Tod@s
tenemos acceso a esa puerta que nos conecta con la dimensión espiritual.
Abrirla o no, depende sólo de nosotr@s mism@s.
Creo
firmemente que solo nos damos cuenta de que debemos indagar sobre la dimensión
espiritual, cuando hemos vivido un fracaso profundo o después de experimentar
una gran pérdida o un dolor o sufrimiento en forma de enfermedad. A veces
también se entreabre esa puerta cuando la vida carece de algún sentido y por
dentro nos sentimos vacíos.
Quizás
no esté en lo cierto, pero hasta aquí me han llevado mis propias experiencias.
Por ello pienso que si algun@ de vosotr@s se encuentra en una situación
descrita, la aproveche para abrir esa puerta espiritual de par en par. Más
adelante pensará en el siguiente paso, por ahora con que la mantenga abierta
será suficiente.
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