Cuando el Yo Superior de una persona ha decidido realizar el tránsito,
cuando ese ser ha decidido abandonar su encarnación presente, la energía Reiki
no sana sino que le ayuda a dar ese paso.
Y por mucho que deseemos retenerle porque lo amemos, si ha llegado su
hora de partir, lo único que puede hacer el reiki es lo siguiente:
Primero: lo ayuda a serenarse y a perder el miedo, ayudándole a comprender que
no es el final sino un cambio de estado.
Segundo: ayuda a los familiares que están cerca a tener más serenidad para
aceptar el hecho, ya que la energía que estamos generando con el enfermo
también les llega a ellos.
Tercero: esta podría ser la más importante, ya que acelera el proceso para que
ese ser sufra menos tiempo y se vaya con el menor dolor posible, tanto físico
como espiritual y sabiendo que es un viaje hacia la Luz.
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