Sabias
palabras de Ramtha, uno de mis guías preferidos. Con Él comparto muchas de las
enseñanzas que me son transmitidas a través de mis propios Guías y Maestros.
Bendecidas sean. Espero que os agraden.
«El
Padre nunca te ha juzgado, ni en éste ni en ningún otro momento que hayas
vivido. Él ha sido tú y la plataforma de vida sobre la cual has expresado tu
propio Yo, divino y con un propósito. Él te ha dado la singularidad de tu
propio ego y la voluntad libre para convertirte en cualquier cosa que desees,
para percibir la fuerza que él es, de cualquier manera que escojas
percibirla."
Ramtha.
Mis
amados hermanos, a muchos de ustedes se les ha enseñado durante eras que la
esencia llamada Dios es un personaje sombrío, atemorizante, enfadado y
sentencioso. Pero Dios no es ninguna de estas cosas. El Dios que sermonea, que
juzga, que persigue, nunca ha existido excepto en los corazones y las mentes de
los hombres. Fue el hombre el que creó a un Dios que juzga a unos y exalta a
otros. Ese es un Dios del hombre; fue creado por el hombre y su voluntad.
El Dios que yo conozco y que amo, que es el poder que emana de mí y el reino que yo soy, es un Dios de amor completo y sin enjuiciamientos. No es nada más, sino todo lo demás. Dios te ama con un amor mucho mayor del que alguna vez hayas comprendido; pues él es la vida que tú eres, la tierra que pisas y el aire que respiras. Es el color de tu piel, la magnificencia de tus ojos, la suavidad de tu tacto. Eres tú en cada momento que eres, en cada Pensamiento que piensas, en cada una de tus acciones, incluso en las sombras de tu alma.
Dios es una fuerza que lo consume todo, que es todo. Es el viento sobre el agua, el cambio de las hojas, la simplicidad de una rosa, profunda en su color y matiz. Dios es los amantes en su abrazo, los niños en su risa y el brillo del cabello color miel. Es el sol que sale en la mañana, la estrella parpadeando en la noche y la luna creciendo y menguando en el cielo de medianoche. Dios es el hermoso insecto, el humilde pájaro en su vuelo, el feo y vil gusano. Dios es movimiento y color, sonido y luz. Dios es pasión, es amor, es alegría. Dios es tristeza. Aquello que existe, todo lo que es, es lo que tú llamas Dios, el Padre, la totalidad de la vida y el amante de todo lo que existe. Dios no es un personaje singular que se sienta sobre un trono y juzga a la totalidad de la vida. Dios es la totalidad de la vida, cada momento palpitante. Es la continuidad y eternidad de todo lo que existe.
¿Crees acaso que la vida te ha juzgado? En absoluto. Porque si Dios – que es lo que tú eres—te juzgara estaría ciertamente juzgándose a sí mismo. ¿Y por qué la inteligencia suprema haría una cosa así?
La fuerza vital que llamas el Padre, ni siquiera tiene la capacidad de juzgarte, ni a ti ni a ninguna otra cosa. Porque la vida no posee una personalidad con un ego que se pueda dividir a sí mismo en facetas de bueno o malo, correcto o incorrecto, perfecto o imperfecto. Si Dios poseyera un ego, también tendría la capacidad de percibir la alteración dentro de sí mismo. Y si Dios pudiera contemplar la alteración dentro de su ser siquiera por un momento, la vida que él es cesaría en el próximo instante y nunca sería otra vez.
Dios en sí mismo, carece totalmente de bondad o maldad, de positivo o negativo. Dios no es perfecto, porque la perfección es una limitación a la vida continua, siempre cambiante y exuberante. Dios simplemente es. Lo único que tu amado Padre sabe hacer es ser, para que todas las cosas —q son él— puedan expresar la vida que él es.
Dios es la esencia ilimitada y suprema del ser, una totalidad indivisa d Ser. Y ese Ser* te ama tan inmensamente que te ha permitido crear tus ilusiones de perfección e imperfección, de bondad y maldad, de positivo y negativo. Y a través de tu percepción se ha convertido en lo que tú has percibido. Y así Dios, siendo la totalidad de todo lo que es, es lo incorrecto al mismo tiempo que lo correcto, es la fealdad al mismo tiempo que la belleza, y la vileza al mismo tiempo que la divinidad.
*(N.T.) En el original en inglés «Isness», palabra que Ramtha usa para referirse a la esencia del Ser.
