Aquello en lo que te enfocas, allí donde prestas atención, es mucho más importante de lo que crees.
Si te
enfocas en los comportamientos ajenos que no te gustan, es muy probable que
acabes absorbiendo alguno de ellos. Una manera fácil de evitar esto y empujar
suavemente a los demás a responder de formas superiores, es felicitarles por
aquello que hacen bien.
Pruébalo
con alguien cercano, quizás un amigo o familiar. Cada vez que esta persona diga
o haga algo que te guste, felicítale. Y simplemente ignora el comportamiento
que no te guste.
Así, tanto tú como él/ella aumentáis vuestro poder espiritual.
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