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viernes, 7 de marzo de 2014

LA ABUNDANCIA DEL UNIVERSO AL ALCANCE DE MI MANO

¿Qué es la abundancia?

A menudo, en las mentes de las personas nace y se perpetúa un concepto errado de lo que es la abundancia. Se piensa en primer lugar que la abundancia es la riqueza material, el flujo constante de dinero y de bienes. Esa es la primera idea que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de “Abundancia” y claro, por supuesto que es así, pero sólo una parte. Hemos de mirar la abundancia como un todo que nos rodea. Bien sabe el rico que se ve enfrentado a una enfermedad terminal, que no puede con su dinero comprar la vida que se le va. Bien sabe el acaudalado que acaba de perder un amor, que ni con todas sus posesiones, puede impedir que ese ser que ama, se marche de su vida. El dinero es por cierto importante, pero es sólo una parte de la abundancia en nuestras vidas.

La Abundancia para que sea real y completa debe estar presente en todos los ámbitos de la existencia: Abundancia de bondad en nuestro corazón y de Paz interior. Abundancia de salud. Abundancia de creatividad. Abundancia espiritual. Abundancia material.

Tener en equilibrio todos estos aspectos, nos hace una persona que vive la opulencia de la vida.

Sacarse el concepto material de la abundancia, es el primer paso para abrirle las puertas de nuestra vida. Lo que viene después es un trabajo mental y emocional de buscar en mí la abundancia a la que tengo derecho, como hijo que soy de un Padre dueño del Universo.

Ese trabajo, ese camino al encuentro de la riqueza, tiene algunos pasos que ahora revisaremos.

Hay una gran pregunta, que es el inicio de esta búsqueda para muchos buscadores, valga la redundancia: ¿Cómo lo hago para obtener abundancia en mi vida?

Hay muchos textos, libros y personas que hablan de cómo atraer la abundancia. La mayoría de ellos tiene buenos métodos y claves para empezar este trabajo. A modo de resumen y de acuerdo a mi experiencia, puedo resumirlo de la siguiente manera:

Primer paso: AGRADECER

Esta es la llave de oro. Sin agradecimiento, no es posible acceder a los tesoros que añoramos. Agradecer es un acto de reverencia a la vida, de humildad, de reconocimiento a la perfección de toda la creación. Es un gesto profundamente amoroso, que no solo nos engrandece, sino que provoca que aquellas cosas por las que estamos agradecidos, retornen a nuestras vidas multiplicadas.

Este acto de agradecimiento no está acotado a algo en particular. Es amplio y generoso, porque parte por agradecer por la vida misma y concluye hasta la más mínima cosa que adorna nuestro día a día.

Gracias por la vida. Gracias por el aire, por el sol, por el agua. Por cada ser que me acompaña en este camino. Por el amigo que me apoya. Por el enemigo que me muestra que debo aprender. Gracias por ver, por oír, por hablar. Gracias por cada cosa que está disponible para mi uso y para que el día a día se me haga más armonioso. Gracias, gracias… gracias.

No hay límites para el agradecimiento, y poco hábito tenemos en ofrecerlo.

Agradecer es el primer paso. Agradecer no de manera mecánica, el agradecimiento debe ser del corazón, sino amputamos toda su fuerza creadora.

Segundo paso: SENTIRME ABUNDANTE HOY

Este paso va a acompañado del agradecimiento. Es una actitud mental y emocional que acompaña al agradecer. Digo gracias por la vida, y me siento abundante de ella. Digo gracias por el sol, y siento su calor en mi cara y me siento lleno de abundancia de él. Digo Gracias y sé que lo tengo TODO HOY, lo que no implica, que no hayan cosas que quiero tener y que aún no han llegado.

Entender que hay cosas que aún no han llegado, es un llamado a la responsabilidad personal. Nada es casual, ya lo sabemos. Si lo que anhelas aún no ha llegado, es porque algo está deteniendo su llegada. Agradecer y sentirse abundante es la manera de prepararme para recibir aquello que he estado esperando.

Cuando digo; siéntete abundante, no es una mera frase, no es algo que debo solo pensar o verbalizar, es algo que debo sentir hasta en las células. Es un trabajo mental y emocional de decretar algo y hacerlo parte de mí, grabarlo en mi conciencia, para que no sea algo externo a mi vida, sino sea parte de ella.

Cuando tú reconoces una característica tuya, dices por ejemplo:

- Yo soy creativo. Esto es un hecho, no necesitas demostrarlo, tú lo sabes, los sientes profundamente, sabes que es así.

- Cuando dices; tengo los ojos café, no necesitas hacer nada para que esto así sea, porque así es.

Sentirse abundante es lo mismo. No es sólo decirlo, no es sólo tratar de convencerme que es así. Es sentirlo, es saberlo, es que sea parte de mí.

Cierra los ojos y siéntete hoy abundante. Siéntelo en todo tu ser, no importa que algo falte, no importa incluso que no lo creas. Cierra los ojos e imagina que ya lo eres, hazlo una y otra vez, todos los días. Hazlo y verás como de pronto, esas erradas ideas de falencia y escases empezarán a perder fuerza. Recuerda; el agradecimiento de corazón ayudará a sellar estas nuevas ideas en ti, no te darás ni cuenta, cuando ya empiece a estar impreso en tu ser, esta nueva mirada de la vida, una mirada llena de abundancia.

