la estabilidad
emocional”, dijo Desbordes a La Gran Época.
En el grupo de meditación compasiva, el contenido emocional
positivo llevaba a resultados de escaneo cerebral similar, pero los
participantes que meditaban más, reportaron un incremento de actividad en
la amígdala en respuesta a imágenes de personas en varias situaciones
de sufrimiento.
"Creemos que estas dos formas de meditación cultivan
distintos aspectos de la mente", dijo Desbordes en un comunicado de
prensa. "Ya que la meditación compasiva está diseñada para aumentar
sentimientos de compasión, tiene sentido que pueda incrementar la respuesta de
la amígdala al ver gente sufriendo".
"El aumento de la actividad de la amígdala también estaba
correlacionada con las puntuaciones de depresión disminuyentes en el grupo de
meditación compasiva, que sugiere que entre más compasión se tiene hacia los
demás también puede ser beneficioso para uno mismo”, agregó ella. No se observó
ningún efecto en el tercer grupo de control. “En general, estos resultados son
consistentes con la hipótesis general de que la meditación puede provocar
cambios duraderos y beneficiosos en la función cerebral, especialmente en el
área de procesamiento emocional”, dijo ella en el comunicado.
Los investigadores concluyeron que la meditación impacta el proceso
emocional durante la vida diaria, no solo durante la práctica de la misma y que
puede resultar en el desarrollo de ciertos hábitos positivos a largo plazo.
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