El ser humano actual suele no pocas veces se preocupa por generar y mantener buenas relaciones interpersonales, por compartir sus cosas con los amigos y familiares, y tanto es así que a menudos nos olvidamos de pasar tiempo con nosotros mismos.
El ajetreo
diario suele incrementarse con el paso de las horas, y siempre acabamos apurados por quedar bien con
el jefe, con el amigo, con el novio o novia, por supuesto con familiares
cercanos y lejanos, y con un largo etcétera... Pero, y nosotros? Donde quedamos nosotros?
Veamos algunas
razones por las que deberíamos reservar cierto tiempo para estar con nosotros
mismos.
1. La soledad es un paso más grande y firme
hacia nuestra independencia.
El
regalarnos a diario tiempo para reflexionar y pensar en nosotros, ayuda a que
nuestras ideas fluyan y nos permite ver con mayor claridad los caminos para
llevar a cabo nuestros sueños. Sin duda, es una inmejorable ayuda para que
nuestra independencia se desarrolle sin obstáculos.
2. Estando solos damos más fuerza a la
relación de pareja.
La fuerza
proviene, en este caso, del respeto por el espacio de cada uno en la relación. Al
darnos cuenta que no somos la mitad de nadie, sino que somos seres completos y
perfectos, logramos valorarnos y amarnos primero a nosotros mismos para poder
valorar y respetar a la otra persona y, por ende, también la relación se ve
fortificada y valorada.
3. Sólo estando solos podemos
escuchar a nuestro interior.
Nosotros
mismos somos nuestros mejores consejeros, y la voz de nuestro interior o
nuestra consciencia es la única que jamás se equivoca y nos ayuda a avanzar en
este camino de la vida con confianza. Para escucharla debemos prestar atención de
manera intencionada y nada mejor para ello que estar solo durante algún tiempo.
4. La imaginación no desaparece, solo se
bloquea.
De la
misma forma que al estar a solas podemos escuchar nuestra voz interior, también
nuestra imaginación cobra vida con nuevas ideas y caminos que andar. La creatividad
es hija de la imaginación, y si a ellas les unimos silencio y sosiego a solas,
sin duda obtendremos respuestas creativas para avanzar y también para dar solución
a los problemas que la vida nos
presenta.
5. El exceso de información se torna en
negatividad tarde o temprano.
A lo largo del día somos bombardeados con información, alguna puede ser relevante pero no así una mayoría de lo que nos llega. Al final del día, de una u otra manera, acabamos pensando en algo que nos ha llegado durante el día y que no suele ser demasiado agradable, y ya tenemos a la negatividad a la puerta de nuestra casa.
Personalmente, hace muchísimos años (tantos que ni tan siquiera lo recuerdo) que ni veo ni leo noticias. Ni buenas ni malas ni regulares. No veo noticieros, ni tertulias, ni debates, ni discusiones, ni nada parecido. Simplemente no me interesa. Mi camino no va por esos derroteros. Y creedme que estoy más feliz que unas castañuelas. Mañana se acaba el mundo y yo voy a enterarme cuando suceda. Podría ser más feliz? Os aseguro que no. Probadlo y me contáis. 😉
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