La fainá es un plato genovés hecho a base de harina de garbanzos, agua, aceite, sal y pimienta introducido por los inmigrantes italianos en el Río de la Plata, hasta el punto de convertirse en un símbolo de la gastronomía de Buenos Aires.
En Buenos
Aires se come como si fuera una guarnición de la pizza y se acompaña con un
vino dulce moscato, de allí el clásico proverbio popular argentino "moscato,
pizza y fainá". Es una forma rara de comer una pizza, que
personalmente no me gusta con el perdón de los porteños, que suelen hacer un
sandwich colocando una tapa de fainá debajo o arriba de una pizza de
mozzarella, sé que a alguno le va a molestar este comentario, pero sobre gustos
no hay leyes universales.
En
Argentina hay muchas recetas de fainá, cada cocinero tiene una, pero
todas consisten en hacer una masa líquida generalmente mezclando 1/4
del peso total de la mezcla en harina de garbanzos y 3/4 en peso de
agua, con sal y pimienta a gusto, a la que se le agrega un poquito de aceite y
luego se hornea a alta temperatura obteniendo como resultado un disco
finito bastante compacto no mayor de 1cm de espesor. Algunas recetas también
agregan leche, harina, hierbas, verduras tales como cebolla picada, etc.
En este
post presento la clásica fainá, pero con cobertura de pizza, o sea una mezcla
de los sabores del plato habitual pero sin comer tanta masa. Por otra parte al
ser una pizza sin gluten es apta para celíacos.
Ingredientes:
250 gr de harina de garbanzos, 750 cc de agua tibia, 1 cdita de sal, 2 cdas de
aceite de oliva, pimienta a gusto.
*Se puede
añadir a la masa algunos ingredientes como queso rallado o hierbas y especias
para que tenga más sabor. Esto se agradece si se va a comer la masa sola o
acompañada de una ensalada.
Hoy en día
la harina de garbanzo se vende en cualquier supermercado y tiene el aspecto de
un polvo amarillo muy fino.
Elaboración:
Mezclamos
la harina de garbanzo, la sal y la pimienta, luego
agregamos el agua tibia y las 2 cdas de aceite de oliva, e
integramos con un batidor de alambre de a poco tratando de no dejar grumos.
Después
del batido deberá quedar una masa bastante líquida.
Dejamos
reposar la masa 15 minutos a efectos de terminar la hidratación y para que se
le vaya el aire.
Durante el
tiempo de reposo aprovechamos en calentar el horno a 200ºC.
Aceitamos con abundante aceite de oliva un molde de pizza de 30 cm de diámetro
o un poco más grande si la queremos más fina.
Aquí viene
un detalle importante (uno de los tantos trucos que tenemos los
cocineros), por lo general la fainá se pega al molde y luego se rompe
cuando la queremos desmoldar.
Para evitar esta situación desagradable, es mejor precalentar el molde aceitado sin la masa unos 10 minutos en el horno, pasado ese tiempo retirarlo con cuidado y volcar la masa, veremos que inmediatamente se forma el piso de la fainá y luego no se pegará, el efecto se nota en los bordes que se separan del molde.
Hornear 15-20 minutos hasta que quede bien doradita por encima.
Ahora está lista para servir con la clásica pizza y el moscato, o bien hacerle una cobertura de pizza como hice yo, le puse salsa de tomate, queso, orégano y aceite, la mandé 2 minutos al horno para fundir el queso y cuando la saqué le agregué rúcula picada mojada con aceite de oliva y espolvoreé unos granos de sal marina por arriba.
Si bien esta no es una forma tradicional de comer fainá, puedo asegurar que es muy rica, con la ventaja de que no tiene gluten y la pueden comer los celíacos.
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