El espacio no es la nada. Es simplemente el vacío entre dos objetos.
Espero que os agrade y sea muy útil.
El espacio puede contener aire, ondas de radio, olores, ácaros del polvo,
vapor de agua y cosas por el estilo. Pero para la mente, el espacio representa
nada, y por ello podemos utilizar el espacio como nuestro pórtico hacia el gozo
y la armonía.
Así que atémonos fuerte los cordones de los zapatos y aprendamos a pasear
por el espacio. Empecemos con un suave paseo en un entorno agradable.
Al caminar, empieza a fijarte no en pájaros, coches o plantas, sino más
bien en el espacio que existe entre todo ello. Descubre el espacio entre los
árboles, entre las ramas, y a continuación localiza el espacio entre las hojas.
No mires las nubes; mira la vastedad entre las nubes. Allí donde veas dos
cosas, fíjate en el espacio entre ellas.
Para encontrar espacio también puedes utilizar sonido. Escucha el sonido
de tus pies al posarse a la vez en el suelo, y luego halla el silencio, el
espacio, entre tus pisadas. Escucha el sonido distante de una sirena. Escucha
con atención hasta que la sirena acabe desapareciendo en un espacio
silencioso.
El espacio está en todas partes. Sólo has de hacerte consciente de él para
empezar a pasear por él. ¿Captas la idea? Ahora estás listo para dar el paso
final. Se trata de la parte más importante del paseo espacial.
Cuando hayas descubierto el espacio, no lo consideres como si fuese otro
objeto que hay que identificar. Tu mente no tardará en aburrirse si lo único
que haces es identificar el espacio. A la mente le gustan las vistas de quitar
el hipo y los problemas jugosos para hincarles el diente mental. El espacio no
es nada de eso.
Este es el truco, la magia de encontrar tu alma y llenar tu corazón. Una
vez que encuentres espacio, mira atentamente en su interior como si reinase una
espesa niebla y esperases ver qué es lo que sale de él. Mira de arriba abajo en
todos los espacios y permanece atento no sólo a lo que ves sino también a lo
que sientes. Así es. Encuentra el sentimiento en el espacio entre dos objetos.
Te derretirá el corazón.
Parte de un mensaje de alguien que hizo un paseo espacial:
Tras nuestra conversación de esta mañana fui a correr. En esa sesión fui mucho más consciente del cuerpo: de cómo fluía, de la rotación de la parte superior del cuerpo en combinación con el libre movimiento de la parte inferior. No necesité calentamiento. Empecé a correr ligera y con un ritmo regular. El movimiento era tan majestuoso que empecé a llorar.
El fenómeno más profundo durante esa carrera fue que todos los animales junto a los que pasé no hicieron amago de apartarse. El cisne, las garcetas y las garzas me miraron con dulzura al pasar a su lado. En varias ocasiones durante esa hora maravillosa tuve que contener lágrimas de alegría. Me fijé en que el aire no era «sólo aire»; era una presencia viva y sedosa, que ondulaba a mí alrededor.
Puedes ayudar a otros a pasear espacialmente acompañándolos o bien describiendo lo que haces. Asegúrate de que de entrada estén tranquilos y mantén la charla despreocupada a niveles mínimos.
Si realmente quieres divertirte, llévate a un grupo de paseo espacial. La consciencia es más fácil de percibir en grupo. Eliminar la charla intrascendente en un grupo es casi imposible, así que lo más conveniente es mantener tiempos de silencio seguidos de cortos períodos de conversación.
Los mejores grupos son los constituidos por 3-8 personas. Si sois más de
8, mejor que os distribuyáis en dos grupos. Este ejercicio es especialmente
interesante para niños. Si sales con un grupo de niños, anímalos a hablar de
sus experiencias a medida que vayan ocurriendo, en lugar de esperar a un rato
de conversación formal. Los niños identifican de manera natural el espacio e
incluso te pueden enseñar un par de cosas acerca de la alegría del paseo
espacial.
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