Repite este decreto algunas veces y serás capaz de recordar.
"Soy
ESPÍRITU.
Al
encarnar en este cuerpo, voluntariamente
y con toda mi intención,
lo
olvidé para poder darme a mí mismo
esta
oportunidad de volverlo a descubrir.
Soy
ESPÍRITU, jugando a la gallina ciega conmigo mismo.
Estuve
de acuerdo en que el juego se acabaría
una vez que lo supiera.
Ya lo
sé y declaro que el juego ha terminado.
Me
encarné bajo estas reglas, de manera tal,
que
pudiera disfrutar descubriendo mi verdadera naturaleza.
Soy
ESPÍRITU".
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