Una
de las recomendaciones más persistentes es la de 'bebe mucha agua'. Lo escuchas
de médicos, nutricionistas, entrenadores... parece que hay división de
opiniones en todo, menos en la idea de que debemos estar constantemente
hidratados.
"Tu
cuerpo es 60% agua, debes beber al menos 2-3 litros de agua al día, al menos 8
vasos de agua al día, tu orina debe ser muy clara..."
¿Te
suenan estos mensajes?
Son
tan repetidos que asumimos que es cierto. El resultado son botellas de agua en
todos los puestos de trabajo, Gatorade cada kilómetro en las carreras
populares, todo el mundo con su botella en el gimnasio... y por supuesto,
una industria muy contenta que nos vendeagua embotellada a precio de oro.
Aunque
te cueste creerlo, estas recomendaciones tienen poco respaldo
científico (al igual que la idea de hacer 5-6 comidas al día). Por
mucho que busques, te costará encontrar algún fundamento.
Algunos
estudios observacionales encuentran una mínima reducción de enfermedad
cardiovascular en los que toman 5 o más vasos de agua diarios (estudio),
bastante por debajo de las recomendaciones generales, y no hay información
concluyente en cuanto al impacto de la ingesta de agua en varios tipos de
cáncer (estudio).
Múltiples estudios no
demuestran beneficios en la salud al aumentar la ingesta de agua, y una
revisión exhaustiva de muchos estudios relacionados con el tema
concluye "No hay evidencia clara de los beneficios de aumentar la ingesta
de agua". Reconociendo que no es lo mismo ausencia de evidencia que
evidencia de ausencia, también concluye "no hay evidencia clara de que no
haya beneficio".
Pero
para ser una recomendación tan extendida, la falta de evidencia me parece
bastante... evidente, especialmente cuando el mensaje de fondo es: No te fíes
de tu sed.
Por
qué no creo en la recomendación general
Es
antinatural
Nuestro
cuerpo dispone de un exquisito sensor de hidratación, un mecanismo homeostático
refinado durante millones de años de evolución.
Si es
tan poco fiable como nos quieren hacer creer, es increíble que hayamos
sobrevivido todo este tiempo sin contar con cantimploras ni agua embotellada,
toda una hazaña.
La
recomendación de beber "x" litros de agua al día promueve la idea de
que debemos ignorar los mensajes básicos de nuestro cuerpo. ¿No tienes sed? No
importa, sigue bebiendo porque no has llegado a tu cuota diaria. No te
preocupes si tienes que ir al baño cada dos horas o si tu vejiga te despierta
en el medio de la noche. Y hablando de vejigas, habrás escuchado también la
recomendación de que la orina debe ser muy clara. Varios estudios no encuentran
relación entre el color de la orina y el estado de hidratación
(estudio, estudio). Salvo que veas algo raro, no te obsesiones con el
color.
Mi
opinión es que cuando lanzamos al público un mensaje que contradice nuestra
naturaleza (como el hecho de beber sin sed), debemos tener pruebas sólidas de
que es una buena idea. En este caso, no existen.
Puede
interferir con la digestión
No es
recomendable beber mucha agua con la comida. Tu estómago necesita un entorno
extremadamente ácido para digerir la comida. Si lo inundas con agua, diluyes
los jugos gástricos y por tanto su capacidad de digerir, aparte de restar
eficacia a la eliminación de posibles patógenos (otro beneficio del bajo PH del
estómago). Si tienes problemas de digestión, reduce el líquido en la comida.
Una copa de vino, al tener un PH menor, puede ser mejor acompañante.
Nos
hace olvidarnos del agua de los alimentos
La
comida debería ser una fuente importante de agua. Los vegetales son
principalmente agua. Las frutas también. Incluso la carne, pescado y huevos
tienen un alto porcentaje de agua.
Y si
tomas una crema/sopa de verduras o un caldo de huesos, obtienes no sólo
hidratación, también nutrición.
