En su
libro, Espera un milagro, Marianne Williamson escribe acerca de los
milagros que le han ocurrido en su propia vida.
Una
frase que se repite en varias ocasiones en su escritura es “¡Pude haber
obtenido un milagro!”. Para ella, quien se describe como “una estudiosa de Un
Curso de Milagros”, un milagro es algo fácil de obtener. Un milagro es un
cambio de perspectiva, una manera nueva de ver una situación con el corazón
abierto a la intervención divina.
Su
propuesta no es demasiado distinta a la de Conny Méndez, cuyos libros acerca de
metafísica sugieren que el ser humano es creador de su propia realidad, y de
sus propios milagros, por ser una creación divina él también.
Para
las religiones organizadas, como el catolicismo, el islam y el judaísmo, los
milagros son también posibles mediante la oración y la fe.
Tanto
estas autoras modernas como las religiones antiguas están de acuerdo en que
para pedir un milagro, y obtenerlo, son esenciales tres cosas:
Un
milagro requiere la comunicación entre el ser humano y la Divinidad por medio
de la oración.
Un milagro requiere desarrollar el hábito de hacer conciencia de las peticiones, oraciones y deseos que expresas.
Para obtener un milagro hay que expresar agradecimiento.
La oración
La
oración es la comunicación directa del ser humano con lo divino. A través de
tus pensamientos y palabras envías tus peticiones con la esperanza de que se
manifiesten en tu realidad. Las oraciones pueden ser previamente formuladas,
como el Padre Nuestro, o personales, como cuando pides de manera espontánea la
ayuda divina que necesitas.
A veces
la oración se hace por intermediarios, como los ángeles, los santos o las
imágenes religiosas. Otras veces, la oración sale directo del corazón de una
persona hacia la Divinidad.
Mantener la conciencia alerta
Los
milagros también dependen de la percepción. Es posible que hayas recibido el
milagro que pediste el mes pasado, pero que según fue pasando el tiempo hayas
olvidado tus peticiones. Para recibir milagros, es importante mantener la
conciencia alerta hacia las cosas buenas que te ocurren. Meditar en cómo éstas
se relacionan a tus oraciones y peticiones en momentos difíciles te ayuda a
reconocer los milagros en tu vida.
También
es bueno observar las cosas malas que te ocurren y examinar si estás poniendo
algún impedimento para que ocurra el milagro. Al pedir un milagro, se deben
mantener alejadas la negatividad y la duda a la vez que se sostiene la fe.
A veces
los milagros pueden ocurrir rápido. Otras veces pueden pasar años antes de que
se realicen. Esto se debe a que a veces una persona puede hacer una petición
que en realidad no le conviene obtener en esos momentos. Es por eso que el
Padre Nuestro contiene la frase “que se haga tu voluntad”. Pronunciar esta
frase, o una parecida, es la manera más efectiva de asegurarse de que la
petición del milagro no va a interferir con la voluntad divina o prevenir que
algo más grande y mejor ocurra. Para pedir un milagro no debes dudar en ningún
momento de su existencia y de su posibilidad, aunque no ocurra de inmediato o
exactamente como tu mente lo concibió.
La gratitud
La
gratitud es la manera en que los seres humanos reconocen la bondad divina y
hacen conciencia del bien en sus vidas. Al reconocer un milagro, e incluso en
el momento de pedirlo, la palabra “gracias” debe ser parte de la oración de
petición. Solo tienes que sentir el bienestar que produce en tu interior esta
palabra para entender que sin gratitud, no hay reconocimiento de la posibilidad
de un milagro.
En el
libro El secreto la autora Rhonda Byrne cuenta que un conocido de ella decidió
que dar las gracias al universo sería su única oración. ¿Por qué? Porque es una
oración que expresa la fe que se tiene en que todo va a salir bien y ocurrir
milagrosamente a la vez que implica entrega a la voluntad divina.
Los
milagros no son solo ocurrencias casuales o exclusivas de los santos y las
personas perfectas. Los milagros pueden ser parte de tu vida. Solo hace falta
que los pidas con fe, agradecimiento y comprensión de que el amor divino
te acompaña en todo momento.
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