Es necesario sentir cada palabra que uno pronuncia, de lo contrario es
como hablarle al viento. No sirve absolutamente para nada.
De nada sirve desear un día bendecido para tod@s o dar las gracias tres
veces continuamente, si cada vez que utilizas una sola de estas palabras no se
te estremece el corazón o las lágrimas no asaltan tus ojos.
Es probable que much@s se sorprendan por esta afirmación o incluso no
lleguen a comprenderla, pero os aseguro que esta es la única forma en la que puedo
llegar a los que sí reflexionarán sobre ello y con el tiempo llegarán a sacar
buenas conclusiones.
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