No
podemos decir lo mismo de los cereales, cuyo aporte en agua es muy bajo,
aparte de ocasionar mayor retención de líquidos en nuestro organismo (estudio),
especialmente si son refinados.
Puede
alterar el balance de electrolitos
Nuestro
cuerpo requiere unas proporciones específicas entre ciertos minerales, como
sodio y potasio. También espera una concentración concreta de estos minerales
en sangre. Un exceso de agua diluye esa concentración, lo que unido al miedo
moderno a la sal (lo trataré en otro artículo) hace que beber más de la cuenta
pueda derivar en un desbalance de electrolitos.
Puedes
sobrehidratarte
Al
igual que los beneficios del ayuno no son promocionados porque no
ayudan a vender nada, la industria prefiere bombardearnos con los riesgos de no
beber suficiente, pero se les olvida alertarnos de los peligros de beber
demasiado.
El
veneno está en la dosis, y literalmente es posible intoxicarse con agua. La
hiponatremia, como se conoce este efecto, es un peligro real. Más corredores
mueren de hiponatremia que de deshidratación (artículo). Sin llegar a estos
extremos, un exceso constante de agua, con una dieta muy baja en sal, puede reducir
los niveles de sodio en sangre lo suficiente como para que se produzcan efectos
negativos a largo plazo, por ejemplo fracturas óseas (estudio) e infarto de
miocardio (estudio).
Seguramente
a nadie le dé una hiponatremia por beber 2-3 litros de agua, pero forzarte a
consumir permanentemente más agua de la que necesitas es probablemente más
perjudicial que beber simplemente cuando tienes sed.
Otro
argumento típico para recomendar aumentar la ingesta de agua es que mejora la
función de los riñones, ayudando a eliminar toxinas. Aunque no hay información
para desmentirlo, varios estudios cuestionan esta idea.
Una revisión de los estudios actuales termina con el inconcluyente
"más investigación es necesaria", e incluso existen estudios que
asocian una mayor hidratación a la reducción de la tasa de filtrado glomerular
(estudio).
Lo
que sí parece claro, es que beber más agua te expone a más toxinas. Flúor o
cloro en el caso del agua del grifo (con meta-estudios que asocian la
ingesta de agua clorada con ciertos tipos de cáncer), y
algunos xenoestrógenos como Bisfenol-A en el agua embotellada
(estudio).
No
quiero ser alarmista ni que ahora le tengas miedo al agua, sólo faltaba, pero
introducir más toxinas en tu cuerpo de forma innecesaria es.... ehhh, cual es
la palabra...innecesario.
Y
esto sin hablar del enorme derroche asociado al agua embotellada, uno de
los grandes negocios del siglo. La mayor parte del agua embotellada que
bebemos no es más que agua de grifo filtrada. Por tu bien, y el del
medioambiente, compra mejor un filtro para casa.
Agua
es agua
El
agua de la comida es agua. El agua de la leche, café o té es agua.
Incluso el agua de la Coca-Cola (argh!) es agua. Algunos expertos dicen que
para cumplir tu cuota diaria sólo debes contar el agua pura. Esto es absurdo.
Y por
supuesto no caigas en los timos del agua con oxígeno, agua penta o
agua alcalina. Agua es agua, y dudo que podamos mejorar su fórmula (H2O),
por mucho que lo intentemos.
¿Beber
agua adelgaza?
De
manera directa, obviamente no, pero podríamos decir que ayuda en dos aspectos
relacionados con el adelgazamiento:
- Beber agua fría
acelera ligeramente el metabolismo (estudio), y sin duda tu cuerpo quema
alguna caloría extra para calentarla (pero es mucho más
efectivo bañarse en agua fría).
- Beber agua antes
de la comida provoca un efecto saciante, disminuyendo las calorías
consumidas. Esto parece funcionar en adultos (estudio), aunque no se
encuentra el mismo efecto en jóvenes (estudio).
Si tu
objetivo es perder peso, beber un vaso de agua 30 minutos antes de comer (como
indico en el día trampa), puede ayudarte a comer menos. Recuerda que
durante la comida o inmediatamente después es mejor no beber demasiado, para no
interferir con la digestión.
