Una persona cuyo
trabajo tenga mucho que ver con sus capacidades intelectuales siempre sentirá
que su cerebro podría ser más flexible, más veloz aunque realmente
ya tenga capacidades que cualquiera envidiaría.
Incluso los genios más desarrollados a veces tienen
la impresión de ser unos completos tontos. Steve Jobs,
el genio creativo también sintió la necesidad de ejercitar
su cerebro.
Si te sientas y sencillamente te observas
a ti mismo verás lo inquieta que está tu mente. Cuando
intentes tranquilizarla, la situación sólo se pondrá peor.
Si al cabo de algún tiempo lo logras, se abrirán ante
tí las cosas más sutiles. Tu intuición se hará más aguda,
tu visión será más clara y serás consciente de tí mismo
en el tiempo, en ese momento específico, aquí y ahora. Tus
pensamientos se harán más lentos, tu conciencia se ampliará
y verás muchísimo más allá de lo que veías antes.
Así le describió Steve Jobs los efectos de la meditación
a su biógrafo Walter Isaacson.
Un tipo especial de meditación es la meditación
de la conciencia plena que tiene sus orígenes en el budismo
zen y el taoismo. Poco antes de morir, Jobs le dijo
a Isaacson que hacía varios años que practicaba la meditación.
Testigo de esto fue el periodista y escritor Jeffrey James con
quien Jobs ya a inicios de la década de 1990 discutía
acerca de la relación entre la filosofía zen
y la programación de computadoras.
Ese tiempo fue algo exótico, asegura James, aún así fue un momento
crucial en la vida de Jobs. Hoy el efecto positivo
de la meditación ya ha sido comprobado por
la neurociencia y gigantes de la talla de Google,
General Mills, Target y Ford tienen cursos especiales para enseñarles
a sus empleados el mismo tipo de meditación que Jobs descubrió
hace ya más de una década.
A juzgar por lo que Isaacson deja entrever
en su cita, la meditación que Jobs practicaba era muy parecida
a la que el maestro Yang Jin Ming le enseñara a James
(el periodista y escritor). Se trata de lo siguiente:
Paso 1:
Siéntate en la pose de flor de loto
en un lugar apartado y silencioso. Intenta hacerlo sobre una
almohada plana para evitar la tensión en la espalda. Empieza
a respirar profundamente.
Paso 2
Cierra los ojos y escucha los pensamientos que vienen
a tu mente: el trabajo, la casa, el televisor...todo
esto no es más que un banal parloteo de tu así llamada
“mente de mono“. No intentes detenlo, al menos no ahora.
Limítate a observar cómo tu mente pasa de un pensamiento
a otro. Repite este ejercicio 5 minutos al día durante una
semana.
Paso 3
Sin intentar amainar o contener el curso de tus
pensamientos, intenta dirigir tu atención a tu ”Mente
de buey“, es decir, a la parte de tu mente que
piensa con tranquilidad y despacio. La “mente de buey” sólo
observa el mundo que la rodea. No lo juzga, no busca
encontrar el significado, sólo ve, escucha y siente.
La mayoría de la gente ni sospecha
de su existencia aunque a alguien puede revelársele en un momento
de tribulación, cuando la ”mente de mono“
se ve obligada a callar. Incluso mientras estamos completamente
a merced de nuestra” mente de mono“, de sus órdenes
(“pronto”, “hazlo“) y sus sobresaltos, la ”mente de buey” sigue
su silencioso, paciente y minucioso trabajo.
Paso 4
A medida que empieces a ser consciente de tu “mente
de buey” pídele que detenga de a pocos
el ir y venir de la ”mente de mono“.
A Jeffrey James, por ejemplo, le ayudaba la siguiente técnica:
imaginaba a un buey que iba tranquilamente por un camino
y el mono, como hechizado, se quedaba dormido. No te sientas
mal si de vez en cuando el mono en tu mente
se despierta, los monos son así. Descubrirás que cada vez con mayor
frecuencia el mono descansará en vez de saltar errante por
tu mente.
Paso 5
Luego de haber calmado a tu ”mente de mono"
continúa centrando tu atención en tu “mente de buey”,
tu respiración se hará más lenta. Sentiras en tu piel
el roce del aire. Es posible que sientas cómo corre la sangre
por tus venas. Si abres los ojos verás que el mundo
a tu alrededor te parecerá algo diferente, nuevo e incluso
algo extraño. Verás que por ejemplo la ventana no será más que
un cuadrado lleno de luz, no algo que requiera ser abierto
o cerrado, reparado o limpiado. Sencillamente existe aquí
y ahora. Como tú mismo, aquí y ahora.
Paso 6
Para alcanzar este estado necesitarás de algún tiempo. Pero
si has hecho todo correctamente no sentirás el paso del tiempo
que habrá pasado desde el momento cuando iniciaste hasta ahora. Poco
a poco, día a día irás aumentando la duración
de la meditación y aunque te parezca asombroso sin importar
cuánto dure, ya no sentirás el paso del tiempo. Puedes
comprobarlo con un cronómetro.
La práctica regular de la meditación
de la conciencia plena tiene tres grandes ventajas:
1. Te desharás del estrés. Incluso
si te enfrentas a grandes dificultades lo más probable
es que nunca se conviertan en grandes preocupaciones.
2. El insomnio será algo del pasado: Jeffrey James
es testigo de que gracias a la práctica regular
de la meditación necesita sólo 2 o 3 segundos para quedarse
dormido a voluntad.
3. Empezarás a pensar con más claridad y valorar con
mayor exactitud lo que sucede en tu vida.
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