El Padre nunca te ha juzgado, ni en éste ni en ningún otro momento que hayas vivido. Él ha sido tú y la plataforma de vida sobre la cual has expresado tu propio Yo, divino y con un propósito. Él te ha dado la singularidad de tu propio ego y la voluntad libre** para convertirte en cualquier cosa que desees, para percibir la fuerza que él es, de cualquier manera que escojas percibirla. Y nada que hayas hecho o que hayas pensado, no importa lo vil, lo malvado o lo maravilloso que haya sido, ha sido visto por Dios como algo diferente a ser.
Este Dios que conozco te ama con un amor más grande y más profundo que el que nunca hayas concebido, porque te ha permitido crear tu vida de cualquier manera que hayas deseado. El Padre siempre te ha amado. Él no conoce otra manera de percibirte, porque él es lo que tú eres.
El Padre no ve el error, sólo se ve a sí mismo. El Padre no ve el fracaso, sólo su Ser siempre continuo y eterno. Tú eres quien crea el florecimiento de la vida, incluso su vileza, y el Padre se convertirá en el florecimiento y en la vileza, y nunca juzgará entre ambos cuál es más grande y cuál menos; él simplemente es. Él es el Ser que te permite expresarte a través de él mismo de cualquier manera que elijas. Y es bueno que sea así, porque si él realmente fuera este Dios que ha creado el hombre, ninguno de ustedes vería jamás lo que llaman «las puertas del cielo». Ninguno. Porque nadie podría alcanzar las expectativas de este Dios creado por el hombre.
Sólo tú, a través de tus propias actitudes, y al aceptar las actitudes de otros, te has juzgado a ti mismo. Sólo tú te has causado el sentimiento del fracaso. Con la capacidad de crear a través de tu Padre cualquier verdad y realidad que desees, tú eres el único juez de tu propia vida. Sólo tú has determinado lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto e incorrecto. Pero en la esencia del Ser llamada vida, no existe ninguna de estas cosas. Cada cosa simplemente es una parte del Ser llamado Dios Todopoderoso. Tu juicio es sólo una ilusión que has creado sobre este plano de realidades creativas.
**(N.T.) En el original en inglés «freedom of will», (libertad de voluntad).
En tu
pensamiento limitado has pensado que algunas cosas son incorrectas, que son
malvadas. Pero esa ha sido tu selección de la verdad, y el Padre te ha
permitido hacerlo. Su verdad se llama Ser. Dios te ama sin importar lo
que hagas, ya que cada cosa que haces o piensas realza la vida que él es a
través de la sabiduría que tú obtienes de ella. Dios sabe que eres eterno y que
nada de lo que hagas puede arrebatarte tu fuerza vital.
Así que cuando dejes este plano y reflexiones sobre todas las cosas que has hecho en tu vida —y lo harás— Dios todavía estará ahí, amándote en todos tus mañanas, porque él es la plataforma sobre la cual creas tus ilusiones, tu imaginación y tus sueños. Ahora, ¿qué es Dios en su forma más exaltada? Pensamiento. El Padre, la plataforma desde la cual creas tu vida, la sustancia y fuerza vital de todas las cosas es, en un entendimiento superior, pensamiento. Porque el pensamiento es el máximo creador de todas las cosas que hay, habidas y por haber. El pensamiento es la sustancia desde la cual se crean todas las cosas. Todo cuanto existe, ha partido primero del pensamiento, que es la suprema inteligencia llamada la mente de Dios.
¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que mantiene a todas las cosas unidas en sus formas y modelos únicos? Es el pensamiento, que es el pegamento cósmico llamado amor. Eso es lo que mantiene unida a toda la materia. Eso es amor en la mayor escala de todas, porque eso es lo que el Padre es. Cada cosa, incluso tu cuerpo, se mantiene unida por el pensamiento, porque cada cosa ha sido ideada a través del pensamiento, el cual es Dios; y es el amor del Padre hacia sí mismo lo que mantiene cada cosa en su sitio.
Estás sustentado por Dios. Lo que permite que todas las estructuras moleculares y celulares de tu cuerpo permanezcan unidas es el amor del gran y magnífico pensamiento que Dios realmente es. Sin el pensamiento, tu cuerpo no existiría, la materia no existiría, nada existiría, porque el pensamiento es el creador y el elemento que sostiene toda la vida.
¿Crees que Dios, el pensamiento que ata y mantiene todas las cosas unidas es una entidad sombría y atemorizante? No lo es. El Padre es felicidad completa, porque él no conoce otra manera de ser. Él es todas las formas de vida vibrando en armonía unas con otras, y eso emite un tono que suena como una gran carcajada. Si escuchas cuidadosamente puedes incluso oír la música del Padre, la risa de Dios. Es la mayor alegría. Yo nunca lo he oído llorar. Entonces, ¿qué es Dios, la causa de tu precioso ser, la maravillosa fuerza vital que fluye y refluye entre todos ustedes, que nos conecta y nos mantiene a todos unidos, la promesa de una vida posterior y de eternidades que vendrán? Es el Ser que es pensamiento. Es el Ser de la vida siempre continua. Es el Ser que ama todo lo que es. Es el Ser que permite que la vida exista a través del amor. Es el Ser que es total y completa felicidad. Esa es tu herencia y tu destino.
* * *
ESTUDIANTE, TÚ has enseñado que Dios es simplemente un estado de Ser. Y usas muchos términos además de la palabra «Dios» para referirte a esta inteligencia y fuerza vital. Pero ¿por qué usas a menudo las palabras «él» y «Padre»? Eso parece perpetuar la noción de que Dios no sólo es una entidad fuera de nosotros, sino además un personaje masculino, y eso puede parecer un poco ofensivo para algunas mujeres.
Ramtha:
Para
educar a la totalidad de la humanidad uno debe utilizar los diferentes términos
que se han usado para describir a Dios. Es decir, uno debe referirse al Ser de
manera que todos podamos relacionarnos con ello. Aunque al Ser se lo
haya llamado el «Padre», y por lo tanto se lo haya considerado del género masculino,
el Padre no es un hombre. Sin embargo, el hombre en su género es el Padre. Pero
también lo es la mujer, porque el Padre es ambos, masculino y femenino.
El término «Dios» no tiene sexo. Significa «inteligencia suprema». Todos los que no entienden lo que significa el término «Ser» necesitan conocer la palabra «Padre». Todos los que no entienden «inteligencia suprema» necesitan conocer la palabra «Dios».
Maestro*, si uno insiste en que Dios es un Padre, esa será su verdad. Si hay mujeres que se sienten ofendidas porque alguien se refiere a Dios en términos masculinos, esa va a ser su verdad. Pero Dios siempre será la percepción de lo que Dios es, y eso siempre será único para cada entidad.
Dios no es una palabra, es un sentimiento que vive dentro de cada uno de nosotros. Y cuanto más ilimitada sea tu percepción de Dios, más grande y más feliz será ese sentimiento, a medida que abarque más esa emoción llamada Dios Todopoderoso.
*Ramtha llama a sus estudiantes «maestros», ya que están aprendiendo a pensar y actuar como tales. (N.T.) Nótese que en inglés la palabra master no denota género, por lo tanto, cuando se lea maestro puede tratarse tanto de un hombre como de una mujer.
* * *
Ramtha (hablando a una mujer anciana en silla de ruedas): Querida mujer montas en ruedas de plata, ¿qué dices tú?
Estudiante:
Yo amo
a Dios, pero tengo miedo a morir.
Ramtha:
¿Por
qué?
Estudiante:
No lo
sé. No puedo llegar al fondo de la cuestión. Lo he pensado y pensado una y otra
vez. Ramtha: ¿Crees en el infierno?
Estudiante:
Sí, por
supuesto.
Ramtha:
Por eso
no quieres morir, porque sientes que es ahí a dónde vas a ir.
Estudiante:
Oh,
bueno... yo no creo que vaya a ir. No creo que Dios me deje ir, porque yo le he
pedido perdón por todo el mal que he hecho.
Ramtha:
¡Mi
querida, mi querida mujer! ¿Crees que el Padre siente menos amor por ti que el
que tú sientes por tus propios hijos?
Estudiante:
No.
Bueno, algunas veces yo no siento que él me ame. A lo mejor siento que quizás
no esté perdonada, pero aun así, yo sé que lo estoy.
Ramtha:
¿Qué
has hecho tú que sea tan malo?
Estudiante:
Bueno...
varias cosas.
Ramtha:
Y esas
cosas, ¿te han apartado de la vida?
Estudiante:
No, yo
he intentado vivir y quiero vivir, quiero vivir correctamente.
Ramtha:
¿Y eso
qué quiere decir?
Estudiante:
Eso
quiere decir que el diablo no me va a atrapar.
Ramtha:
¿De
verdad?
Estudiante:
Bueno,
dime tú qué es, por favor.
Ramtha:
¿Tú me
creerías si yo te lo dijera?
