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miércoles, 26 de febrero de 2014

APRENDIENDO DE LAS TRIBUS INDIGENAS - LOS KOGI

Mucho tenemos que aprender de las olvidadas tribus indígenas de nuestro planeta. Los Kogi muestran su conocimiento solo a ciertas personas. El relato que sigue a continuación es solo un extracto.

"La experiencia kogi

Fue con los kogis donde mis experiencias con las personas indígenas empezaron a manifestarse más que sólo como lecciones de espiritualidad y potencial humano. Lo que ellos me mostraron y enseñaron iluminó la idea espiritual de ser capaz de ver en la oscuridad. Sin su ayuda, tal vez no hubiera encontrado este espacio secreto dentro del corazón. Siempre estaré en deuda con ellos por su amorosa ayuda.

Fue justo después de terminar un taller Cielo/Tierra en Maryland, en los Estados Unidos, cuando un hombre joven blanco se aproximó y me dijo que había sido enviado por los mayas de Guatemala para darme un mensaje de la tribu kogi de las montañas de la Sierra Nevada en Colombia, Sudamérica. Lo escuché, pero nunca había oído hablar de la tribu kogi.

Me explicó que los kogi eran una de las pocas tribus que escaparon de la Inquisición española durante el siglo XVI, mudándose a lo alto de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ahí fueron inaccesibles y por eso fueron capaces de mantener algo de su cultura original y sus creencias religiosas.

Aún ahora, ellos viven casi de la misma manera que hace miles de años. Dentro de su tribu hay un grupo llamado los mamas, y ellos creen que no son realmente humanos sino parte de la conciencia de la Tierra que mantiene el balance del sistema ecológico del mundo. Los kogi están convencidos de que sin los mamas la Tierra moriría.
Los mamas también son los líderes religiosos de la tribu kogi y son respetados de la misma manera en que los cristianos respetan a Jesús, o los musulmanes a Mahoma. De acuerdo con el joven que me contaba esta historia, los mamas eran capaces de ver estando en completa oscuridad, y observan todo el mundo con su visión interna y su íntima conexión con la Madre Tierra, a la que llaman Aluna. 

Lo que es increíblemente interesante es que cuando un bebé que es o será un mama es descubierto dentro de la tribu kogi, es llevado a un lugar inusual para entrenarlo y educarlo de una manera especial. En los tiempos antiguos era una cueva completamente oscura, pero ahora es llevado a una construcción especial hecha con materiales naturales solamente y donde no puede entrar ninguna luz. En casi completa oscuridad, este bebé especial es alimentado sólo con comida blanca mientras crece, y se le proporciona sólo la suficiente luz para que no se quede ciego. Por nueve años este bebé permanece en completa oscuridad, aprendiendo a ver sin usar sus ojos, exactamente igual que los niños súper psíquicos que están emergiendo por todo el mundo. A los nueve años el niño es llevado afuera, a la luz, para aprender a ver con los ojos.

¡Qué experiencia debe ser! ¿Puedes imaginar lo que sería ver este increíble planeta por primera vez a los nueve años de edad?

El joven que me estaba contando acerca de los kogi y los mamas me dijo otra historia de por qué fue enviado a mí. Dijo que los mamas kogi no sólo podían ser capaces de ver cualquier lugar en el mundo, podían también ver el futuro, igual que los hopi, los maorí y muchas otras tribus indígenas de todo el mundo. Dijo que los mamas kogi nunca se han equivocado en sus predicciones acerca del futuro en toda la historia.

De acuerdo con los mamas kogi, en el último eclipse total de Sol del siglo XX, el 11 de agosto de 1999, todas las personas de las culturas tecnológicas del mundo debieron haberse ido a otra dimensión de la conciencia de la Tierra, dejando atrás a las tribus indígenas y personas naturales del mundo para heredar el planeta físico. (Esto recuerda las palabras de la Biblia acerca de que "los mansos heredarán la Tierra". Esta predicción es también similar a lo que dijo Edgar Cayce, "el Profeta Durmiente": que en el invierno de 1998 los polos de la Tierra darían un giro y un enorme cambio sucedería en la Tierra. Muchas personas de la Nueva Era (New Age) piensan que esto significa que la mayor parte de la conciencia del mundo se movería a la cuarta dimensión).

El joven se acercó a mí como para enfatizar lo que estaba a punto de decirme. Bajó su voz y susurró: "El 12 de agosto de 1999, los mamas kogi vieron que nosotros, los de la cultura tecnológica, estábamos aún aquí en la Tierra. Se fueron a meditar profundamente para saber por qué, ya que era la primera vez en toda su historia que una de sus predicciones no llegaba a ser una verdad".

