Muchos nos hacemos esta pregunta cuando vemos a gente en una situación
límite, personas que ves que tienen lo que yo llamo “no-vida”.
Son
personas que están consumidas en sí mismas, por situaciones que las absorben y
que incluso las llevan a la autodestrucción.
¿Qué es lo que les
frena? La palabra es miedo.
Miedo a salir de la zona de confort, miedo a lo que pueda suceder si
toman acciones para cambiar esa situación, miedo a desprenderse de personas que
les frenan, miedo a hacer un viaje interior para descubrir que es lo que les
está mermando física y psicológicamente, hasta que llegan a una edad en la
que se dan cuenta que han estado viviendo un espejismo, una vida que no es la
que habían soñado hacer cuando eran pequeños.
Desgraciadamente, no se puede ayudar a nadie que no quiera ser ayudado,
ni se puede cambiar a nadie que no quiera hacerlo. Es un trabajo que debe
realizarse de forma individual, un viaje profundo hacia el interior para
desechar todos aquellos lastres y corazas que hemos ido acumulando durante los
años, que nos han hecho vivir en una burbuja, sin apreciar las maravillas del
entorno que nos envuelve.
¿A cuántas personas mayores les escuchado decir … “Lo que haría si
tuviera tu juventud y supiera lo que sé ahora”?
¿Porque no cumplimos
los sueños y deseos que tenemos cuando somos pequeños?
La sociedad, nuestro entorno, incluso nuestras propias auto exigencias
nos marcan una serie de pautas que hacen que olvidemos a ese niño fantasioso,
lleno de luz y de alegría que podía con todo, que nada ni nadie le detenía
cuando se proponía hacer algo, el que actuaba dejándose llevar por su ímpetu e
impulsos.
Desde pequeños nos inculcan miedos y decretos que nos frenan para ser lo
que somos en esencia y a medida que nuestra vida avanza, vamos cargando con más
y más lastres y vamos poniendo más y más corazas, hasta que incluso podemos
llegar a aislarnos completamente de nuestra misión y propósito, a aquello que
hemos nacido predestinados, sin poder potenciar nuestros dones. Esto nos lleva
a sentirnos vacíos, incluso estando en pareja y rodeados de gente.
Buscamos en ellos aquello que realmente buscamos en nosotros mismos.
Proyectamos en terceros nuestras carencias, intentando llenar un vacío que tan
solo se llena cuando se inicia la búsqueda hacia tu interior.
Hay mucha gente que cambia radicalmente de vida una vez ha tenido que
superar una situación límite: Un accidente de tráfico, una enfermedad muy
grave… Estas situaciones hacen replantearte tu modo de vida: cambiar de
trabajo, pareja e incluso entorno que te envuelve. Pero ¿Es necesario
llegar a estos límites?
Desgraciadamente solo reaccionamos cuando se activa nuestro instinto de
supervivencia. Hay miles de técnicas para poder ayudarnos a hacer el cambio:
Profesionales, cursos de crecimiento interior, libros de autoayuda… Pero
realmente la única herramienta válida es una: “COMPROMISO CON
NOSOTROS MISMOS PARA REALIZAR EL CAMBIO”. A partir de ahí la vida
te pondrá aquello que necesites y personas que te guíen en el camino que debas
emprender al salir de tu zona cómoda para descubrirte a ti mismo y al mundo.
Recuerda: No se pueden cambiar las circunstancias, pero sí la
forma en que tú las afrontas. En el momento que tú cambias, el entorno
que te rodea también lo hará. No es un camino fácil, pero sí que vale la pena
hacer.
Nuestro poder interno está en nuestro niño interior. Conecta con él,
busca su esencia y él te guiará hacia lo que realmente eres y quieres ser.
Déjate fluir, Juega, disfruta, ríe, vive…
¿Qué pasaría si
supieras realmente lo poderoso que puedes llegar a ser? ¿A qué esperas para
cambiar tu vida?
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