Estudiante:
Sí.
Ramtha:
¿Y si
yo te dijera que no hay infierno?
Estudiante:
Pero,
sin embargo, a mí me han enseñado que sí hay un infierno.
Ramtha:
Pero yo
te estoy enseñando que no lo hay. ¿Me creerás tan firmemente como has creído
que sí
hay un
infierno?
Estudiante:
Bueno,
yo te creo.
Ramtha:
Entonces,
acéptalo, porque no lo hay. ¿Sabes lo que es el infierno? Es un término que se
usaba en el reino de Judea para describir una tumba abierta y poco profunda
donde se ponía a las entidades que no podían pagar los dracmas o siclos que
necesitaban para ser enterradas. Y era una maldición estar en una tumba
abierta, porque por la noche las hienas y los perros salvajes desenterraban los
cuerpos y los devoraban. Y si el cuerpo era devorado, las entidades creían que
nunca podrían seguir hacia su utopía. Eso es todo lo que el término
significaba, hasta que en traducciones posteriores, los predicadores, los curas
y la religión determinaron que era un lugar de tormento.
Estudiante:
Bueno,
pero yo leo mi Biblia regularmente, y pone mucho énfasis en el infierno.
Ramtha:
¿Quién
escribió la Biblia?
Estudiante:
Personas
diferentes.
Ramtha:
¿Y
quiénes eran? ¿Eran hombres?
Estudiante:
No lo
sé.
Ramtha:
Sí lo
eran.
Yo fui
a las profundidades de tu mundo, hasta su centro, para encontrar un lago
ardiente de fuego, y no estaba ahí. Fui a los confines más lejanos de tu
universo en busca de un lugar de tormento y tampoco lo hallé. Y busqué en los
mismos lugares a un diablo y no lo pude encontrar en ninguna parte. Y cuando
volví, lo encontré en los corazones de aquellos que creían en él y en el
infierno. Pero tal lugar no existe.
Estudiante:
Bueno,
me alegro de que lo creas así.
Ramtha:
No es
que yo lo crea así. Yo sé que es así.
Estudiante:
¿Sabes?
No puede ser que Dios nos quiera tanto y después por la mínima cosa que
hiciéramos nos enviara al infierno para vivir en el fuego eterno.
Ramtha:
Eso es
precisamente correcto. El Padre no ha creado tal lugar para atormentar a nadie
porque, ¿no fuisteis ustedes creados por Dios?
Estudiante:
Sí.
Ramtha:
Entonces,
ya que fueron creados por Dios, ¿no llevan a Dios dentro de ustedes?
Estudiante:
Yo
tengo a Dios dentro de mí. Yo amo a Dios.
Ramtha:
Pero
¿no eres tú parte de Dios?
Estudiante:
¿Lo
soy?
Ramtha:
Por
supuesto.
Estudiante:
Bueno,
eso significa mucho para mí.
Ramtha:
Mi querida
mujer, puesto que Dios lo es todo, ¿de qué crees que te haría sino de sí mismo?
Tú eres Dios. Entonces, ¿por qué iba él a echarse en un agujero y no amarse a
sí mismo por haber hecho algo malo y que también es parte de la vida que él es?
Te voy
a decir una gran verdad: el hombre ha creado imágenes de Dios para poder
controlar a sus hermanos. Las religiones fueron creadas para controlar a los
pueblos y a las naciones cuando fallaban los ejércitos, y el miedo era la
herramienta que los mantenía a raya. Si le robas la divinidad a cualquier
hombre, si le arrebatas a Dios, entonces puedes gobernarlo y controlarlo
fácilmente.
Dios no
ha creado un infierno o un demonio, éstas son espantosas creaciones del hombre
para atormentar a sus hermanos. Fueron creados por el dogma religioso con el
propósito de intimidar a las masas y crear una sociedad controlable. He aquí
una gran verdad.
Dios,
el Padre, es todas las cosas, cada diminuto grano de arena en el mar, cada
mariposa en la primavera, cada estrella grande o pequeña en la inmensidad de
tus cielos. Todas las cosas son Dios. Entonces para él, tener un lugar como el
infierno sería como tener un cáncer en su propio cuerpo, y eso lo devoraría.
Nada te
separará del reino de los cielos, puesto que no hay nada más grande que Dios y
la vida. Dios, el Padre, siempre te amará, porque es cada dirección que tomas,
cada pensamiento que abrazas.
Estudiante:
Dios
nos ama a todos, yo sé que lo hace.