De acuerdo con él, ahí en la oscuridad los mamas kogi pudieron ver luces sobre toda la superficie del planeta que no habían estado ahí antes. Investigando estas luces, los mamas supieron que eran luces de personas que habían aprendido acerca de sus cuerpos de luz, los cuales en tiempos antiguos eran llamados "Mer-Ka-Bas". Y era la creencia de los mamas que estas personas con sus cuerpos de luz habían cambiado el curso de la historia.

Yo, como maestro de la ciencia del Mer-Ka-Ba, sé que una vez que recordamos nuestro Mer-Ka-Ba podemos, con cierto entrenamiento, alterar el mundo exterior por medio de lo que pensamos y sentimos. 

De acuerdo con los mamas kogi, algunos de nosotros cambiamos tanto el mundo exterior que una nueva realidad fue creada. Y esto era algo que los mamas kogi no habían visto porque se originó en el futuro, no en el pasado. Por supuesto, si esto es verdad, empieza a revelar un nivel del potencial de la naturaleza humana más profundo. (Sólo para que lo sepan, los mamas kogi no habían pensado que supiéramos cómo usar esta habilidad interior).

Aquí hay algo de información muy interesante: la Fuerza Aérea de los Estados Unidos había hecho contacto conmigo cuando estaba trabajando en limpiar la contaminación del aire, primero con la R-2 y después usando mi Mer-Ka-Ba, y en discusiones personales me revelaron algo muy interesante. Muchos de mis estudiantes del Mer-Ka-Ba me habían estado diciendo, y yo mismo he visto esto, que en el momento en que activaban su Mer-Ka-Ba por primera vez, en algunas ocasiones se encontraban rodeados de helicópteros negros. Y frecuentemente los helicópteros simplemente no se iban, sino que los seguían y permanecían con ellos por semanas o meses. Una Mayor de la Fuerza Aérea me dijo que cuando se expande el disco del Mer-Ka-Ba, una persona en su campo Mer-Ka-Ba emite más o menos la misma energía (vibración magnética) que una ciudad de quince mil habitantes. Ella dijo que sus satélites podían ver el cuerpo de luz de una persona y mostrar la imagen en las pantallas de las computadoras de la Fuerza Aérea. Por varios años esto causó gran desconcierto a los militares de los Estados Unidos, pero ahora ellos entienden que esto es simplemente una parte de la nueva conciencia que se está desdoblando en la Tierra en estos tiempos.

Por eso si la Fuerza Aérea puede "ver" el campo Mer-Ka-Ba, ¿por qué no los mamas kogi?

El joven me miró inocentemente y dijo: "Los mamas kogi quieren agradecerte por enseñar el Mer-Ka-Ba y con este proceso cambiar el mundo". Me entregó un pequeño paquete de tabaco envuelto en una tela de algodón de color rojo brillante como un regalo de los mamas para demostrarme su aprecio. Yo no estaba preparado para esta inesperada ceremonia, por lo que miré a mi alrededor y le di una rosa roja del arreglo floral más cercano para que se la diera a los mamas. Y eso fue todo.

Después de que se fue, pensé en esta experiencia algún tiempo, pero pronto me olvidé de los kogi cuando mis pensamientos regresaron al mundo familiar de mi vida. Nunca pensé que volvería a saber de ellos otra vez.

Después de un par de meses y de otro taller, este mismo joven se acercó a mí, de nuevo con un mensaje de los mamas kogi, que querían encontrarse conmigo y enseñarme el "lenguaje sin palabras". Me dijo que sería muy inusual para ellos venir a los Estados Unidos, ya que sólo tres de ellos habían viajado fuera de Colombia, pero que si yo aceptaba, ellos encontrarían alguna manera. En verdad querían que yo fuera a la Sierra Nevada de Santa Marta y me encontrara con ellos ahí.

Estuve pensando acerca de este mensaje un tiempo y después entré en meditación profunda pidiendo permiso a mis dos ángeles para embarcarme en esta nueva aventura. Ambos me miraron e inmediatamente me dieron permiso para continuar esta experiencia, cualquiera que fuera a ser. Yo abrí mis ojos y simplemente dije: "Sí, yo permitiré esto".

Tenía la opción de ir a las montañas de Colombia o hacer que los mamas me encontraran. Sabiendo lo apretado de mi agenda, que estaba llena hasta el próximo año, les pregunté si podían venir a mí. Sin dudarlo, el joven me respondió: "Transmitiré tu mensaje", y se fue sin pronunciar otra palabra.

