El hecho de nacer en una cierta época, en tal país, en tal familia, de
tener una cierta constitución física, de estar provistos o privados de ciertas
cualidades -lo que viene determinado por las encarnaciones anteriores – fija ya
desde el principio las oportunidades y los éxitos de los individuos.
Una sociedad puede trabajar siempre para promover la igualdad, y es muy
deseable que lo haga, pero las desigualdades subsistirán. El único medio de
remediar estas desigualdades, es la conciencia del vínculo fraternal que une a
todos los humanos entre sí. La verdadera igualdad es irrealizable y, tanto en
la sociedad como en las familias, la desigualdad deberá ser siempre compensada
por la fraternidad.
No hemos venido a la tierra para ver cómo los acontecimientos se
conforman a nuestros deseos (sobre todo porque los deseos de unos rara vez
coinciden con los deseos de los otros!!), sino para aprender a extraer
lecciones de todo, para razonar, analizar y descubrir las leyes que rigen la creación
y las criaturas.
Debemos aceptar sentarnos en los bancos de esta universidad que es la
vida y que nos ofrece todas las posibilidades: bibliotecas, laboratorios,
jardines botánicos, parques zoológicos, y todo lo que es precioso para
instruirnos, si queremos observar y tomar notas… Y, regularmente, es también la
vida la que nos hace pasar exámenes para que constatemos en dónde nos
encontramos.
Cada uno es llamado a pasar unas pruebas en las escuelas celestiales,
igual que en las escuelas humanas, y por eso no debemos descuidar ningún
ejercicio. Incluso las preocupaciones, las penas, las decepciones… he aquí aún
una materia sobre la que debemos trabajar para volvernos fuertes y poderosos.
Hay gente que, cuando la encontramos, sólo saben hablar de su fatiga. Es
simple: todo les fatiga. No se dan cuenta de que están sugestionándose y de que
van a acabar un día completamente extenuados. Sin embargo, los que se quejan de
la fatiga, raramente son los que trabajan más. Su fatiga proviene, simplemente,
de que rumían pensamientos y sentimientos que les agotan. No se puede negar que
estén cansados, no se trata ahí de una fatiga imaginaria, no, es una fatiga
bien real, tan real que incluso es contagiosa, y cuando nos encontramos con
estas personas, tras haber pasado unos minutos con ellas, nos sentimos también
fatigados.
Uno de los métodos más eficaces para liberarse de esta fatiga psíquica,
es una buena fatiga física; ésta será la que les haga descansar y la que les
curará de su fatiga psíquica. Los humanos poseen unos recursos insospechados
que deben aprender a explotar valiéndose de la voluntad. ¡Cuántos están
fatigados porque se dejan llevar por una vida estancada!
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