Ramtha:
Verdaderamente
mujer, verdaderamente, porque él es todos nosotros. ¿Y qué pasó con todo el mal
que hemos hecho? Mi querida y maravillosa mujer, tú no has hecho nada malo.
Nada.
Estudiante:
Vaya,
gracias.
Ramtha:
Porque
la vida no ha cambiado a causa de nada que hayas hecho. Todo lo que hayas
hecho, por muy malvado o vil que haya sido, ha enaltecido la vida por la
sabiduría que obtuviste al hacerlo.
Ahora
bien, deseo que entiendas esto: tu religión y tus creencias han causado la
aniquilación de civilizaciones durante siglos. Los mayas y los aztecas fueron
asesinados y destruidos por las leyes de la iglesia, porque ellos no creían en
lo que la iglesia creía. Todas las guerras santas durante la Edad Oscura se
lucharon por creencias religiosas. Y en un lugar llamado Francia, los bebés
eran arrancados de los brazos de sus madres porque ellas no creían en la
iglesia. A las mujeres les quemaban los ojos con hierros al rojo vivo y
marcaban sus pechos, la sangre corría por las calles; todo por una creencia.
Luego
los protestantes tomaron lo que se llama el fuego del infierno, la condenación
eterna y el diablo, y mantuvieron íntegras sus congregaciones al infundir miedo
en los corazones de sus pequeños diciéndoles que si no hacían ciertas cosas y
si no se comportaban de acuerdo con las normas y reglamentos de la iglesia,
arderían para siempre en el infierno.
Estudiante:
Así es
más o menos como yo crecí.
Ramtha:
Mi
querida mujer, creciste en una atrocidad. ¿Nunca te preguntaste acaso qué fue
de aquellos que vivieron antes de la Biblia?
Estudiante:
No. Yo
simplemente creía que a lo mejor el infierno los destruyó... ¡Oh! Lo siento.
Ramtha:
No lo
sientas en absoluto. Ese es el producto de la creencia.
Ahora,
aquí estás, una mujer anciana, sin ánimos ni juventud, y preocupada por la
muerte. Y todas las enseñanzas siniestras con las que te han programado durante
siglos, de repente te plantean: «¿Hay un infierno? ¿Voy a ir allí? ¿Me he
portado tan mal?»
Déjame
decirte que no irás al infierno porque no existe un lugar así. Al instante de
dejar tu cuerpo vas a vivir otra vez. Estarás por encima de él, y serás una
entidad de luz pura otra vez. Entonces vendrán grandes maestros y te llevarán a
un lugar de mayor aprendizaje, donde podrás ver por ti misma que lo que te digo
es una gran verdad.
Ahora,
Yeshua ben Joseph, a quien tú llamas Jesús de Nazaret, es un gran dios al igual
que lo eres tú. Pero él no es el único hijo de Dios, es uno de los hijos de
Dios. Él fue un hombre que se convirtió en Dios, así como tú te convertirás en
Dios.
Estudiante:
¿Tú
crees que Jesús era un hijo de Dios?
Ramtha:
Yo no
lo creo, lo sé. Así como tú eres hija de Dios.
Estudiante:
Pero a
mí nunca me enseñaron eso.
Ramtha:
Ahora,
mujer, ¿qué enseñó Jeshua? Que él es el hijo de Dios, y en verdad lo es. Pero
al mismo tiempo proclamó abiertamente que cada uno es también un hijo de Dios.
Él no enseñó otra cosa más que eso. Cada uno es Dios expresando su perfección
como hombre. ¿Y qué bien le haría al Padre tener tantos hijos imbéciles y sólo
uno que es perfecto? No sería un buen reflejo de la semilla del Padre.
Jeshua
es tu hermano, no tu salvador. Él fue un hombre que llevaba a Dios dentro de su
ser, igual que tú lo llevas dentro del tuyo.
Ahora,
yo deseo que entiendas lo siguiente: Jeshua vivió en este plano en un tiempo en
donde el hombre no amaba al hombre, sino que lo esclavizaba, y el amor no se
consideraba cosa de gran estima. Pero Jeshua fue un ejemplo de amor para todo
el mundo. Fue ese mismo amor lo que fomentó que lo aclamaran «salvador del
mundo», porque él trajo amor a este plano donde muy pocos lo expresaban, y lo
dio abiertamente a cada uno. Él trajo también la enseñanza de que el Padre no
es un Dios de enjuiciamiento y castigo, sino un Dios de misericordia, gracia y
compasión, y amante de todas las cosas. Desafortunadamente, ese entendimiento
ha sido enormemente alterado a lo largo de la historia, y por medio de las
escrituras de aquellos que menos entendieron las enseñanzas sencillas de esta
alma inmaculada.
