La humanidad está luchando para sobrevivir.
Llevamos generaciones avanzando lentamente hacia el olvido. Cada
pensamiento discordante que creamos es como un grano más de arena que añadimos
a las arenas movedizas que nos van engullendo.
Eso, desde luego, es una insensatez. Ya sabes, insensatez, demencia:
hacer lo mismo y esperar resultados diferentes.
Nuestro nuevo mundo no saldrá de documentos y proclamas. No puede
desplegarse a partir de la conciencia común y colectiva que ha dominado el
pensamiento humano hasta el momento. No vendrá de fuera, sino de lo más
profundo, donde aguarda la conciencia perfecta.
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