Durante el vuelo de regreso a casa, finalmente tuve tiempo de pensar en todo esto. Aunque no sabía cómo me iban a encontrar los mamas kogi, estaba seguro de que lo harían. He visto personalmente a personas indígenas interactuando en este mundo ordinario en formas que la mayoría de la gente encontraría difíciles de creer. Aquí hay un ejemplo:

La gente de Taos Pueblo, en Nuevo México, me había pedido que participara en una ceremonia para ayudar a sanar el dolor entre el hombre blanco y el rojo. La ceremonia sería celebrada por los seguidores del culto al peyote, la Iglesia de los Nativos Americanos, dentro de Taos Pueblo, y comenzaría al amanecer de un cierto día en el futuro.

El día llegó y el Sol estaba a punto de salir en el horizonte cuando tres indígenas chamanes huicholes llegaron a nuestro círculo ceremonial y pidieron permiso para participar. Estaban ataviados con sus ropas ceremoniales, con plumas en su cabello y pintados sus caras y cuerpos.

Jimmy Reyna, un nativo de Taos Pueblo que dirigía la ceremonia, les preguntó cómo se habían enterado de esta ceremonia, porque a todos los involucrados se les había pedido no decirlo a nadie. Ellos respondieron que estando en una ceremonia del peyote en México tuvieron una visión de esta ceremonia.

Sus líderes determinaron que estos tres hombres estarían en nuestra ceremonia, así que se vistieron para la ocasión y caminaron hacia Taos Pueblo.

Muy impresionante, ya que vivían a casi quinientos kilómetros de la frontera con los Estados Unidos, y una vez que cruzaran, ellos tenían que caminar otros quinientos kilómetros para llegar a Taos Pueblo. ¡Mil kilómetros y nadie los detuvo! Cruzaron el río Bravo, caminaron por autopistas, treparon sobre cercas de alambre de púas y llegaron cinco minutos antes de empezar la ceremonia, vistiendo sus galas ceremoniales con garbo. La vida y el potencial humano son mucho más grandes de lo que la gente acepta.

Por eso esperé a que los mamas kogi me contactaran de alguna manera aunque no podía imaginarme cómo sucedería. 

La mujer de Colombia

Dos o tres meses después, me encontraba en la ciudad de Cuer-navaca, cerca de la ciudad de México, dando otro taller Cielo/Tierra a un grupo de más de cien personas y de ellos unos veinte eran de Colombia.

Entre ellos había una mujer como de cuarenta años, que lucía igual que cualquier otra mujer moderna, hasta que nuestro grupo llevó a cabo cierta ceremonia, una danza o un canto que era tan real que hizo a las personas estar conscientes de la presencia de Dios. En este punto su personalidad cambió completamente.

Se volvió desinhibida y primitiva; sus movimientos, su abandono e intensidad eran los de una persona que se había entregado completamente al canto y a la música, no era algo que se podía esperar de una mujer moderna.

Para mí fue muy hermoso observarla, pero los otros colombianos se sintieron avergonzados por sus acciones. Mientras esta mujer continuaba con sus "inusuales maneras" cada día de los cuatro del taller, los otros miembros de su grupo se volvieron cada vez más impacientes con ella.

El tercer día del taller, el grupo estaba en un círculo grande, tomados de las manos y cantando con ciertos sonidos para elevar su conciencia. En su manera natural, esta mujer rompió el círculo y se fue al centro bailando de una manera alocada con el ritmo del canto. Después de unos quince minutos, los colombianos no pudieron soportarlo más y me hicieron señas para que la detuviera. Yo en realidad no quería hacerlo porque sus movimientos me parecían muy hermosos. Sin embargo, por respeto a los otros, entré al círculo para llevarla de regreso al grupo.

Ella estaba dándome la espalda cuando me aproximé. La toqué ligeramente en el hombro, se giró hacia mí, me miró más allá de mis ojos, dentro de mi alma, y su cuerpo emitió un extraño sonido que parecía que rodeaba mi cuerpo. En ese instante dejé de estar en el salón en Cuernavaca. Estaba en un lugar extraño con chozas de paja y personas paradas alrededor de mí vestidas de blanco, mirándome. Era tan real como la realidad. Había hasta un perro corriendo por ahí.

En ese momento yo ya no estaba en mi propio cuerpo, sino en el de una mujer, observando lo que me rodeaba. Un desconocido y extraño sentimiento surgió en mí que se sentía casi sexual, aunque no lo era.

Digamos sólo que se sentía realmente bien. Y justo cuando empezaba a aceptar mi nueva realidad, me encontré de nuevo en el salón del taller en Cuernavaca mirando a los ojos de esta extraña mujer. Nunca antes había tenido una experiencia como ésta, y vaya que he tenido experiencias bastante inusuales.

En ese momento todo lo que pensaba era que quería sentir de esa manera de nuevo, y dejando por completo mi lugar de líder en el grupo, y en medio del canto, tomé a la mujer de la mano y la llevé a un rincón del gran salón. La senté y miré dentro de sus abiertos ojos cafés y le dije: "Por favor, hazlo de nuevo".

