Las
Fuerzas Creativas que operan en la naturaleza fluyen también por nuestros
cuerpos. Esta energía está disponible para nuestra curación y regeneración.
Podemos aprender a despertar esta fuerza y llegar a ser canales de curación.
Existe
una conciencia por todo nuestro cuerpo. Los psicólogos han demostrado, de
hecho, que con un poco de entrenamiento los sujetos pueden entrar en contacto
con las células individuales del cuerpo e influir en su funcionamiento.
No
obstante, la conciencia de nuestro cuerpo existe a un nivel más elevado que el
de las células individuales. Cada átomo del cuerpo tiene conciencia. Cuando
meditamos, el ideal en el que nos centramos conforma nuestra percepción. Esta
alteración de la conciencia se filtra hasta llegar a cada célula del cuerpo y a
cada átomo.
Así,
para llegar a ser un canal de curación, es importante que nuestro ideal sea la
Conciencia de Cristo, o como dijo Jesús: “El Padre y Yo somos Uno”. Y esto no
tiene nada que ver con ninguna religión. Cuanto mejor armonicemos con el ideal
de la unidad consciente de Dios, mayores efectos producirá dicho ideal en
nuestro cuerpo.
Meditar
sobre el ideal de la Conciencia de Cristopusobre la unión con Dios, hace que
despierten las fuerzas Kundalini del sistema endocrino. La conciencia de todos
los átomos de nuestro cuerpo se llena de la percepción de Dios. Esa conciencia,
consciente de que forma una unidad con la creación, es así capaz de canalizar
la fuerza de la creación.
El
efecto de esta conciencia es alterar las propias fuerzas rotativas que están en
el núcleo del átomo. La física moderna hace mucho que ha descubierto que los
átomos se comunican instantáneamente unos con otros. Concretamente, parece que
se comunican la información contenida en la actividad rotativa que hay dentro
del átomo. Lo que sirve como enlace telepático e instantáneo entre los átomos
es algo que tiene que ver con el movimiento rotatorio de la energía dentro del
núcleo del átomo. Así pues, ha cobrado una significación más profunda el establecimiento
de una conexión entre el efecto producido por la meditación profunda en las
fuerzas rotativas de los átomos del cuerpo y la apertura del canal por el que
discurren las fuerzas curativas de la creación.
Trata
de imaginártelo por un momento. Al permitir que tu mente consciente esté
absorta en la percepción de la unicidad con todo aquello que tiene vida, y con
Dios, los átomos de tu cuerpo también pasan a tomar conciencia de ello. Tú,
desde tu percepción consciente hasta los mismísimos átomos de tu cuerpo,
resuenas en armonía con la energía creativa básica de la vida en sí. Pasas a
ser un canal de la Fuerza de la Vida.
Tras
haber puesto en marcha esta conexión con la Fuerza de la Vida, nos es posible
dirigirla. Podemos dirigirla mediante nuestras manos, mediante el tacto.
También podemos dirigirla con nuestra mente, rezando oraciones curativas
dirigidas a otras personas. La mente subconsciente del individuo receptor puede
captar, a través de la influencia subliminal y telepática, el modelo presente
en nuestra oración, y los átomos de esa persona reaccionarán en consonancia. La
estructura atómica del cuerpo del receptor volverá a alinearse en una dirección
de mayor equilibrio y armonía.
De
ese modo transferimos el poder curativo expresado en la armonía que conseguimos
cuando meditamos. Es impresionante pensar que somos capaces, si decidimos
centrarnos profundamente en nuestra unidad con Dios, de despertar el poder
atómico de las fuerzas vitales que están vivas dentro de nosotros. Es todavía
más impresionante contemplar la capacidad que tenemos de convertirnos en
canales de ese poder, enfocándolo fuera de nosotros mismos para que influya en
las fuerzas atómicas que están dentro de otro ser vivo.
Por
muy impresionante que resulte, las investigaciones hacen pensar que es verdad.
Investigaciones
sobre la Curación Canalizada
La
curación a través de la oración y la imposición de manos cuenta con una larga
historia. Sin embargo, la ciencia ha empezado a investigar tales curaciones
cuando esa historia estaba bastante avanzada. Son cada vez más las
investigaciones que confirman el poder curativo del tacto y de la oración.
Así,
por ejemplo, Elizabeth Rauscher, especialista en física nuclear, puso a prueba
la habilidad que manifestaba la sanadora Olga Worrell para influir en el
crecimiento de las bacterias que había en unos contenedores especiales de
laboratorio. Olga sujetaba con sus manos uno de los contenedores con bacterias
y, bien trataba de intensificar el crecimiento de las bacterias o intentaba
retrasarlo. Posteriormente la doctora Rauscher contó las bacterias para
determinar el efecto producido por el tacto de la sanadora, y descubrió que la
Sra. Worrell podía influir significativamente en el crecimiento de las
bacterias, en la dirección que quisiera.
Para
hacerlo más difícil, la doctora Rauscher situó las bacterias en un medio
ambiente bioquímico que podía acelerar o retrasar su crecimiento, y descubrió
que el tacto de la Sra. Worrell podía muy bien contrarrestar los efectos de los
factores químicos. Así, por ejemplo, en contacto con los antibióticos la
multiplicación de las bacterias disminuía en una gran medida. Pero si la Sra.
