NO PODEMOS CONTROLAR TODOS LOS PENSAMIENTOS - CONCLUSIÓN

En realidad, he llegado a la conclusión de que no podemos controlar absolutamente todo aquello que pensamos. Espero que os agrade.

Ya sé que parecerá una afirmación un tanto absurda, pero he llegado hasta ella después de algún tiempo de observación o eso me parece. Así es, creo firmemente que no tenemos ningún control total sobre nada en absoluto, ya que todo, incluso muchísimos de nuestros propios pensamientos proceden de algún lugar más allá de lo que todos nosotros comprendemos, y a este lugar le podemos llamar Consciencia o Divinidad.

Ese lugar del que surgen todas las creaciones a todos los niveles. Así, si nuestros pensamientos son una forma de creación más, simplemente surgen de esa Consciencia en la que no hay nada pero de la que todo surge. Por lo tanto, es absurdo malgastar un solo segundo de nuestro precioso tiempo aquí intentando analizar el por qué pensamos esto o aquello.

Os pondré un ejemplo sencillo. Fijaos en lo que sucede cuando dejáis que vuestra mente vague por sí sola. En los primeros segundos o incluso minutos, los pensamientos van y vienen sin que se pueda evitar. Por tanto, es una muestra de que en realidad no nos pertenecen porque una mayoría no los generamos. Yo creo que los pensamientos que nos  llegan, lo hacen según nuestras circunstancias y condiciones, y para que nuestra vida cobre algún sentido para nosotros y por supuesto podamos continuar jugando a este juego de absoluta irrealidad o, lo que es lo mismo, de total ilusión. Y es ahí donde es posible afirmar que tan solo somos un canal por el que pasa cada pensamiento. Por ello, habría que tener muy presente que aunque no los generemos, o al menos no una mayoría, sí debemos ser conscientes en cuáles nos detenemos y cuáles es mejor dejar pasar.

Nosotros, como humanos, simplemente somos un canal por el que transita la energía de los pensamientos y solo de nosotros depende detenernos en ellos o continuar viviendo en paz, porque pase lo que pase, los pensamientos continuaran yendo y viniendo sin que nada podamos hacer ninguno de nosotros para evitarlo.

Eso no significa que no seamos capaces de discernir entre aquellos pensamientos que realmente pueden proporcionarnos algún tipo de sensación más o menos placentera como humanos. Y por tanto, poder abrazarlos o simplemente dejarlos pasar. 

Ahí lo dejo, y ahora saquen cada uno sus propias conclusiones. Probablemente esta afirmación haya sido fruto de un simple pensamiento, que en algún momento ha cruzado mi mente por alguna razón que no voy a intentar averiguar porque no merece ni mi tiempo ni mi razonamiento.