Pero
no pongas tus esperanzas en el agua. El efecto es muy limitado. Beber
mucha agua no es el secreto para perder peso. Comer bien, sí.
Personalmente,
como comentaba antes, recomiendo más obtener esa agua de una sopa de vegetales
o un caldo de huesos. Tendrás el mismo efecto saciante, con algún nutriente
extra.
¿Cuánta
agua beber realmente?
Por
ser claro. No he tratado mucho el tema hasta ahora porque hay recomendaciones
tradicionales mucho peores que beber más de lo necesario.
Pero
mi recomendación, totalmente innovadora, es:
Bebe
cuando tengas sed
Si la
sed te lleva a beber un litro de agua al día, perfecto. Si son 3 litros,
seguramente sea porque lo necesitas.
Y
como siempre, experimenta. Algunas personas se sienten mejor al beber algo
más. Si es tu caso, adelante. Otras sienten que al beber más las digestiones
son peores, o les cuesta más calentarse (pies y manos frías). En ese caso no lo
hagas.
La
cuestión de fondo es que cuando tomamos una recomendación general como dogma,
sin cuestionar su origen o los intereses que hay detrás (cui bono), simplemente
perduramos un mito y permitimos que se sigan lucrando con nuestra salud.
Ningún
animal necesita guías de hidratación. Beber cuando sientas sed es la mejor
recomendación.
Si
eres de los que necesita reglas más concretas, te diría que si orinas más de
5-7 veces día y/o te levantas por las noches para ir al baño, seguramente estés
bebiendo demasiado.
No
niego que ciertas circunstancias hagan recomendable beber algo más de lo que te
pide el cuerpo, pero son eso, circunstancias excepcionales, no la regla.
Por
revisar los casos más típicos:
- En el inicio
de una dieta cetogénica es normal perder bastante agua, al
consumir las reservas de glucógeno. Con esta agua se pierden también
electrolitos. Aunque la sed suele acompañar este proceso, sí es
conveniente beber más agua de lo normal y ser más generosos con la sal.
- Cálculos renales. Antes veíamos que es muy cuestionable la idea de
que un aumento de la ingesta de agua sea beneficioso para los riñones.
Pero en caso de que haya indicios de cálculos, sí parece que tomar más
agua ayuda (estudio).
- Anticipación de
una pérdida elevada de agua. Si vas a correr una maratón en verano, seguramente convenga empezar
la carrera con más líquido de lo normal. El próximo día hablaremos más en
detalle de este tema.
- Personas mayores. Aunque algunos estudios no encuentran
beneficios al aumentar la ingesta de agua en adultos mayores (55-75),
otros indican que la sensación de sed pierde fiabilidad con la edad
(estudio). Por cautela, puede ser recomendable que las personas mayores
beban de vez en cuando sin sed.
- Embarazo y
lactancia: Es una
recomendación general aumentar la ingesta de agua en estos casos. Aunque
no he encontrado ningún estudio de respaldo, es razonable pensar que con
todos los cambios hormonales asociados a esta etapa, beber más pueda ser
positivo. Por contrapartida, también es especialmente importante reducir
las toxinas del cloro (estudio, estudio).
Bebidas
deportivas
Hasta
los años 70, la recomendación para los corredores de distancia era que bebieran
poco, por miedo a que el peso extra y la perspiración excesiva los ralentizara.
Los puestos de bebida (agua) en los maratones eran escasos, y desde luego no se
consideraban necesarios en la primera mitad de la carrera. Completar una
maratón sin agua era de hecho el objetivo último, el verdadero test de fitness.
A
pesar de no haber evidencia de que esta práctica fuera peligrosa, los
fabricantes de bebidas deportivas decidieron por aquella época que nos iban a
convencer de dos cosas:
1.
No podemos fiarnos de
nuestra sed.
2.
El agua no es la mejor
bebida para hidratarse.
Fuente:es.sott.net
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