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sábado, 7 de febrero de 2015

EL GRANJERO CHINO (Reflexión)

El hijo de un viejo granjero chino deja la verja del establo abierta y su caballo se escapa. Ahora no tiene nada; es un completo indigente. Todos sus vecinos le dicen “Qué mala suerte la tuya”. Él dice:“Puede ser, puede ser”.

Al día siguiente el caballo vuelve al establo encabezando a un grupo de dieciséis caballos salvajes que le siguieron desde las montañas. El hijo cierra la verja del establo, y ahora el granjero tiene diecisiete caballos y se convierte en el hombre más rico del pueblo. Entonces todos los vecinos le dicen: “Parece que al final fue un golpe de suerte que el caballo se haya escapado”. El dice: “Puede ser, puede ser”.

Al día siguiente su hijo intenta domar a uno de los caballos. El caballo le tira y se rompe una pierna. Ahora no puede ayudar a su padre con la granja. El invierno se acerca y el anciano se encuentra con un serio problema. Todos los vecinos vuelven otra vez y le dicen: “!Oh! en el fondo fue un error. Ahora tienes los caballos pero no tienes a tu hijo para que te ayude, y ésta es una situación terrible”. El padre respondió: “Puede ser, puede ser”. 

Al día siguiente aparece el ejército y recluta a todos los jóvenes del pueblo para luchar en una guerra suicida. Es posible que ninguno de ellos regrese a casa. Sin embargo no reclutan al hijo del granjero porque tiene la pierna rota. Así que los vecinos vuelven a comentar la buena suerte que ha tenido. Nuevamente el granjero contestó: “Puede ser, puede ser”.


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