Uno de
las increíbles capacidades de los médiums es que somos capaces de comunicarnos
con personas que ya han fallecido. Este fenómeno también se conoce como
comunicación después de la muerte.
En este
artículo os describo tres formas distintas de mediumnidad, para que podáis
diferenciarlas con facilidad.
- 1. clarividencia – es la habilidad de visualizar a una persona fallecida
- 2. clariaudiencia – es la habilidad de escuchar
directamente, como en una conversación, a una persona fallecida
- 3. clarisintiencia - es la
habilidad de sentir de alguna forma la presencia y emociones de una
persona fallecida
Algunos
clarividentes tienen solo alguna de estas capacidades, otros pueden tener más
de una. En mi caso trabajo siempre con las tres, aunque siento mayor fuerza con
la clarividencia y la clariaudiencia. También soy empática, lo que significa
que puedo ponerme en el lugar del otro con muchísima facilidad y esto me ayuda
a poder comunicarme de manera muy profunda con las personas, tanto si se
encuentran en el mundo del espíritu como si siguen en esta maravillosa
Tierra.
Las
personas que acaban de fallecer necesitan un tiempo para amoldarse a su nueva
situación, lo que para mí significa que durante las 6-8 semanas posteriores a
su muerte, no deben ser molestadas. Solo infrinjo esta regla si se trata de un
caso muy especial y creo necesario llevarlo adelante.
También
es importante saber que no siempre las personas fallecidas se aparecen o
quieren ser vistas con la edad y apariencia que tenían al morir. A menudo he
visto a las personas fallecidas con un aspecto más rejuvenecido o directamente
con bastantes años menos; habitualmente se muestran en un periodo feliz de su
vida anterior. Esto no modifica de ninguna manera el contacto, pero sí me
sorprende porque no coincide con aquello que los familiares esperan y explican.
LA MEDIUMNIDAD EVIDENCIAL
Habitualmente
se busca a un médium con la esperanza de poder contactar con un familiar o ser
querido fallecido. Desean de corazón recibir un mensaje de sus seres queridos
para encontrar paz interior y sobretodo confirmar la existencia de vida después
de la muerte.
Lo más
cerca que la mayoría de las personas han estado de la mediumnidad ha sido a
través de algún programa de televisión, donde algún psíquico reconocido y siempre ensalzado por los medios de comunicación demuestra sus habilidades, seleccionando
individuos (preseleccionados habitualmente), contactando con
sus allegados en el otro lado y ofreciendo numerosos detalles
de su vidas pasadas, tanto familiares como personales.
Esta
forma de mediumnidad se denomina evidencial. En ella, el médium es
capaz de dar pruebas de que realmente está conectando y comunicando con
personas en el mundo del espíritu. He de decir también que no siempre es así y que muy a menudo, demasiado a menudo nos encontramos con médiums que son simplemente videntes y contactan directamente con la mente del consultante. Esto sucede en numerosas ocasiones y solo un canal espiritual o un médium real pueden detectarlo. Prosigamos.
No
siempre y para todos los médiums es evidente la persona fallecida, a veces se
conecta con una pieza de tela concreta, una pieza de joyería o incluso solo un
nombre.
A veces
también se puede contactar con otro espíritu que canaliza y entrega los deseos
o mensajes de la persona fallecida con quien se quiere contactar.
El
médium también puede mencionar a personas que siguen vivas o conectar con el
pasado o el presente de éstas.
A
medida que el médium trabaja, va ofreciendo pruebas y evidencias directas como
nombres, lugares, sucesos, enfermedades o incluso un pedazo de letra de canción
que puede tener un importante significado para la persona que realiza la
consulta. También puede ofrecer detalles de alguna mascota que ya ha traspasado
y que también se encuentra en el mundo del espíritu.
A
veces, la persona que consulta no reconoce de inmediato algún detalle que se le
da, quizás dice no conocer a nadie con ese nombre en concreto o no sabe a qué
lugar se refiere el mensaje. Habitualmente, el recuerdo se hace tangible a los
pocos días y entonces comprenden por completo la comunicación con su ser
querido en el mundo del espíritu.
Por
supuesto, no todos los médiums poseen este tipo de mediumnidad
evidencial. Y puedo constatar, que aun no ofreciendo muchos detalles, una
lectura mediúmnica es algo que no se olvida fácilmente.
En mi
experiencia como médium he tenido de todo, ya que siempre es el ser en el mundo
del espíritu quien muestra aquello que quiere mostrar y contra eso nada se
puede hacer. Lo que sí he notado, es que cuando una persona lleva muchos años
fallecida, suele mostrarse en un momento feliz de su vida anterior y
habitualmente mucho más joven. Algunos me han mostrado joyas o regalos que han
hecho, para que el consultante les pueda reconocer; otros me muestran alguna
parte de la casa del consultante donde hay una fotografía suya; algunos me
muestran una mascota que les acompaña; otros, en cambio, no me muestran nada,
solo me entregan un mensaje o me expresan sus sentimientos y nada más.
Lo que se recibe suele estar muy relacionado con cómo era la persona en vida, ya que guardan buena parte de su carácter y casi siempre lo muestran. Así, una persona muy cariñosa seguirá siéndolo aunque se encuentre en el mundo del espíritu, y una persona antipática y parca en palabras se mostrará de igual forma.
Yo no
suelo recibir fechas concretas, por ejemplo. A veces me hablan de un suceso
mostrándome imágenes vivas de cómo fue y al relatarlo, el consultante puede
ubicarlo en el tiempo. Tampoco les veo de manera física, lo que realmente me
alivia, porque nunca he querido andar viendo espíritus todo el tiempo en mi
vida cotidiana. Y aunque es cierto que es el espíritu quien me muestra lo que
desea, soy yo quien decide cuándo lo hace y eso es sólo cuando de manera
consciente efectúo el contacto.
Por
otro lado, he notado que las personas que hace poco tiempo que han fallecido
suelen mostrarse como eran en el momento de fallecer y a veces me muestran
alguna dolencia física, pero no siempre sucede; a menudo se muestran vestidos
con colores claros, alegres, como transmitiendo paz, serenidad y mucha
felicidad, aunque su muerte haya sido espantosa.
Como
veis, hay de todo en la viña del Señor y cualquier cosa que se reciba, estad
seguros que es lo que debe recibirse. En realidad, no importa
demasiado aquello que llega, mientras nos hagan saber que están bien donde
están.
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