Tener
amigos es necesario y la constante comunicación con la gente tiene sus
ventajas, o eso cree una mayoría de personas. Vamos a analizarlo.
Personalmente,
creo que tener o no amig@s depende mucho del carácter de cada uno, y nada está
bien o mal porque cada persona tiene su propia forma de hacer y por supuesto
todas son absolutamente respetables.
La siguiente reflexión es fantástica para que, quienes sí tienen muchos amigos comprendan a los que ni los tienen ni sienten la necesidad de tenerlos.
Ante esta cuestión, algunos científicos decidieron responder a la pregunta: ¿Realmente hay que tener amigos para ser feliz y estar plenamente satisfecho con la vida? Y llevaron a cabo una investigación. En este estudio participaron 15.000 personas de edades comprendidas entre los 18 y los 28 años, que vivían en lugares con una densidad de población diferente y se comunicaban con sus amigos con distinta frecuencia.
Una
revista británica de psicología publicó los resultados. Sin duda te
sorprenderán!!
Las tres conclusiones principales
de la investigación
Los
psicólogos evolucionistas Satoshi Kanazawa de la Escuela de Economía y Ciencia
Política de Londres y Norman Lee de la Universidad de negocios de Singapur
(SMU), tras analizar los resultados de la investigación, llegaron a las
siguientes conclusiones:
En primer lugar, las
personas que viven en puntos con alta densidad de población, por lo general, se
sienten menos felices.
En segundo lugar, la
mayoría, para sentirse felices, necesita reunirse constantemente con sus amigos
o las personas que comparten su forma de pensar. Cuanta más comunicación
cercana hay, mayor es el nivel de felicidad.
En tercer lugar, las
personas con inteligencia mayor que los demás, son una excepción de esta regla.
Cuanto
más alto sea su IQ, menor es la necesidad del ser humano de relacionarse
constantemente con amigos.
Los
intelectuales sienten menos satisfacción con una vida con exceso de actividad
social. No se emocionan por «ser el alma de la fiesta».
Las personas con inteligencia
alta tienen un círculo social muy reducido
El
cerebro de una persona con habilidades intelectuales altas funciona de distinta
forma. Esto también incluye la sociabilidad.
Sí, ser
inteligente no es sencillo. Dentro de cada intelectual existe su propio pequeño
mundo.
La
actividad social, para las personas con una inteligencia mayor al promedio, es
más bien una medida necesaria que una necesidad de la vida. La mayoría de los
supergenios han sido y suelen ser solitarios. En realidad, hay pocas personas
que los entiendan y los acepten. Pero para ellos esto no representa ningún
problema. Al contrario, cuanto más tienen que socializar, menos felices se
sienten.
Las personas inteligentes
prefieren dedicarse a los asuntos importantes para ellos antes que socializar
La
investigadora Carol Graham del Instituto de Brookings, especialista en «la
economía de la felicidad», cree que las personas inteligentes utilizan la mayor
parte del tiempo en alcanzar metas a largo plazo. Los intelectuales se sienten
satisfechos al hacer cosas que los llevan a ciertos resultados.
El
doctor que trabaja en la vacuna contra el cáncer; el escritor que está
escribiendo una novela formidable, no necesitan interactuar con otras personas
porque esto los distrae de su meta principal, lo cual quiere decir que influye
de forma negativa en la felicidad y desequilibra su armonía interna.
Las razones están en el pasado
lejano
Existe
la «teoría de la felicidad de sabana». De acuerdo a esta teoría, no solo se
trata de los genes sino también de la memoria de nuestros antepasados. El
estilo de vida de los cazadores antiguos, a partir de los cuales empezó la
historia de nuestra civilización hasta la fecha influye en nuestra vida e
incluso en nuestra sensación de felicidad interior.
Nos
sentimos felices en exactamente las mismas situaciones y circunstancias en las
cuales fueron felices las personas que vivieron hace miles de años.
Pero,
para ser exactos, el círculo social de los antepasados de la sabana africana
contaba con más de 150 miembros del grupo. Y vivían en un lugar remoto con una
densidad de población menor a una persona por kilómetro cuadrado. Necesitaban
mantenerse juntos siempre para sobrevivir en un ambiente hostil.
Ahora
vivimos en la era de las tecnologías y una gran cantidad de personas alrededor.
Sin embargo, la mayor parte de la gente sigue mostrando las cualidades de
nuestros antepasados que quedaron en la memoria genética. Es como si el cuerpo
existiera en una situación y el cerebro en otra. El cuerpo puede estar en una
metrópoli con varios miles de personas por metro cuadrado, y el cerebro en la
sabana desértica.
Esto es
así para la mayor parte, pero no para todos.
La inteligencia alta permite
adaptarse a las nuevas condiciones
Los
intelectuales o personas con una gran capacidad de inteligencia, a diferencia
de las personas con habilidades mentales promedio, en alguna etapa de la
evolución lograron superar la memoria del pasado, ya que no corresponde al
presente.
Estas
personas pueden adaptarse con mayor facilidad. Parece que la naturaleza les
puso la tarea de solucionar nuevos problemas evolutivos. Por eso las personas
inteligentes pueden vivir fácilmente de acuerdo con sus propias leyes, sin
aferrarse mucho a los orígenes.
La
inteligencia alta permite no basarse en otras personas constantemente, sino
alcanzar las metas de forma individual. Las personas inteligentes están en
armonía con ellas mismas y solo de vez en cuando necesitan interactuar de forma
íntima con otras personas.
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