Tercer Paso: SABER PEDIR

¿Qué quiero decir con esto? Los libros de Metafísica o crecimiento lo dicen de distintas maneras, pero la esencia es la misma. No se puede pedir algo que vaya en contra de las leyes de la vida y obtener un resultado armónico, que nos de felicidad. De una u otra manera esto terminará produciéndonos infelicidad.

Para ser más precisos. Cuando pedimos algo, debemos respetar la vida, al otro, a mí mismo. Para ser más claros aún; ¿sería adecuado pedir el marido de vecina? ¿Estaría en perfección pedir algo sin importar a quien paso a llevar en el intento? ¿Estaría en armonía con el universo, pedir un abrigo de piel, sabiendo que con ello sufren ciertos animales?

Hay muchos ejemplos para dar, pero creo que con esto nos debería quedar claro que no es posible pedir cualquier cosa. El pedir debe ser:

- De acuerdo a la voluntad de Dios

- En armonía con el universo

- Bajo la gracia y de manera perfecta, YO PIDO … (hago mi petición)

- Al terminar digo: GRACIAS PADRE QUE YA ME HAS OÍDO.

Esta manera agradecida, respetuosa, consciente de pedir, hace que mi requerimiento retorne a mi cubierto en la gracia de lo que es perfecto para mi vida.

Cuarto paso: APRENDER A RECIBIR.

A veces pedimos es verdad y quizás lo hacemos de todo corazón, y con muy buenas intenciones, pero no sabemos recibir. Para que esto suceda hay varias causas:

1.  Como quiero que las cosas se den de la manera que yo espero, no veo cuando llega aquello que lo que necesito para mí y para mi evolución.  

2.  No me siento merecedor de la felicidad o lo que sea que estoy pidiendo, porque no me siento suficientemente bueno para recibirlo.

3.  No creo que esto realmente sucederá.

4.  Me devora la impaciencia, me la paso divagando él cuando y como, poniéndome ansioso e incluso perdiendo la fe.

5.  Como no soy una persona conectada conmigo misma y mis procesos, no me doy cuenta ni como, ni cuando esto sucede.

En primer lugar, saber recibir tiene que ver con que si bien es cierto estoy pidiendo algo, debo saber recibir aquello que es lo perfecto y no siempre lo que yo quiero. Me explico, cuando digo: de acuerdo a la voluntad de Dios, estoy entregando mi petición a quien mejor sabe, que es lo perfecto para mí. Muchas veces hemos deseado fervientemente algo y cuando lo obtenernos nos damos cuenta que no era lo mejor para nosotros. O a veces hemos pedido algo, no lo hemos obtenido, y tiempo después hemos gradecido que haya sido así, pues evidentemente no era para mi felicidad.

Decir: de acuerdo a la voluntad de Dios es decir “lo que sea perfecto para mí” entonces espera eso y confía.

Punto b: los auto-sabotajes no ayudan para nada. Sentirme o creerme poco merecedor, es un portazo definitivo a la abundancia y a mis mejores sueños. Si ese es el caso, debes trabajar en ello sin demora.

Punto c: revisar mi fe, mis creencias, mis valores.

Punto d: trabajar la paciencia como una virtud muy importante a desarrollar. Tendemos a esperar que las cosas se den en los tiempos que nosotros manejamos, pero la verdad es que mi tiempo personal, no tiene nada que ver no con el tiempo de los demás, ni con el tiempo de la vida. Esperar el tiempo perfecto es perfecto. Debemos aspirar a eso, pues de esa manera aseguramos el éxito de nuestros proyectos.

Punto e: conocerme y auto-examinarme debe ser un hábito en nuestras vidas. No podemos andar por el mundo inconscientes de lo que hacemos y como afectamos al entorno. Conocerme hace que sepa lo que quiero, me hace ser responsable de mi mismo, hace que me valore, saber poner mis límites, etc. Pero en este caso, hace que conozca y reconozca mi proceso, para entender la dirección que toma y el final al que llega. Me siento parte de esta experiencia y soy capaz de mover las piezas entonces, para darle los matices que yo quiero que tenga. Me compromete con mi vida.

Estos pequeños pasos, nos dan una nueva mirada al concepto de abundancia y nos hacen abordar distintas áreas de nuestro desarrollo personal y espiritual.

Entiendo que cualquier cosa que queramos cambiar en nosotros mismo, es un gran desafío que implica mucho esfuerzo y a veces dolor. Pero no te detengas, avanza. Veras como poco a poco los resultados empezarán a aparecer.

Abre tu corazón y tus brazos a la abundancia que la vida tiene para ti. Viniste a este mundo a aprender pero también a ser feliz y esa felicidad está asociada a que podamos alcanzar todo aquello que deseamos para estar mejor, desde un crecimiento espiritual concreto y duradero, hasta un ¡maravilloso viaje en un crucero por el mediterráneo!

¡SONRÍE, AGRADECE, SE FELIZ! Y repite todos los días, sintiéndolo hasta en los huesos: “YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA DE MI ILIMITADO SUMINISTRO DETODA COSA BUENA Y PERFECTA QUE DESEO EN MI SERVICIO A LA VIDA”.



fuente:AlejandraVallejo

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