Si dejáis que vuestro pensamiento se disperse día y noche en toda
clase de nimiedades, no os sorprendáis si, en el momento de meditar, de uniros
a la luz, os enfrentáis con grandes dificultades.
¡Cuántos se quejan: «Oh, qué difícil es concentrarse en un tema
espiritual! Me siento constantemente invadido por pensamientos y sentimientos
heteróclitos que me arrastran a otra parte.» Existen incluso casos
dramáticos.
En este cara a cara con uno mismo, que es la meditación, algunas personas
se sienten tan trastornadas y cogidas por sorpresa por la naturaleza de las
impresiones y de las corrientes que pasan por ellas, que imaginan que les han
sido enviadas por otros malintencionados que desean perjudicarles. Pero
atribuir los trastornos que se sienten a una causa externa no resuelve nada.
Con la vida que llevan, los seres crean, multiplican y amplifican en
ellos pensamientos y sentimientos caóticos. Durante el curso normal de la
existencia, quizás no se dan cuenta; es en el momento que, en silencio, quieren
finalmente hacer una pausa para unirse a la luz, cuando se sienten invadidos
por toda clase de presencias indeseables. Pero que no se equivoquen: son ellos
quienes las atrajeron. Comenzad pues buscando en vosotros mismos la causa de
vuestras dificultades, y trabajad para dominar vuestro pensamiento: un día
acabaréis triunfando."
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