Esta meditación está indicada para entrar profundamente en el cuerpo. Diez o quince minutos son suficientes, aunque si la puedes extender a 20min. notarás la diferencia.
Como ya sabéis,
en mi canal YouTube hay muchas meditaciones guiadas para entrar en la
consciencia pura. No obstante, indicar que no siempre es necesario utilizar una
meditación guiada para alcanzar la consciencia pura.
Dicho
esto, prosigamos con esta simple meditación que no requiere de ninguna guía,
como veréis.
Antes de
nada, asegúrate de no tener distracciones cerca como teléfonos o personas que
puedan interrumpirte.
Siéntate
en una silla, pero sin apoyarte en el respaldo. Mantén la columna erguida. Eso
te ayudará a estar alerta.
Como
alternativa, elige tu posición favorita de meditación. Mantén el cuerpo
relajado.
Realiza
unas cuantas respiraciones. Siente que respiras hacia el bajo vientre. Observa
cómo se expande y se contrae ligeramente con cada inspiración y espiración.
Cierra los ojos.
Después
toma conciencia de todo el campo energético interno del cuerpo. No pienses en
él; simplemente siéntelo.
Al
hacerlo, arrebatas conciencia a la mente.
Si te
sirve de ayuda, usa la visualización de la «luz» (visualiza tu cuerpo lleno de
luz).
Cuando
sientas claramente el cuerpo interno como un campo unificado, abandona
cualquier imagen visual y céntrate exclusivamente en la sensación.
Abandona
también cualquier imagen que pueda quedarte del cuerpo físico. Lo único que te
quedará es una sensación omniincluyente de presencia o «de Ser», y sentirás que
el cuerpo interno no tiene límites.
A
continuación ahonda con tu atención en esa sensación. Hazte uno con ella.
Fúndete con el campo energético de modo que desaparezca la percepción de
dualidad entre el observador y lo observado, entre tú y tu cuerpo.
Poco a
poco se va disolviendo la distinción entre lo interno y lo externo, de modo que
ya no queda cuerpo interno. Entrando profundamente en el cuerpo lo has
trascendido.
Mantente
en el reino del puro Ser el tiempo que te resulte cómodo; después vuelve a
tomar conciencia del cuerpo físico, de tu respiración y de los sentidos
físicos, y abre los ojos. Observa tu entorno durante unos minutos
meditativamente —es decir, sin ponerle etiquetas mentales— y mientras tanto
sigue sintiendo tu cuerpo interno.
Tener
acceso al reino de lo informe es muy liberador. Te libera del vínculo con la
forma y de la identificación con ella.
Lo
llamamos lo "No Manifestado", la Fuente invisible de todas las cosas,
el Ser dentro de todos los seres.
Es un
reino de profunda quietud y paz, pero también de alegría e intensa vitalidad.
Cuando
estás presente, te haces en alguna medida a la luz, a la pura conciencia que
emana de la Fuente. También te das cuenta de que la luz no está separada de
quien eres, sino que constituye tu esencia misma.
Cuando tu
conciencia se dirige hacia fuera, surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige
hacia dentro, alcanza su propia Fuente y regresa a casa, a lo No Manifestado.
Después,
cuando vuelves al mundo manifestado, retomas la identidad en la forma a la que
habías renunciado temporalmente.
Tienes un
nombre, un pasado, una situación de vida, un futuro. Pero ya no eres la misma
persona que antes; un aspecto esencial ha cambiado porque has vislumbrado una
realidad dentro de ti que «no es de este mundo», aunque tampoco está separada
de él, del mismo modo que no está separada de ti.
Siente tu
cuerpo interno mientras participas en tus actividades cotidianas, especialmente
cuando te relacionas con otras personas o con la naturaleza. Siente la quietud
en lo profundo de él. Mantén la puerta abierta.
Es muy
posible ser consciente de lo No Manifestado a lo largo de la vida. Lo sientes
como una profunda paz de fondo, una quietud que nunca te abandona, pase lo que
pase fuera.
Así te
conviertes en un puente entre lo No Manifestado y lo manifestado, entre Dios y
el mundo.
Este es el
estado de conexión con la Fuente, que llamamos iluminación.
La clave
está en mantenerse permanentemente en un estado de conexión con tu cuerpo
interno, sentirlo en todo momento. Esto profundizará y transformará tu vida rápidamente.
Cuanta más
conciencia dirijas hacia el cuerpo interno, más elevada será su frecuencia
vibratoria, de manera parecida a una luz que brilla más a medida que giras el
interruptor progresivo y aumenta el flujo eléctrico.
En ese
alto nivel energético la negatividad ya no puede afectarte, y tenderás a atraer
nuevas circunstancias que reflejen esa frecuencia elevada.
Si
mantienes la atención en el cuerpo siempre que te sea posible, estarás anclado
en el ahora. No te perderás en el mundo externo ni en la mente. Los
pensamientos y las emociones, los miedos y los deseos, pueden seguir presentes
en alguna medida, pero ya no se adueñarán de ti.
No
entregues toda tu atención a la mente y al mundo externo. Mantén parte de la
atención dentro de ti, siente tu cuerpo interno siempre que puedas. Mantente
arraigado en tu interior. A continuación observa cómo eso cambia tu estado de
conciencia y la cualidad de tus acciones.
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