Nuestra
aura tiene un color predominante o de personalidad que permanece con nosotros
desde el nacimiento y hasta el día de nuestra muerte.
Por
otro lado, nuestra aura contiene también colores secundarios que se relacionan
con nuestros distintos estados de ánimo a lo largo del día. Sigue una breve
explicación sobre cada uno de estos secundarios.
Rojo
La
rabia, la ira, la violencia y el miedo a estos mismos estados de ánimo, tintan
el aura de color rojo. Cuando decimos las cosas sin pensar o nos precipitamos
ciegamente a cometer un error, es decir, cuando reaccionamos sin reflexionar,
el aura también se pone roja. Incluso cuando discutimos sin tener la razón
nuestra aura se pone roja. La intensidad del color rojo dependerá de la
intensidad de nuestras emociones.
Granate o rojo cardenal
A veces
indica sacrificio, pensamiento filosófico o religiosidad, pero revela más
frecuentemente un estado de ánimo nervioso, glotón y pesimista. Cuando hemos
alcanzado una meta sin haberla deseado realmente, o cuando exageramos nuestros
apetitos a pesar de saber que al hacerlo después nos sentiremos mal, nuestra
aura se torna de color granate. Este color, por tanto, es señal de un carácter
jovial, pero receloso; abierto, pero prejuicioso y tradicional; ambicioso, pero
sólo desde la perspectiva de que los demás serán más conformistas; distendido y
disfrutador por fuera, pero nervioso y sufridor por dentro. Las personas que
tienen este color de aura desde su nacimiento, poseen este derrotista aunque
expansivo estado de ánimo.
Amarillo
Quien
presenta una coloración claramente amarilla en su aura tiene un ánimo orgulloso
y puntilloso, perfeccionista para con los demás y con claros deseos de llamar
la atención. Cuando queremos dar más importancia de la que en realidad tenemos,
nuestra aura se pone amarilla. Cuando exageramos las cosas, mentimos o hacemos
teatro, también se nos pone de este color. Es típico ver a un político o a un
clérigo, a veces incluso a un maestro, ostentar conjuntamente este y el color
lila en el aura cuando están pronunciando un discurso.
Naranja
El
color de los curanderos indica un estado de ánimo reservado por el día y
abierto por la noche, o cuando sea la oportunidad exacta de serlo. Es decir,
que el color anaranjado en el aura, aunque aparentemente cálido, es indicio de
un estado de ánimo ambicioso, frío y calculador. Cuando nos imponemos una
autodisciplina para llegar a conseguir aquello por lo que tanto hemos luchado,
sin importarnos las privaciones, el aura se nos pone de color naranja. Pero
también se nos pone de color naranjapálido cuando decidimos rechazar el amor o
la sexualidad de alguien.
Rosa
El
rosa, aparte de los mitos que lo convierten en un color tierno y romántico, es
indicio de un estado de ánimo voluble, tímido, a veces cobarde, demasiado
sensible e inseguro de sí mismo. Cuando dependemos en exceso de los demás, o
cuando nos dejamos llevar fácilmente por las circunstancias y los
acontecimientos sin hacer prácticamente nada por nosotros mismos, nuestra aura
se colorea de rosa. El aura también se nos pone de color de rosa ante un
espectáculo artístico o cuando bebemos más de la cuenta, es decir, cuando nos
dejamos llevar por nuestros sentidos.
Azul Cielo
Cuando
nuestro ánimo se encuentra interiormente gozoso por alguna cosa, ya sea
material o espiritual, se tinta de color azul. La sensualidad, las ganancias
económicas, una buena comida, la satisfacción de ganar en algo, incluso el
pensamiento de que podemos triunfar en algo que estamos preparando, nos pone el
aura de color azul cielo. Sin embargo, ello no quiere decir que vayamos a
conseguir lo deseado, sólo indica el gusto interno que sentimos con la idea de
llegar a poseerlo.
Azul marino
Algunos
autores indican que el color azul intenso es de los mejores, y quizá lo sea,
pero en cuanto a estados de ánimo se refiere, el azul marino indica arrogancia,
complejo de superioridad, irritación e insomnio. Cuando nos preocupamos
demasiado porque las cosas salgan bien o por lo menos estéticamente bien, en
cualquier terreno, desde el amoroso hasta el espiritual, nuestra aura se pone
de color azul marino. Y cuando vemos las cosas tal y cómo las queremos ver, en
lugar de verlas cómo son realmente, también se nos pone de color azul intenso.
Incluso las mentiras, aquéllas a las que recurrimos para justificarnos, tintan
el aura de azul marino. O cuando tratamos bien a los demás, les ayudamos, o
colaboramos con ellos por interés o con prejuicios, el aura ostenta un intenso
color azul marino.
Verde amarillento
El
color verde amarillento en el aura indica un ánimo conversador y a veces
charlatán, crítico y comunicativo. También indica hipocresía, dualidad e
inestabilidad. El aura se pone de color verde amarillo, por ejemplo, cuando no
decimos lo que pensamos o cuando actuamos exactamente al revés de lo que
desearíamos hacerlo. Un poco de curiosidad maliciosa también tinta al aura de
este color.
Verde hierba
Cuando
nuestro ánimo está algo maniático, demasiado criticón, irónico e incisivo, se
pone verde inmediatamente. El color verde en el aura también indica
intelectualidad, aunque a menudo es más la pretensión intelectual que la
verdadera capacidad en sí misma. Las personas que sólo piensan en el orden, la
limpieza, los detalles y las apariencias, muestran un intenso tono verde en su
aura, de la misma manera que les pasa a las personas que intentan esconder el
vicio patente tras la virtud aparente. Dicen que la esperanza es verde, pero no
son menos verdes los celos y la envidia.
