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martes, 14 de agosto de 2018

LA LUZ Y LA ENERGIA CURATIVA EN LA VIDA COTIDIANA

La posibilidad de poder incorporar la conciencia de la luz y la energía a todos los aspectos de nuestra vida, puede convertirla en un ciclo de  curación.

Un ejercicio que todos podemos practicar, sea cual sea el carácter o la habilidad para meditar, consiste en apreciar la luz de la naturaleza: el amanecer, los sutiles cambios de luz que se producen a lo largo del día y en las diferentes épocas del año, las hermosas puestas de sol, la luz de la luna y las estrellas, el débil resplandor de un día nublado.

También podemos cultivar una conciencia de luz pura y absoluta en nuestro entorno personal, por lo menos en un plano conceptual. Mientras realizamos las actividades cotidianas, la conciencia de la luz universal puede proporcionarnos seguridad y fuerza.

Así, cuando te sientes no lo hagas como si fueras una piedra. Siéntate relajadamente, pero mantente alerta, sintiendo y agradeciendo la luz y la energía, como si fueras una llama que irradia luz.

Cuando pienses, no lo hagas con la mente ofuscada, con deseo ni aversión. Sé consciente de la luz mental, que puede inspirar la claridad de la amplitud y la serenidad.

Cuando hables, hazlo en un tono que no sea ni agresivo ni débil. Al igual que la luz y la energía, tu voz puede ser fuerte, clara y dulce.

Cuando camines, no lo hagas como un títere de carne, nervios y huesos, del que tiran en varias direcciones las cuerdas de la fascinación o el deseo. Si sientes la presencia de la luz y la energía curativa, podrás caminar alegrándote de ellas. La conciencia de la luz te permitirá dotar a tus movimientos de energía y elegancia. Disfruta del sentimiento de estar vivo, y abre tu cuerpo en una postura recta y relajada. Respira libremente y deja que la energía brille. Sin exagerar los movimientos, siente que estás libre del peso de las preocupaciones. Tal vez notes que das leves pero alegres saltos al andar, como un astronauta que pasea sin esfuerzo por la superficie de la luna.

Cuando toques un objeto, no lo hagas como un robot que coge una herramienta. 
Acerca la mano a él como si la energía curativa emanara de ella, y toca el objeto sin olvidar que él también es una fuente de luz.

La luz no sólo está dentro de nosotros, sino también a nuestro alrededor.

Aunque la luz absoluta está más allá de los conceptos y las imágenes, podemos sentir o imaginar la luz relativa y descubrirla en el aire que nos rodea, continuamente. Todos los movimientos y pensamientos pueden estar en comunión con un mundo de luz. Hasta el más ligero movimiento de un dedo puede significar el entretenimiento, el disfrute y la celebración de la luz y la energía.

Al igual que ocurre con la meditación sobre la luz, a veces la conciencia de la luz en nuestra vida cotidiana produce una sensación como de estar flotando. En ese caso imagina que la luz de tu cuerpo, o sólo la de tus pies, es una luz pesada. Siente que tu cuerpo pesa lo suficiente para no flotar y que tus pies tocan firmemente un suelo sólido.

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