Jeshua
amó. Ese fue su grandioso y magnífico regalo a la humanidad. Él proclamó
abiertamente que la fuente de ese amor era el Padre que vivía dentro de él, el
mismo Padre que vivía dentro de toda la gente. Lo que le dio a Jeshua la
libertad y el poder de abrazar a toda la humanidad fue saber que el Padre y él
eran uno y el mismo. Él apartó todas las ilusiones que le hacían vivir en la
hipocresía, y al hacerlo, expresó completamente al Padre que vivía dentro de él.
Así, Jeshua se convirtió en un Cristo: el hombre expresándose totalmente como
Dios; Dios expresándose completamente en el hombre. Eso es lo que el término
«Cristo» quiere decir: Dios-hombre, hombre-Dios. Un Cristo es todo aquel que se
da cuenta de que es Dios, y entonces vive esa verdad.
La
única diferencia entre Jeshua y tú, querida mujer, es que Jeshua entendió el
principio de Dios dentro del hombre, y entonces vivió ese principio plenamente.
Por eso, él es verdaderamente una gran entidad. Pero tú también eres una gran
entidad, y posees la misma nobleza y el mismo amor para llegar a ser lo que él
fue.
Jeshua
no es responsable de salvarte a ti ni a nadie. Al darse cuenta de que él era un
Dios vivo en la Tierra, se convirtió en el salvador de sí mismo, y entonces
enseñó a otros cómo ser sus propios salvadores a través del Dios que vive
dentro de cada uno. Él enseñó a todos: «Lo que yo he hecho todos pueden
hacerlo, porque el Padre y ustedes son uno. Tu reino no es de este mundo, el
reino de los cielos está dentro de ti». Y él no habló del infierno; él habló de
la vida y su belleza.
Amada
mujer, ama a este hermoso ser que eres, al Dios que tú eres, y deja de leer tu
libro insidioso. Acepta que el Padre vive dentro de ti, y que tú vivirás para
siempre, porque así será. Simplemente es así. Y además, ¿qué haría el diablo
contigo una vez te tuviera?
Estudiante:
No lo
quiero ni saber, gracias.
Ramtha:
Oh, mi
querida mujer, ¿qué clase de Padre crearía una entidad así, ese lugar y ese
tormento, y te haría a ti tan impotente contra todos ellos? Ese no es el Dios
de mi ser, ni siquiera lo reconozco. Yo sólo reconozco la vida, el Ser de
todo lo que Es.
Dios es
todas las cosas, porque si hubiera algo que no fuera Dios deberías preguntarte
quién creó eso. Todas las cosas son el Padre porque todas las cosas son la
vida. Y el Padre sólo conoce el amor. Él nunca te ha juzgado ni a ti ni a
nadie, nunca. Él no tiene la capacidad de alterarse a sí mismo y convertirse en
algo menos que el amor o la vida.
Estudiante:
Bueno,
Dios es amor. Yo ya sabía eso.
Ramtha:
¿Y es
odio?
Estudiante:
No, no
creo que lo sea.
Ramtha:
¿Quién
es odio?
Estudiante:
Pues
ese será alguien malo, si es que lo hay.
Ramtha:
No lo
hay.
Estudiante:
Bueno,
¿cómo se nos castiga entonces?
Ramtha:
¿Qué
necesidad hay de castigarte, mujer, si te lo has estado haciendo a ti misma en
todas tus vidas? Creer que estabas equivocada y que serías castigada te ha
causado vivir en tu propio infierno, y ese lo has creado tú. No hay carcelero
en el reino de Dios. Ni nadie que te linche o te torture. Si Dios es amor, él
es explícitamente eso y nada más.
Estudiante:
Cuando
se te ha enseñado durante tanto tiempo que hay un demonio, ¿cómo se puede
sentir que no existe?
Ramtha:
¿Sabes
cómo? Sabiendo que no lo hay, de la misma manera que aprendiste que lo había.
Mi
hermosa entidad, yo te amo profundamente. Contempla lo que te he dicho. Ámate,
y encuentra al Padre dentro de ti. Está en paz contigo misma, mujer, porque
cuando dejes este plano, volverás a vivir brillantemente.
Estudiante:
Amén.
Ramtha:
Que así
sea.
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