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domingo, 13 de julio de 2014

LOS CLAVOS EN EL CERCADO (FÁBULA)

Había una vez un niño que tenía muy mal carácter. 

Un día, su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la parte trasera de un cercado de madera que tenían alrededor de la casa.

El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca. Durante las semanas siguientes, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de clavos comenzó a disminuir diariamente. Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente, llegó el día en que el niño dejó de perder los estribos. Entonces le contó a su padre cómo había progresado y éste le sugirió que por cada día que se pudiera controlar sacara un clavo de los que había clavado en el cercado.

Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre que había sacado todos los clavos. Entonces, el padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la cerca. Le dijo: “Has hecho bien, hijo mío, pero mira los hoyos que hay ahora en la madera.

La cerca nunca volverá a ser la misma. Cuando dices cosas con rabia, siempre dejan una cicatriz igual que éstas. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo, pero le habrás hecho una herida y también una cicatriz.



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