Existen
seis tipos de intuición, tal y como explica Philip Goldberg en su libro The
Intuitive Edge.
Los distintos tipos de intuición son la del descubrimiento, la generativa, la evaluativa, la operativa, la predictiva y la de la iluminación. Veamos cada una de ellas de manera breve.
La intuición de descubrimiento o
detección nos deja vislumbrar hechos que pueden ser descubiertos. Es el
fenómeno de «Eureka!» de la conocida experiencia de Arquímedes en la bañera.
Al entrar en el baño, descubrió que un objeto sumergido en agua desplazaba una
cantidad de agua equivalente al volumen del objeto. La historia está llena de descubrimientos accidentales que fueron
posibles por el reconocimiento intuitivo del significado de una observación
accidental. Por ejemplo, el observar cómo el café alteraba el color de una
servilleta llevó al desarrollo de la cromatografía (el análisis de sustancias
por medio de su color). La observación de cómo algunas placas fotográficas se
habían oscurecido llevó al descubrimiento de la radiactividad. Otros
descubrimientos fortuitos son el desarrollo de las pruebas Pap (prueba
vaginal), el cultivo de piel para trasplantes en víctimas de quemaduras, el
radar, los rayos X, el teflón, la goma vulcanizada, la penicilina y el
aspartame.
La intuición creativa o
generativa se refiere a oportunidades, opciones, posibilidades y alternativas. Un
ejemplo es aprender a estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. Los
artistas y los inventores experimentan esta forma de intuición cuando se
preguntan: «¿Qué pasaría si probara esto?». Tienen una vaga noción de las
posibilidades, aunque luego lo describan como un accidente afortunado.
La intuición evaluativa es la
voz interior que hace comentarios sobre las circunstancias. Se dice de Sócrates
que había comentado: «Por el favor de los dioses, desde mi infancia me ha
visitado un ser semidivino cuya voz me disuade de alguna empresa de vez en
cuando, pero nunca me dice lo que tengo que hacer».
La intuición operativa guía
nuestros actos. A diferencia de la intuición evaluativa, no tiene nada que
evaluar, sino que es sólo un deseo de hacer o no hacer algo. La vocación podría entrar en este tipo. Un día durante la Segunda Guerra Mundial, sin motivo
aparente, Winston Churchill decidió de pronto no entrar en su coche de la forma
acostumbrada. Entró por el otro lado y así evitó ser herido por una bomba que
explotó cerca del otro lado del coche.
La intuición predictiva
contiene un elemento de profecía; no mueve necesariamente a la acción, sino que
uno tiene cierta sensación de que algo va a pasar; por ejemplo, cuando uno va
conduciendo, puede anticipar que otro coche va a hacer un giro inesperado. En estos casos esposible poder predecir las
tendencias, anticipar ideas o saber qué clase de información descubierta hoy
será relevante años después a medida que surja una tendencia.
La intuición de la iluminación es la
forma más alta de intuición. La iluminación mística trasciende las otras formas
de intuición. Aunque la iluminación es la forma menos común de intuición,
Goldberg mantiene que, si se desarrolla, llevará a las demás. Al igual que la
consciencia cósmica y otras experiencias relacionadas con ella, el conocedor y
lo conocido se hacen uno.
Bajo mi personal punto de vista, la intuición de cualquier tipo es siempre superior a cualquiera de los distintos dones de percepción extrasensorial (ESP) como la clarividencia, la telepatia, la clariaudiencia, la precognición, etc... Cuando uno sigue la intuición no necesita de nada más; no es necesaria ninguna observación ni interpretación. La necesidad de saber es una buena base para empezar a reconoder y desarrollar la intuición. La forma de desencadenar la intuición consiste en crear una situación donde haya una fuerte necesidad de saber y a la vez no haya forma aparente de saberlo. La intuición irá más allá de la información proporcionada, así que hay que tomarse el tiempo suficiente para conocer cuantos más datos sea posible. Esta es la forma en la que la intuición nos guiará y lo hará siempre que tengamos una intención clara. Podemos desarrollar la intuición usándola de forma aplicada, por ejemplo, si tomamos situaciones reales en las que nos importe el resultado, nos aplicamos en buscar una solución de manera totalmente consciente y luego hacemos una pausa en silencio; será en ese silencio donde recibiremos una respuesta intuitiva a nuestra petición, decisión o elección.
Bajo mi personal punto de vista, la intuición de cualquier tipo es siempre superior a cualquiera de los distintos dones de percepción extrasensorial (ESP) como la clarividencia, la telepatia, la clariaudiencia, la precognición, etc... Cuando uno sigue la intuición no necesita de nada más; no es necesaria ninguna observación ni interpretación. La necesidad de saber es una buena base para empezar a reconoder y desarrollar la intuición. La forma de desencadenar la intuición consiste en crear una situación donde haya una fuerte necesidad de saber y a la vez no haya forma aparente de saberlo. La intuición irá más allá de la información proporcionada, así que hay que tomarse el tiempo suficiente para conocer cuantos más datos sea posible. Esta es la forma en la que la intuición nos guiará y lo hará siempre que tengamos una intención clara. Podemos desarrollar la intuición usándola de forma aplicada, por ejemplo, si tomamos situaciones reales en las que nos importe el resultado, nos aplicamos en buscar una solución de manera totalmente consciente y luego hacemos una pausa en silencio; será en ese silencio donde recibiremos una respuesta intuitiva a nuestra petición, decisión o elección.
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