La mujer sonrió y de nuevo emitió ese sonido especial, y de nuevo me fui de Cuernavaca, México; estaba en Colombia. Durante dos horas, de acuerdo con lo que me dijeron las personas del grupo, quienes dejaron de cantar para observarme, estuve en un estado alterado de conciencia.

En el corto tiempo que permanecí con ella, aprendí y entendí lo que realmente estaba pasando. Me pareció tan claro. De hecho, dos mamas kogi me lo explicaron mientras estaba en el cuerpo de la mujer en Colombia.

Me dijeron: "Viajamos hacia abajo de la montaña, donde habita otra tribu y hay una mujer quien tiene habilidades especiales. Preguntamos si ella nos ayudaría a encontrarte, y aceptó".

Aparentemente la mujer, cuyo nombre era Erna, se acostó en una cama hecha de pasto grueso en una choza redonda. Su espíritu dejó su cuerpo y viajó más abajo, hacia las faldas de la montaña, donde vivía otra mujer en una casa vieja de estilo español construida de adobe. El espíritu de Erna entró en el cuerpo de esta mujer -no sé si ella tenía permiso de hacerlo- y puso la idea en su mente de ir a mi taller en México para que ella, Erna, pudiera enseñarme el "lenguaje que no tiene palabras".

Lo que es más interesante es que la mujer colombiana no tenía dinero, ni pasaporte, ni visa; no tenía certificado de nacimiento ni alguna otra manera de probar su identidad, ni boleto de avión. Pero de alguna manera se las arregló para encontrar la manera de llegar a México y venir a mi taller. Alguien le compró el boleto, y antes de que yo saliera de mi país, los ángeles me dijeron que no le cobrara el taller. Pero aun así, ¿cómo pasó migración y aduana sin identificación? ¿Cómo se las ingenió para viajar de Colombia a México y regresar por avión sin complicaciones? Creo que simplemente no pudieron "verla".

Lo que estaba aprendiendo de Erna, con sus extraños sonidos, en la esquina del salón, era mucho más que sólo la transformación espacial que los mamas kogi hicieron conmigo. Con mis habilidades recientemente descubiertas, estaba caminando alrededor del mundo real de los kogi, en un cuerpo femenino, con los chamanes mamas a mi alrededor. Yo era consciente de que ellos sabían que era yo en ese cuerpo, y uno por uno, esos chamanes se acercaron muy cerca de mi cara haciendo extraños sonidos.

Cada vez que emitían un sonido inmediatamente entraba en una nueva realidad donde ellos empezaban a enseñarme acerca de su historia, cultura y creencias religiosas. Cuando llegó el tiempo de que terminara esta experiencia tan real, supe todo acerca de esta mujer cuyo cuerpo estaba usando. Conocí a su esposo y sus tres hijos como si fueran míos. Dos ancianos mamas estuvieron a mi lado durante toda esta experiencia, y llegué a conocerlos como si fueran mi familia.

Uno de ello era Mamos Bernardo, y se convirtió en mi guía durante los siguientes meses. Me sentía como si hubiera vuelto a nacer a un nuevo e increíble mundo donde todas las viejas reglas se habían abolido. Mi antiguo y familiar mundo parecía más un sueño que la realidad, mientras que este nuevo mundo era real.

Mi sesión con Erna terminó tan inesperadamente como había empezado, y yo estaba de regreso en mi propio cuerpo en México, dando un taller acerca de algo que entonces pensé que no tenía ninguna relación con lo que había experimentado.

Poco a poco, durante las siguientes semanas, empecé a entender mi nueva experiencia y a aceptar la manera en que los mamas kogi con gracia me enseñaban. Aprendí que los sonidos no venían de la mente, por la acción de pensar las palabras, sino del corazón, del espacio sagrado dentro del corazón: eran dirigidos por sueños, sentimientos y emociones. (Tanto la mente como el corazón producen imágenes en el cuerpo, pero sólo el corazón crea imágenes que parecen completamente reales).

Aquí había definitivamente un medio de comunicación que iba más allá de cualquier cosa de la que lamente fuera capaz. Acababa de experimentar "el lenguaje que no tiene palabras" y yo ya nunca volvería a ser el mismo. Me sentía al mismo tiempo honrado y emocionado acerca de sus posibilidades. El lenguaje que no tiene palabras podría también usarse entre todas las formas de vida, no sólo entre los humanos. Los mamas kogi me dijeron que tratara de comunicarme de esta manera con animales para que viera la verdad por mí mismo."

Extraido del libro de Druvalo Melchisedeck, Viviendo desde el corazon.

Este es el ENLACE  a mi Biblioteca encontraréis más información al respecto.


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