No es fácil
encontrar el amor duradero y estable de pareja, y mucho menos mantenerlo. Espero
que esta novena os agrade y os sea útil.
ORACIÓN PODEROSA
Día 1
Señor,
Dios omnipotente, que os complacisteis en adornar a vuestra escogida sierva
Santa Mónica, desde su tierna infancia, con los dones amables de la modestia,
de la castidad y del pudor; por lo que ella os agradó con estas preciosísimas
virtudes, concededme la gracia de amarlas y practicarlas como ella, para que
como ella os sirva y os agrade, mi Dios y mi Señor, en medio de la vanidad y
corrupción de este siglo, y así merezca conseguir los premios que tenéis
reservados a vuestros escogidos en la eterna bienaventuranza. Amén.
Día 2
¡Oh
Dios de infinita gloria y majestad, que inefablemente os complacíais en los
sentimientos de piedad y devoción con que os amaba y servía vuestra fidelísima
sierva Santa Mónica, cuando con tanto gusto prefería las delicias secretas de
la oración y del recogimiento a las tiernas caricias de sus deudos y a todos
los halagos seductores del siglo y de la carne! Concededme, por la intercesión
de aquella vuestra sierva devotísima, la gracia de que yo os ame y os sirva sin
pecado hasta la muerte, y que prefiera siempre la dicha de agradaros a todas
las vanidades y deleites de la tierra, y así merezca disfrutar un día las
eternas y purísimas delicias de la gloria. Amén.
Día 3
¡Oh
Dios infinitamente amable y adorable, que de tal modo infundisteis en el
corazón de vuestra amantísima sierva Santa Mónica el celo de vuestra gloria y
de la salud de las almas, que, siendo esposa atribulada y afligida, supo beber
en silencio el cáliz de sus tribulaciones, y con sus santísimos ejemplos y
prudentísimos consejos supo edificar y consolar a muchas madres y esposas! Por
lo que os agradó con su heroica paciencia, concededme que sepa yo igualmente
sufrir en silencio mis trabajos y edificar con mis palabras y ejemplos a mis
prójimos, a fin de que en todo de corazón os sirva, y de todas las cosas que me
aproveche para mi santificación, y gloria vuestra, conforme a los designios de
vuestra adorable voluntad. Amén.
Día 4
¡Oh
Dios clementísimo y misericordiosísimo que en el corazón maternal de Santa
Mónica os dignasteis infundir el espíritu de la humildad y la oración para que
en constante súplica rogara en vuestra presencia por la salvación de su esposo
y la conversión de su querido hijo Agustín! Por lo mucho que ella os agradó con
su oración y sus lágrimas, concededme aquel mismo espíritu de humildad y
oración que ella tuvo, para que sepa yo rogar ante vuestro divino acatamiento
por las grandes necesidades de mi alma y de todos los que me están por Vos
encomendados, y de Vos merezca alcanzar para mi y para ellos, primero, vuestra
gracia, y después, la gloria. Amén.
Día 5
¡Oh
Dios omnipotente y en las promesas fidelísimo, que os dignasteis inspirar a
vuestra sierva Santa Mónica una fe tan grande acerca de la conversión de su
hijo Agustín, que, en los días de su tribulación, aseguraba a su propio hijo
que él había de venir adonde ella estaba, e hicisteis que se cumpliese la
profecía de un santo Obispo que al ver la fe y las lágrimas de Mónica dijo:
" Es imposible que hijo de tantas lágrimas perezca!". Por lo mucho
que os agradó la fe de aquella santa madre, concededme que tenga yo tanta en
vuestro poder y misericordia que alcance lo que os pido en esta Novena, y por
ello os glorifique mi alma por los siglos de los siglos. Amén.
Día 6
¡Oh
Dios omnipotente y Padre de toda consolación, que os dignasteis alentar tanta
esperanza en el corazón de vuestra sierva Santa Mónica, que en los días más
amargos de su tribulación, cuando su hijo más se alejaba de Vos, nunca dejó de
esperar con grande confianza el cumplimiento de sus deseos y la consecución de
vuestras misericordias! Concededme por su intercesión y méritos aquella firme
esperanza que ella tuvo, para que jamás desfallezca yo en mi oración y merezca
conseguir lo que os pido para consuelo de mi alma y gloria vuestra. Amén.
Día 7
¡Oh
Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado, que de tal modo consolasteis a
vuestra sierva Santa Mónica en las últimas horas de su vida, que, viendo a su
lado al hijo de su alma, Agustín, convertido totalmente a Vos y santificado por
las aguas del Bautismo, exclamaba que ya nada le quedaba que hacer en este
mundo sino volar a Vos para amaros y poseeros para siempre! Por aquel tan
grande amor con que os amaba la madre de Agustín sobre la tierra, concededme os
ruego, ¡oh mi buen Dios!, que os ame yo como ella, y que de tal modo viva
desprendida de todas las cosas y lazos de este mundo, que nada desee fuera de
Vos, y así merezca poseeros y gozaros por los siglos de los siglos. Amén.
Día 8
¡Oh
Dios de los escogidos y predestinados, que os dignasteis conceder a vuestra
sierva Santa Mónica una muerte tan dulce y tan dichosa en tierra extraña, que,
sin cuidarse de las honras de su cuerpo, sólo pensó en entregar a Vos el alma,
y encargó a su hijo Agustín que dejando descansar su cuerpo en la tierra
dondequiera que ella falleciese, no se olvidara de rogar durante los días de su
vida por el alma de su madre ante el altar del Señor! Por la preciosa muerte de
aquella santa madre, concededme la dicha de morir en Vos y para Vos, como
verdadera hija de la Iglesia, de suerte que consiga entrar en Posesión de la
bienaventuranza, donde me vea rodeada de mi esposo, de mis hijos y de todos los
seres queridos de mi corazón, y juntamente con ellos alabe allí por siempre
vuestras misericordias. Amén.
Día 9
¡Oh
Dios, que siempre te complaces en la gloria de tus Santos y te muestras en
ellos admirable, para que sean venerados de las gentes, y así, en el traslado
de las santas reliquias de vuestra sierva Mónica, desde el puerto de Ostia a la
Ciudad Eterna, os dignasteis honrarla con el júbilo de los pueblos que la
saludaban a su paso, con la devoción de tantas madres que salían a ofrecerle
sus hijos y sus lágrimas, y la acompañasteis en aquel glorioso viaje con los
prodigios de vuestra omnipotencia, haciendo, por su mediación, grandes
milagros! Por el suave aroma que exhalan en vuestra presencia los restos
venerados de aquella mujer santa y admirable, dignaos despertarme de mi
tibieza, resucitarme a vuestra gloria y concederme cuanto os pido para mi salud
eterna y la de todos aquellos que Vos habéis puesto bajo mi amor y cuidado.
Glorificad de este modo vuestro nombre.
Nota:
Al finalizar la oración diaria, deberá terminarse el rezo con un Padrenuestro,
un Ave María y un Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario