Pon
las manos frente a tu boca, como si fueras a rezar. Relájate, elimina de
la mente toda preocupación.
Sopla
suavemente sobre tus manos, como si con ellas quisieras recoger tu respiración.
Hazlo tres veces. Soplando de esta manera, regulas tus corrientes magnéticas.
Cada
dedo de la mano está conectado a un determinado centro u órgano del
cerebro, y cada órgano está conectado con unas fuerzas específicas.
Esas
fuerzas están ligadas con las regiones y mundos de la mente. Es suficiente
levantar uno de tus dedos para contactar con el órgano apropiado a través del
cual fluyen las energías del mundo mental. Cada dedo es, por tanto, un
conductor de una energía o corriente especial. Una determinada energía cósmica
emana de cada un de ellos.
Cuando
no te encuentres bien, cuando no sepas qué hacer, sostén tu pulgar con la mano
derecha, después sostén el índice, el corazón, el anular y el meñique. Sé
consciente del cambio que tiene lugar en ti.
El
pulgar representa el mundo divino. Cuando no te sientas bien, experimenta con
tu pulgar para llegar a dominar los poderes ocultos en él. Acaricia la parte
superior del pulgar, empezando desde la tercera falange hasta la uña.
Luego acaricia la parte inferior, desde su principio. Observa si tu
indisposición desaparece. Sé consciente de tus pensamientos y de tus
sentimientos mientras practicas estos ejercicios.
Si al
principio no obtienes resultados, repite el ejercicio. Aquél cuyas puntas
de los dedos son afiladas, emplea mucha energía debido a un gran flujo
exterior. Cuanta más redonda sea la punta de los dedos, menos energía saldrá
hacia fuera.
Fuente: “El hombre: Un sistema de energías y formas” PeterDanov
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