Parece que la paz interior es complicada de
encontrar. Sin embargo, también en muchas ocasiones la tenemos delante y no
somos capaces de ver más allá.
Cuando uno es capaz de percibir y recibir cualquier
tipo de expresión de amor de los demás, está en el camino de encontrar esa tan
anhelada paz interior.
Cuando deja de existir el interés por analizar y
racionalizar los hechos de nuestra vida o la de los demás, entonces se está en
el buen camino.
Cuando deja de existir el interés por juzgarnos a
nosotros mismos o a los demás, se está también en el buen camino para
reconocernos.
Cuando hay una clara y limpia capacidad de vivir en
el eterno ahora, y además hacerlo de manera serena, feliz y tranquila, se está
en la dirección correcta.
Cuando se actúa de manera espontánea sin importar
qué pensaran los demás y sin ningún tipo de miedo, se está en el buen camino también.
Cuando uno ve belleza en todos lados, incluso en
aquellos en los que nadie la ve, se está en el camino de reconocimiento de
nosotros mismos.
Cuando se comprende absolutamente que cada uno
aporta a nuestra vida o a la de los demás aquello que cree que es beneficioso,
aunque no siempre lo sea, entonces uno es capaz de ver más allá de verdad.
Cuando dejan de interesar conflictos, discusiones, problemas,
enfrentamientos de cualquier tipo, ya sean personales como de los demás, es que
uno va comprendiendo quién es.
Cuando uno intenta aprender de cada situación,
incluso de las más difíciles o negativas, está en el camino correcto.
Cuando se es feliz sin saber por qué, sin ninguna razón
aparente, uno se halla en el buen camino.
Cuando uno esparce amor allá a donde va, entonces se
acerca a su interior cada vez más deprisa.
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