No todas las experiencias de nuestra vida son agradables, ni mucho menos.
Para enfrentar
cualquier experiencia de la vida hay una fórmula, un proceso mediante el cual
también tú puedes avanzar hacia el conocimiento y la sabiduría y, por tanto, hacia
la Maestría.
Entonces, sólo declara lo siguiente:
1. Nada en mi mundo
es real.
2. El significado de
todo es el significado que yo le confiero.
3. Yo soy quien yo
digo que soy, y mi experiencia es la que yo digo que es.
Con esto se invoca el
triple proceso:
A. Percibe la ilusión como tal.
B. Decide qué significa para ti.
C. Re-créate de nuevo.
Ésta es la manera de
trabajar con las ilusiones de la vida y no sucumbir ante ellas, dejándonos llevar
por cada suceso que nos aborda en nuestra vida cotidiana.
Ante una experiencia, cualquiera de ellas, decide qué significado tiene para ti. Decídete a decir que esa
experiencia, que ese fracaso por ejemplo es un éxito. Luego, ante el fracaso, recréate de
nuevo.
Decide Quién Eres en relación con la experiencia que estás viviendo. No
te preguntes por qué la estás teniendo. No hay más porqué que el que tú le des. Recuérdate entonces: “He tenido esta experiencia para dar un paso más hacia el éxito
que deseo. Esta experiencia se me ha dado como un regalo, la abrazo, la atesoro
y aprendo de ella.”
Recuerda que todo
aprendizaje es solo un recuerdo. Por ello, celebra el fracaso o cualquier experiencia que tú mism@ o la sociedad pueda ver como negativa.
Si te sientes sol@, por
ejemplo, ve tu soledad como una ilusión. Decide que tu soledad
significa que no te has acercado lo suficiente al mundo que te rodea. ¿Cómo
puede alguien sentirse solo en un mundo lleno de personas solas? Entonces,
decide re-crearte de nuevo como alguien que se acerca a los demás con amor.
Hazlo durante tres
días y tu estado de ánimo cambiará por completo. Hazlo durante tres semanas y
tu anterior soledad desaparecerá. Hazlo durante tres meses y nunca volverás a estar
solo.
Y entonces
comprenderás que toda tu soledad fue una ilusión, y que tú la controlas por
completo.
Veamos unos cuantos
ejemplos más, utilizando algunas ilusiones (podemos utilizar cualquiera de
ellas, pues la fórmula es siempre la misma).
Cuando te enfrentes a
la ilusión de la condenación, te podrá parecer que tu experiencia es muy real.
La condenación se te presentará con uno de los siguientes disfraces: tu propia condenación
y la de los demás.
Cuando te enfrentes a
la ilusión de superioridad, te podrá parecer que tu experiencia es muy real. La
superioridad se te presentará con uno de los siguientes disfraces: tu propia
superioridad o la de los demás.
Cuando te enfrentes a
la ilusión de ignorancia, te podrá parecer que tu experiencia es muy real. La
ignorancia se te presentará con uno de los siguientes disfraces: tu propia ignorancia
y la de los demás.
¿Puedes apreciar el
patrón? ¿Comienzas a vislumbrar, antes de que Yo te lo señale, alguna manera
positiva de utilizar estas ilusiones?
Cuando pases por la
condenación de los demás, te sentirás tentado a condenar.
Cuando los demás se enfrenten a la condenación, se sentirán tentados a
condenarte.
Cuando confrontes la
superioridad de los demás, te sentirás tentado a considerarte superior. Cuando
los demás confronten tu superioridad, se sentirán tentados a considerarse
superiores a ti.
¿Puedes apreciar el
patrón? ¿Comienzas a vislumbrar, antes de que Yo te lo señale, alguna manera
positiva de utilizar estas ilusiones?
Es importante que
veáis el patrón, ya que con él habéis recubierto la estructura de vuestra cultura. Por ello, experimentáis la realidad colectiva tal como se presenta sobre vuestro planeta y por tanto reflejada en vuestra propia vida. Con estos ejemplos es suficiente para saber cómo modificar y, por tanto alejarse de las ilusiones que cada día se os acercan.
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