Marrón o color sangre
El
color marrón indica un ánimo reflexivo, concentrado, oculto, pícaro, malicioso,
astuto, audaz, arriesgado y sexual. Cuando decimos algo con doble o triple
intención, el aura se colorea de marrón. Una persona excitada sexualmente, por
ejemplo, ostentará un aura azul celeste y marrón, es decir, azul celeste de
deseo y marrón de sexo. Cuando nos lanzamos a una empresa arriesgada, el aura
se tinta de un claro color sangre. Y cuando dicha empresa conlleva violencia o
verdadero peligro, el color sangre se hace intensamente rojo.
Gris
El
color gris en el aura es indicio de un estado de ánimo apático, sin deseo de
hacer nada. También indica el estado de ánimo de calma tensa que se tiene
antes de la tormenta, antes de entrar en acción ante una situación
comprometida. Cuando nos contenemos o reprimimos; cuando esperamos demasiado
tiempo; cuando dejamos pasar una buena oportunidad; incluso cuando no nos
atrevemos a tomar la iniciativa, nuestra aura se pone gris. Los potenciales
personales están ahí, pero no los ponemos en funcionamiento.
Dorado
El
color dorado es más frecuente de lo que se piensa. El primer cinturón del aura,
ese que se ve tres o cuatro dedos por encima de la cabeza y los hombros, es de
color dorado, por eso precisamente se le llama aura. La claridad de los colores
en el aura de la mayoría de los niños y de algunos santos, tan parecidos a los
niños, nos da la apariencia de ser dorada. Algunos jerarcas religiosos,
empresarios y políticos llegan a tener auras casi completamente doradas. Pero
en lo que ha estado de ánimos se refiere, el color dorado del aura indica
satisfacción, diversión, alegría, ilusión, inocencia, credulidad y optimismo.
Cuando estamos muy satisfechos de nosotros mismos, cuando nos sentimos felices,
cuando hemos ganado un premio o cuando hemos hecho un buen negocio, el aura se
nos pone de color dorado. Y también se nos pone de color dorado cuando algo nos
sorprende y nos deslumbra, es decir, cuando miramos con inocencia la habilidad
ajena. Una de las primeras reacciones que tenemos al descubrir que podemos ver
el aura, por ejemplo, es que nuestra propia aura se ponga dorada por unos
instantes. Pocas personas nacen con el aura dorada, y muchos menos conservan
este color dorado a lo largo de su vida.|
Plateado
No
existen muchas personas que nazcan con el aura plateada. De cualquier manera,
cuando el color plateado ilumina el aura indica un estado de ánimo sensible,
magnético e intuitivo, predispuesto a la magia, la brujería, los milagros, las
sorpresas y a todas las cosas relacionadas con la ficción, la imaginación y el
más allá. Cuando asistimos a un experimento espiritista, cuando prestamos
atención al porvenir anunciado por las cartas del Tarot, cuando jugamos a la
ouija, etc..., el aura adquiere tonalidades plateadas. Pero también las
reuniones grupales con buenas intenciones hacen que las auras se contagien de
un emotivo color plateado. Cuando una madre da a luz, su aura se torna de color
plateado, incluso durante el embarazo muchas mujeres adquieren iridiscencias
plateadas en su aura que las embellece. Y cuando nos acercamos a la muerte, al
fin de nuestros días, una fina tela de color gris plata opaco se posa sobre el
aura de nuestros ojos.
Lila o morado
Este
color de aura es claro indicio de atracción por las cosas paranormales,
continuamente confundidas con las cosas espirituales y religiosas. También es
indicio de un ánimo desvelado, demasiado imaginativo, perezoso y depresivo.
Cuando nuestra aura se tinta de lila, además de aumentar nuestro psiquismo, es
claro mensaje de que deseamos obtener las cosas demasiado fácilmente.
Blanco y Negro
El
blanco es la conjunción lumínica de todos los colores, y el negro es la
ausencia total de colores. Por tanto, se podría decir que no hay auras
completamente blancas ni completamente negras. Lo que pasa es que hay auras muy
pálidas y auras muy oscuras. La coloración pálida del aura puede indicar dos
tipos de ánimo bien diferenciados: uno de espiritualidad mística que casi no
pertenece a este mundo, y otro de enfermedad, debilidad o ignorancia supina.
Mientras que la coloración muy oscura del aura puede indicar una gran
inteligencia y capacidad de concentración, así como mucha maldad, perversión,
desviación o cercanía de la muerte. Ambos "colores" son poco usuales,
tanto en el nacimiento como en un estado de ánimo, pero cuando se presentan
indican una personalidad o una actitud radical, capaces de llegar a cualquier
extremo, ya sea positivo o negativo para nuestros actuales conceptos de las
cosas.
Opaco o transparente
La
apariencia opaca o transparente del aura indica básicamente el optimismo y
convencimiento, o el pesimismo e inseguridad de nuestro estado de ánimo. Un
aura muy transparente y limpia no indica pureza. Y un aura opaca y densa no
indica suciedad ni maldad. Al menos no lo indican en esos sentidos. Una persona
de aura clara y limpia puede ser tan buena o mala como una persona de aura
opaca y densa. Lo que sucede es que el aura clara da más confianza, y a veces
nos engaña o deslumbra por su luminosidad; mientras que un aura opaca y densa
nos da desconfianza simplemente porque la persona que la emana ya carece de
dicha confianza en sí misma. Las personas que nacen o adquieren un aura clara
son positivistas y optimistas, mientras que las personas que nacen o adquieren
un aura opaca son pesimistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario