Sabias palabras de Ramtha, uno
de mis guías preferidos. Con Él comparto muchas de las enseñanzas que me son
transmitidas a través de mis propios Guías y Maestros. Espero que os agrade.
«Has vuelto aquí para
experimentar a Dios, para entender el Yo, para vivir los principios del Yo Soy.
Y los principios del Yo Soy abarcan todo lo que cada uno es, cada actitud, cada
emoción, cada personaje y cada situación ilusoria creada en el reino del
pensamiento llamado Dios.»
Ramtha.
Estudiante: NO he venido con
ninguna pregunta específica. Siento que todo lo que has dicho a cada uno podría
ciertamente ser aplicado a todos nosotros.
Ramtha: Lo es, y lo ha sido.
Estudiante: Pero me gustaría
hacerte dos preguntas generales. Tú has dicho que cuando dejamos este plano,
siempre continuamos hacia algo mejor.
Ramtha: Eso es correcto. Cuando
abandones esta audiencia, seguirás hacia un momento más grande en el ser, pues
tu vida avanza cada momento Para ser más que en el momento anterior.
Estudiante: Entonces, ¿podrías
decirnos algo sobre los mecanismos de la reencarnación? Quiero decir, ¿cómo es
que nos vamos de aquí hacia algo mejor y sin embargo volvemos otra vez? ¿Se nos
envía de regreso aquí para aprender algo?
Ramtha: Primero, maestro, ¿cómo
sabes que no hay algo mejor esperándote aquí en un futuro?
Estudiante: Porque parece que
vivir aquí es una lucha, y hay mucho dolor y tristeza que enfrentar. Aunque no
estemos experimentando un gran dolor nosotros mismos, lo vemos por todo nuestro
alrededor. Obviamente hay mucho dolor aquí, y es difícil imaginar que vaya a
mejorar en un futuro cercano.
Ramtha: Sabes, el último
sufrimiento aquí fue el hambre, y todos estaban siempre hambrientos. El asunto
era trabajar arduamente para conseguir un penique, o una rupia, o un siclo para
comprar un pedazo de pan, un poco de queso, y vino fermentado con los que
llenar un estómago vacío. Ahora mira a todo el mundo. Todos están luchando para
adelgazar. Ahora que todos han sido alimentados y están gordos, viene alguien y
dice: «Esperen un momento; esto no es bonito.» Así que ahora todos luchan por
pasar hambre otra vez. ¿No es la vida una aventura?
El dolor aquí, maestro, se
llama ego.
Estudiante: Realmente no estoy
seguro de entender lo que dices. ¿Quieres decir que la vida es circular? ¿No
hay final en el círculo?
Ramtha: La vida no es un
círculo, maestro, ni se repite jamás. Siempre cambia, y al mismo tiempo
evoluciona en cada momento para ser constante. La vida lo abarca todo y crea el
próximo momento con la virtud de su propio ser. Es creada en el momento por
cada entidad y de acuerdo con su actitud. Es la actitud hacia la vida lo que
hace que sus ciclos de cambio parezcan circulares.
La reencarnación es una verdad,
ciertamente. Es simplemente abandonar un cuerpo —pues la actitud le permitió
morir— y tomar otro, ya sea aquí o en cualquier otro lugar sobre el plano de
materia.
¿Por qué todos vuelven aquí?
Porque ellos quieren. ¿Tú crees que se te fuerza a volver aquí —que se te
expulsa de cualquier plano en donde estés y se te devuelve a un cuerpo— sólo
para tener que atravesar con dificultad el canal del nacimiento y depender
completamente de los egos a tu alrededor. Ningún edicto te envió aquí, maestro.
Pues no hay nadie que pueda obligarte a hacer algo en contra de tu voluntad. Tú
eres el único que decidió volver aquí. Tú eres el único que deseó expresarse de
nuevo sobre este plan Así que si estás buscando a alguien a quien culpar de tu
miseria, tendrás que mirarte a los ojos. Tú eres plenamente responsable de tu
propia belleza, de tu propio ser y de tu vida, sea desgraciada o maravillosa. Y
ya es hora de saber que esto es así. A nadie se lo obliga nunca a reencarnarse
sobre este plano. Pero después de vivir aquí durante eones, el hombre empieza a
pensar q esto es todo lo que hay. Y cuando pierde su cuerpo y se aleja de sus lazos
emocionales y de los juguetes que hay aquí, se apresura a volver, pues cree que
este es el único cielo que existe. Y por lo tanto, así es para él.
La única razón por la que estás
aquí es porque así lo deseas, porque dentro de tu ser tienes una necesidad que
satisfacer aquí. Y la necesidad es expresar alegría, tristeza, pena, furia o
dolor, o cualquier otra cosa que desees experimentar en este plano de ilusión,
hasta que te satures de todo ello. Entonces, cuando te canses o te aburras,
puedes cambiar tu actitud y experimentar alguna otra emoción. Así de simple es.
¿Acaso puede la utopía vivir al
lado del dolor, la tristeza y situaciones infernales? Puede hacerlo, en verdad.
Tan sólo te aleja de ello una actitud.
Has vuelto aquí para
experimentar a Dios, para entender el Yo, para vivir los principios del Yo Soy.
Y los principios del Yo Soy abarcan todo lo que cada uno es, cada actitud, cada
emoción, cada personaje y cada situación ilusoria creada en el reino del
pensamiento llamado Dios.
¿Sabes por qué tienes tu
identidad actual? Porque ya has representado la mayoría de los otros papeles
anteriormente, y ahora estás experimentando éste. ¿Por qué no naciste como niño
hambriento en lugar de la entidad opulenta que eres hoy? Porque tú has sido el
niño hambriento que quiso ser la entidad opulenta, y aquí la tienes. ¿Y por qué
no eres el panadero que hace pan para alimentar a su familia? Porque, maestro,
tú has sido el panadero que hacía el pan para alimentar a su familia. Ahora
eres la entidad que se lo compra.
Lo maravilloso de este reino es
que es siempre continuo y cambiante, y tú puedes ser cualquier personaje que
desees. Y a medida que avanzas sobre la plataforma de la vida, avanzas hacia
altiplanos que te ofrecen un escenario donde representar aquellas ilusiones que
proporcionarán el mayor aprendizaje dentro de tu ser. Y sobre este escenario
tienes la libertad de convertirte en rey o en mendigo, en amante o en amado, en
hombre libre o en esclavo, cualquier ilusión que te provea del entendimiento
que necesita tu alma para realizarse.
Son muchas las experiencias que
nunca has tenido maestro, pues hay muchas cosas que no has hecho y entidades
que nunca has sido. Hay en este mundo entidades que viven en una paz sublime, y
cuyas necesidades son simples. Y cualquier cosa que necesiten, cualquier cosa
que deseen, simplemente la manifiestan. Ellos viven en la alegría y la
felicidad, maestro, actitudes y aventuras del pensamiento que tú aún debes
elegir para tu experiencia.
Hay muchos entendimientos que
tú aún tienes que vivir. ¿Y sabes cuál es el más grande de todos? Vivir
simplemente por vivir. Vivir por vivir es el mayor logro en el entendimiento de
la vida. Pues es entonces cuando conocerás la paz, cuando conocerás la alegría.
Es entonces, maestro, cuando te convertirás en la totalidad de Dios otra vez.
Tú aún tienes que experimentar
ese entendimiento de la vida, pues te has dejado intimidar hasta aceptar los
roles de la manutención, el trabajo, la competitividad, el idealismo, el
sufrimiento, la neurosis. Tú has aceptado eso como tu suerte, y así es. Pero si simplemente te permitieras salir y ver las otras partes de la vida, te darías cuenta de que eso son sólo piezas diminutas dentro de tus opciones en la vida.
Esta vida, al margen de todas
las cosas que han sucedido en su historia como humanidad, es realmente
grandiosa. Desafortunadamente, aquellos que habitan en las ciudades, en medio
del estancamiento y el espesor de la conciencia social, piensan que este es un
lugar desgraciado y miserable donde vivir. Pero si alguna vez encontraras el
valor dentro de tu ser para apartarte de los ideales, la intimidación y la
conciencia limitada del hombre, y te fueras a vivir a la naturaleza, siendo uno
con el Dios dentro de ti, encontrarías que la vida es realmente espléndida, que
es algo hermoso, siempre continuo e ilimitado.
La razón por la que has vuelto
aquí, maestro, es para vivir. Pero no has roto con las cosas que te atan a este
plano de manera que puedas experimentar la majestad de Dios y de la vida. Nunca
has caminado sobre un glaciar o te has refugiado bajo un puente de roca, o has
mirado a través de una ventana en invierno para encontrar un pájaro rojo
sentado ahí, brillando en la nieve. Ni has estado en cavernas profundas, o
paseado por el desierto y observado a la serpiente buscando su comida. Ni has
dormido en una gran pirámide tu solo, o ido a explorar lugares donde nadie ha
estado, y hay muchos de ellos. No has navegado por un océano inmenso y visto a
un gran pez saltar, ni seguido a un ciervo por un bosque multicolor.
Aún no has hecho muchas cosas
que son electrizantes, emocionantes y maravillosas para tu ser, y a ninguna de
ellas les importaría jamás cuál es tu trabajo, tu educación, tu posición
social, o qué tan nuevo es tu automóvil.
Aquellas son facetas de la vida
que aún tienes que experimentar. Pero cuando lo hagas, ellas derribarán tus
neurosis, tus miedos, tus trampas e incertidumbres. Y habrá momentos en los que
sentirás que vas a explotar de alegría, aunque querrás que alguien esté ahí
para verte explotar y, sin embargo, te sentirías intimidado si alguien
estuviera ahí. Esa es tu naturaleza, pero no hay nada de malo en ello.
Simplemente no te has permitido experimentar todas tus opciones aquí, pues has
sido duramente presionado para convertirte en un ideal ilusorio que es
totalmente extraño a la alegría y a la felicidad de la vida.
Ahora, si tú no quieres volver
aquí, no lo hagas. No tienes que hacerlo, jamás. Yo nunca volví, pues ascendí
con el viento llevándome conmigo todo lo que era. Al hacer eso, me convertí en
una entidad libre. ¡Una entidad libre! Porque trascendí todas las cosas que
había hecho en mi vida aquí. Me perdoné a mí mismo y abracé esta vida, y me
entregué al asunto de ser Dios. Y si un bárbaro ignorante y miserable pudo
hacerlo, maestro, ciertamente tú también puedes.
La manera de terminar la vida
de uno aquí es viviéndola, amándola, y convirtiéndose en una parte de las cosas
simples. Deshaciéndose de ideales que intimiden, limiten y restrinjan la
libertad de la vida. Viviendo la libertad de uno mismo, amándose a sí mismo y
dejando de compararse con los demás.
Cuando dejas de vivir para las
imágenes de la sociedad, y a cambio vives para tu propio ideal, tu propia
verdad, cualquiera que ésta sea dentro de tu ser, y amas tu eterno ser,
entonces llegas a ser uno con las flores y los peces, con toda la vida.
Entonces puedes decir: «He terminado esta experiencia. He amado toda la vida
que hay aquí, y por eso, estoy listo para una nueva aventura. Estoy listo para
un reino muy lejano y un nuevo entendimiento, un modo de ser totalmente
diferente». Cuando hayas hecho estas cosas, maestro, abandonarás este lugar en
un resplandor de gloria. Así es como yo me fui.
Yo soy un amante de este plano.
A menudo camino por sus valles. Silbo entre los árboles y me convierto en parte
de la risa de los niños. Yo sé lo que es esta vida, pues no pasé por alto los
valores de aquí. Pero más que eso, conozco los sufrimientos de aquellos a
quienes amo sobre todas las cosas, mis amados hermanos. Y aunque tengo las
respuestas, son de poco uso si no se aplican.
La razón por la que tú y todos
se expresan aquí es porque quieren. Eso es la reencarnación.
Estudiante: Gracias. Tendré que
pensar sobre lo que has dicho.
Ramtha: Hazlo. Pues cuando lo
hagas quizás elijas ser más cariñoso con tu Ser y le permitas la libertad de
respirar un poco más desahogadamente.
Estudiante: Me pregunto si
podrías decirnos algo sobre lo que haces cuando no estás metido en este plano.
Ramtha: Hago lo mismo que tú,
expresarme. La única diferencia es que la tuya es una limitación de la
expresión, y la mía no. Mi alcance llega hasta la eternidad, pues yo nunca
contemplo mi final, ya que tal cosa no existe. Y ciertamente yo voy con el
viento, porque ese fue mi deseo supremo.
Yo soy feliz. Y te veo a ti y a
ella y a él en sus vidas. Yo observo tus ilusiones aquí, y aunque para ti son
tan serias y tan turbias, yo río. Pues todo lo que tienes que hacer es ver más;
y hay más.
Yo me expreso, maestro, y soy
feliz con lo que soy. Y cuando no soy la identidad que ves de mí aquí, soy
aquello que es: la plataforma desde la cual emanan todas las cosas. Pues el
séptimo nivel es la totalidad del pensamiento, el cual es el gran vacío que
sostiene a sus planetas en sus órbitas, a tus células unidas, y abarca todas
las cosas hasta los perímetros de la eternidad. Cuando eres una unidad del
séptimo nivel, ya no existen los niveles. Sólo el ser. De esta manera te
conviertes en todos los sentimientos de todas las cosas, de todo el saber, de
todo el pensamiento.
Contempla lo que es ser el
pensamiento. ¿Hasta dónde puede viajar un pensamiento? ¿Podrías llevar un
pensamiento hasta la superficie del sol? ¿O quizás a la cara oculta de la luna?
¿O hasta las estrellas, grandes y pequeñas, que habitan sus cielos? ¿Podrías
enviar un pensamiento a otra entidad en otro plano? Puedes hacerlo en menos de
un momento. Lo tienes justo dentro de ti. Tú eres la entidad que no quiere esa
expresión. Tú quieres esta expresión, y así es.
Estudiante: Ciertamente tiene
que haber un momento en el que nos demos cuenta de por qué seguimos volviendo.
Ramtha: Lo hay. Se llama
felicidad. Y ese punto se obtiene cuando no prefieres ser nadie más, sino tú
mismo. Y no deseas estar en ningún otro lugar, sino justo donde estás. Ese es el
momento de la realización.
Y otra cosa, maestro. Lo que
para ti es tristeza, miseria y dolor, a menudo es felicidad para otra entidad.
Todos aquí están felices con su vida. Sólo que no se dan cuenta de esto porque
su ideal de la felicidad es ser un payaso que corretea como el hada Campanita,
poniendo las cosas de color azul, rosa y lavanda.
Cada uno aquí es feliz porque
está haciendo lo que quiere de acuerdo con su voluntad. Si alguien quiere estar
enfermo, está enfermo. Si alguien quiere ser infeliz, lo es, porque así lo
quiere, porque eso lo hace feliz. Sabes, si fuerzas a algunas entidades a reír,
ellos estallan en lágrimas.
Todos aquí están disfrutando de
la vida expresivamente. Si no lo hicieran, morirían en un momento. Y cuando su
tiempo llega, realmente mueren, pues creen que deben hacerlo. Un día, maestro,
en la alegría y la paz de ser, te darás cuenta, simplemente mirando a todos a
tu alrededor, de que cada uno es infinitamente feliz, sin importar cuál sea su
expresión.
Estudiante: ¿Puedo hacer una
pregunta más? Tú has dicho que yo he sido personas diferentes en otras vidas.
Me pregunto si podrías decirme quién fui en otras vidas.
Ramtha: Maestro, si alguna vez
dedicáramos la audiencia a mirar con minucioso detalle todos tus «archivos»,
como se los llama, estaríamos aquí hasta tu próxima vida. Tus vidas han sido en
número veinte mil trescientas cuarenta y seis... y media. Así que para hablarte
de tu pasado deberías decidir qué época, qué lugar y qué ilusión, y entonces
podríamos traerlo.
¿Sabes, maestro? He descubierto
que muchos de los que consideran que esta vida es mundana o sin emoción, a
menudo gozan con el pasado, pues ven que quizás el pasado guarda para ellos una
vibración de vida o la estima que ellos sienten que les falta. Y hacen fantasías
de su pasado del modo más romántico y heroico. Pues cuando la vida aquí se hace
pesada y aburrida, ellos siempre pueden concluir que fueron muy heroicos en la
batalla y que dejaron detrás a muchas mujeres llorando por ellos. Y cuando
volvieron, el pueblo entero se alzó en una celebración que duró eones. O que
fueron la mujer más hermosa del mundo en aquellos tiempos y que tuvieron a todo
hombre por amante.
Ahora, te diré esto para que lo
entiendas: todos ustedes han vivido muchas vidas. Y esas vidas han sido
ilustres y románticas, miserables y barbáricas, famosas e infames. Pero todo
cuanto fuiste en tu pasado no es tan grandioso como lo que eres ahora. En este
ahora, tú eres más de lo que hayas sido jamás, maestro. Pues eres el
conocimiento y experiencia acumulados de todas las vidas que has vivido. El
ahora, maestro, es el propósito de todo lo que fue.
Nunca has sido mejor de lo que
eres hoy, no importa el disfraz o la ilusión experiencia; pues todo lo que
posees hoy en sabiduría, saber interior y amor es mucho más de lo que nunca has
tenido. Si yo te hiciera retroceder cinco vidas anteriores a ésta, ni siquiera
sabrías quién eres, porque has refinado el elemento llamado Yo hasta un punto
muy por encima del reconocimiento de lo que fue una vez. Si las vidas que
viviste una vez te vieran hoy te llamarían valiente, genio, hereje, te
considerarían poseído, pues tu entendimiento es muy superior al que había en
aquellos días.
No es de sabios mirar lo que tú
fuiste en el pasado. Cuando vuelvas al pasado en busca de respuestas, nunca
experimentarás este momento de la vida y las respuestas que guarda para tu
futuro, pues estarás tan atareado con la cabeza mirando hacia atrás, que no
podrás ver el ahora cuando éste llegue. Tienes curiosidad por saber quién
fuiste antes, maestro, y ni siquiera sabes quién eres ahora.
Es bueno saber que hemos vivido
antes, pues eso nos da esperanza para nuestros mañanas. Pero la belleza
esencial que vivió todas esas experiencias aún está sentada en silencio,
reflexionando, esperando despertar a la comprensión de que es un gran Dios que
tiene el poder y la opción de crear su vida y realizarse a sí mismo de la
manera que elija.
Aprende a vivir en este ahora.
Los ahoras son vírgenes. Son momentos permisivos. Tú haces del momento virgen
cualquier cosa que declares que sea a través de tu actitud. Puedes ser alguien
molesto, doloroso, triste, miserable; todo en un instante. O en el próximo
instante puedes cambiar tu actitud y convertirte en alguien adorable, libre,
excitante, feliz y lleno de alegría y exuberancia en ese momento. Y en el
próximo instante por venir, que no está afectado por los dos anteriores, puedes
convertirte en alguien sombrío, brillante, dedicado o rencoroso, lo que tú
desees.
Lo que es importante, maestro,
es saber quién eres ahora y hacer algo para ser feliz en esta vida. Si deseas
tener en otra vida la capacidad de recordar ésta, haz que cada momento sea
inolvidable y que permanezca siempre vivo en tu alma. Si deseas vivir en el
infinito, primero debes aprender a vivir cada momento plenamente.
Estudiante: ¿Podrías decirme,
quizás, lo que ves en mi futuro?
Ramtha: ¿Quién serás en tu
futuro? Siempre serás tú. Aunque los ojos, el color de la piel, y la máscara
cambiarán, siempre serás tú. Siempre tendrás la misma alma y el mismo
espíritu-Dios de tu ser. En tu próxima vida serás cualquier personaje ilusorio
que decidas representar. Y si es sobre este plano pasarás por el proceso del
nacimiento y crearás el fruto del vientre de acuerdo con tu propio diseño
particular, y verás que satisface cualquier juego o ilusión que hayas destinado
para ti en esa existencia. O puedes simplemente despojarte de la ilusión, y
avanzar hacia un plano mayor de entendimiento.
Aprende a vivir en el ahora,
maestro. Sé grande en esta vida y experiméntate a ti. Cabalga en el viento.
Envía un pensamiento navegando hasta la luna. Deja que un espléndido
pensamiento se pose sobre el sol, para que éste sepa quién eres. Siéntate sobre
una estrella. Háblale al agua. Todo eso eres tú; todo eso es Dios; todo eso es
vida.
Estudiante: Gracias. Tengo una
última pregunta. ¿Podrías decirme hacia qué plano estoy progresando?
Ramtha: Hacia Dios, maestro.
Estás progresando hacia tu divinidad, estás refinándola. Tú viniste aquí como
un dios, te enredaste en la carne —en el hambre, el calor, el frío y las
divisiones territoriales— y olvidaste la divinidad, el poder, la inteligencia
totalmente sabia, que todo lo consume y que eres tú mismo. Esa es la causa de
tu eslabón con este plano, que está igualmente progresando hacia el séptimo.
Tú estás progresando hacia el
séptimo entendimiento, que es conocer a Dios en todas las cosas. Y la cúspide
de este saber es el dador de ese mismo saber, que eres tú, absolutamente.
Estudiante: Que así sea.
Ramtha: Y así ha de ser.
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