Un mago angélico es
la persona que practica magia angélica y, a diferencia de los sacerdotes, no
maneja la noción teológica de que algunos ángeles son buenos y otros son
malvados.
Para un mago
angélico, en cambio, los ángeles sólo se dividen en útiles e inútiles. Esta es
la razón por la cual algunos “grimoires” contienen rituales para convocar no
sólo ángeles bondadosos, sino también demonios.
El mago interesado
en los ángeles tiene un particular interés en controlarlos y obtener un
beneficio que deriva, directamente, de la postura ética del ángel involucrado.
De acuerdo con los “grimoires”, los distintos ángeles tienen diferentes
características, poderes y habilidades.
En estos manuscritos
abundan listas exhaustivas de nombres angélicos, cada uno de los cuales se
corresponde con un planeta, una constelación, uno de los cuatro elementos, las
horas del día o las diferentes horas del mundo. Consultando esta lista, el mago
angélico puede elegir con precisión el tipo y la cualidad del ángel con el que
quiere establecer contacto.
Por encima de este
grupo de ángeles, están los de leyenda. En la tradición occidental, los ángeles
más poderosos son Miguel, Uriel y Gabriel. Sus nombres son muy antiguos ya que
se remontan a la primitiva religión hebrea. El sufijo “el” en que termina cada
uno, es un antiguo nombre hebreo dado a Dios. De acuerdo con la tradición, hace
falta mucho poder mágico para controlar estas entidades angélicas. Incluso el
doctor John Dee, uno de los más grandes magos angélicos de todos los tiempos,
se sentía intranquilo en su presencia.
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