Worrell ponía las manos sobre los recipientes que contenían estas bacterias,
aumentaban sus posibilidades de supervivencia en este medio hostil. Y, al
contrario, la Sra. Worrell podía retrasar el crecimiento de las bacterias en un
medio que favoreciera su multiplicación.
El
Dr. Carroll Nash, de la Universidad de San José, realizó un estudio similar, en
el cual unos estudiantes de la facultad actuaron como sanadores. Descubrió que
estos jóvenes inexpertos podían incrementar el índice de crecimiento de las
bacterias mediante la imposición de manos.
Posteriormente,
realizó un estudio más osado, gracias al cual descubrió que los estudiantes
realmente podían producir mutaciones genéticas en las bacterias. Un experimento
de lo más inusual puso de manifiesto que el procedimiento de la imposición de
manos es efectivo a nivel atómico. Stephen Schwartz, jefe de un grupo de
investigación muy innovador, la Sociedad Mobius, verificó el efecto producido
por el tacto del curador en la estructura atómica del agua.
En
este experimento, los sanadores impusieron las manos a una serie de pacientes
afectados por enfermedades reales. Durante estos tratamientos, los sanadores
utilizaron unos guantes especiales, que llevaban unos frascos con agua
destilada cosidos en la parte interior. Después, un ingeniero realizó un
análisis espectro-fotométrico del agua. Se trata de una técnica que sirve para
determinar el tipo de estructura atómica de un material, analizando las
frecuencias de luz infrarroja que refleja dicho material.
Los
resultados de dicho análisis vinieron a probar que el agua de las palmas de
estos curadores había experimentado alteraciones en cuanto a sus átomos. La
energía curativa había alterado la naturaleza de la conexión entre los átomos
de oxígeno y de hidrógeno presentes en las moléculas de agua. En el estudio de
Schwartz, habían trabajado curadores expertos y muy dotados, por una parte, y
novatos sin experiencia, por otra. Los resultados dejaron claro que todos los
participantes eran capaces de influir en las moléculas del agua, si bien los
efectos fueron más intensos en el caso de los practicantes más expertos.
En
estos estudios los curadores imponían las manos, proporcionando de ese modo un
canal de contacto directo por el cual discurrían las energías curativas. Ahora
vamos a examinar una serie de estudios sobre la curación a distancia, a través
del canal de la transmisión de pensamientos, o de la oración.
Un
estudio realizado sobre casi cuatrocientos pacientes con enfermedades
coronarias del Hospital General de San Francisco puso de manifiesto que las
oraciones contribuían a su curación. Randy Byrd, médico investigador, reunió a
personas que profesaban toda clase de credos y procedían de diferentes lugares
de los Estados Unidos para que ayudaran a la curación de una serie de pacientes
rezando por ellos a distancia. Les dio el nombre del paciente, el diagnóstico,
les explicó su estado, pero no les dio instrucciones sobre cómo debían rezar.
La mitad de los pacientes recibió oraciones (seis personas, por término medio,
rezaron por ellos), y la otra mitad no recibió ninguna oración. Los pacientes
por los que rezaron se recuperaron con bastantes menos dificultades que los
pacientes por los que nadie rezó. Al revisar el informe de esta investigación,
varios médicos dijeron que los resultados no hacían sino confirmar lo que ellos
mismos opinaban, pues también rezaban por sus pacientes, y pensaban que la
oración era eficaz.
En
otro estudio que versaba exclusivamente sobre el poder psicocinético de la
mente sobre la materia, el Dr. William Braud, importante socio investigador de
la Fundación de las Ciencias de la Mente, pidió a una serie de legos en la
materia que trataran de “operar” mentalmente en la sangre de otra persona. El
Dr. Braud sacó sangre al paciente antes de llevar a cabo esta “operación” para
que el estado de ánimo del paciente no influyera en los resultados. El
investigador descubrió que las personas podían retrasar la desintegración de
los corpúsculos sanguíneos (hemólisis) utilizando para ello el poder de la
mente. Dentro del sistema circulatorio, este efecto aumentaría la capacidad
celular para combatir las enfermedades.
Ambos
estudios revelan que los efectos curativos, producidos a través del tacto y del
pensamiento, pueden producirse con independencia del sistema de creencias del
destinatario. No se trata de efectos psicológicos, como el pensamiento positivo
o el factor placebo. En estos estudios vemos que las personas pueden canalizar
energías curativas que operan en las propias estructuras moleculares. Así,
queda probado que el despertar de las fuerzas curativas es de la misma
naturaleza que la energía atómica.
Solo
espero y deseo, con todo mi corazón, que esta información tan precisa sirva de
inicio y de nuevo camino a tanta gente enferma que se ha olvidado que sólo de
ell@s depende la curación. Dejar nuestras vidas en manos de otros, sean quienes
sean, no es la mejor idea para poder salir adelante o incluso no perder la vida
en el intento.
Ya
es hora de despertar, mis querid@s; ha llegado el momento de que cada uno se
haga cargo de su propio destino.
Con
todo mi cariño, Noor Canal Espiritual.
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