No suele ser habitual que los humanos tengamos lo que se llaman
experiencias de estar “centrado” o plenamente “presente en el ahora". Algo
que por otro lado también se podría llamar ver a Dios, porque básicamente es lo
mismo.
Una forma de alcanzar este estado de ser, es mirarte a los ojos en un
espejo. Esto es una herramienta engañosamente simple e increíblemente poderosa.
No tienes que creerme, simplemente prueba.
El truco es no detenerse si este mirar profundo se vuelve incómodo. Si
eres capaz de mantener tu propia mirada más de diez segundoS, empezarás a
sentir tal compasión y tal amor por ti mism@ que casi no sabrás qué hacer con
este sentimiento. Te podría resultar muy difícil albergar este sentimiento si
no estás acostumbrado a amarte a ti mism@, y la mayoría de personas,
tristemente, no lo están. Simplemente quédate con el sentimiento que surja y
abrázalo suavemente.
Continúa mirándote a los ojos más y más profundamente. Si utilizas un
espejo de mano, puedes estar sentado cuando lo hagas. Después de mirarte
profundamente a los ojos, solo quédate con el sentimiento que sigue. Muy a
menudo te sentirás fusionado con la Esencia, con Dios. Esto podría durar sólo
un momento o, si eres plenamente consciente, incluso el resto del día.
Si tienes un compañer@ de vida o un amig@ al que sientas muy cercano,
puedes también intentar una variación de este proceso y mirar profundamente a
los ojos del otr@. De nuevo, no desvíes la mirada, incluso si este mirar
profundo se vuelve incómodo. Pronto pasará, disolviéndose en una suavidad y
resplandor interior a medida que sientes cómo te fusionas con el Ser del Otro.
Lo que ves cuando miras profundamente a los ojos de ti mismo o de otro es el
alma. Es tu propia alma o el alma de quien tienes delante. Los ojos son las
ventanas del alma. Simplemente maravilloso.
Si miras a alguien a los ojos, o si miras a tus propios ojos, y esperas
ver ahí a Dios, lo verás. Si no, no lo verás. En cualquier caso, sin embargo,
te volverás completamente presente. Y estar completamente Aquí y Ahora es una
forma muy efectiva de deshacerse de las distracciones y las divagaciones de la
mente, y llevarte a ti mism@ a una experiencia mucho más elevada de la vida que
estás viviendo.
No puedes mirar a los ojos de cualquier criatura viva sin volverte
plenamente presente. Eso incluye a tu perro, a tu gato, incluso a un animal
salvaje –un león, un tigre o un oso-, y comprueba si no te sientes
completamente presente.
Cuando te vuelves plenamente presente de esta forma con otro ser vivo,
puedes perfectamente empezar a amarlo. La gente se enamora de sus animales
domésticos, y este sentimiento es muy real.
Es especialmente difícil mirar a otro ser humano a los ojos durante
cualquier período de tiempo sin empezar a enamorarse. Es por esto por lo que
las personas desvían la mirada unas de otras tan rápidamente.
No se atreven a mirarse directamente a los ojos por mucho tiempo. El amor
que seguirá las abrumará. Sin embargo, es porque no saben qué hacer con ese
amor por lo que se abruman.
En el momento en que te entregues al amor y lo dejes guiarte exactamente
a donde tu alma quiere ir, no tendrás ninguna dificultad. Toda la lucha cesará
y conocerás la Unidad/Dios. Esto es lo que pasa en el Momento de la Fusión.
Esto es lo que ocurre en el tiempo de la Total Inmersión con la Esencia. Es una
forma muy sanadora de empezar el día o de terminarlo.
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