Insertar falsos
recuerdos en nuestra memoria es posible. Pero, es posible insertar un recuerdo
en la mente de alguien de forma que la persona lo integre como propio??
No solo es posible,
sino que probablemente alguien te lo ha hecho alguna vez o incluso tú has
participado en la inserción de un recuerdo falso. Vamos a ver cómo es posible
insertar falsos recuerdos en la mente de cualquier persona.
Es muy probable que
estés convencido de que tienes algún recuerdo (más o menos nítido) de tu más
tierna infancia, incluso de cuando eras un bebé. Siento tener que
decepcionarte, pero muy posiblemente tu recuerdo sea falso.
Vamos a ir incluso
un poco más allá: ¿tienes la certeza absoluta de que alguno de tus recuerdos
fue tal y como tú lo recuerdas? ¿Estás seguro?, ¿pondrías la mano en el fuego?
Pues siento volver a decepcionarte pero seguro que no fue como tú lo recuerdas
y es en parte producto de tu imaginación.
Siempre he tenido
la intuición de que determinados recuerdos que tenía de mi infancia no lo eran
realmente, sino composiciones que el cerebro había ido generando con retales de
historias contadas por otras personas, principalmente mis padres y familiares.
Ahora tengo la certeza.
No sólo recordamos
cosas que no han pasado, sino que las que realmente hemos vivido resulta que no
las recordamos con mucha fidelidad. Cuántas veces habré discutido con mi pareja
sobre quien tiene razón acerca de cómo se desarrolló algo. ¿Te resulta familiar
esta situación? Los dos pensábamos que nuestro recuerdo era el más fiel a la
realidad y no dábamos nuestro brazo a torcer. En realidad, los dos estábamos
equivocados y si un espectador hubiese grabado la escena original, nos
sorprenderíamos de lo que pasó en realidad.
Vamos a descubrir
cómo nos engaña nuestro cerebro cuando recordamos y cómo podemos engañarle
nosotros a él para que recuerde lo que nos plazca.
Cómo se almacenan los recuerdos
Mediante la memoria
somos capaces de almacenar los recuerdos en distintas zonas de nuestro cerebro
para poder evocarlas posteriormente cuando las necesitemos.
El recuerdo se
almacena mediante conexiones entre grupos de neuronas, de forma que, cuanto más
importante, traumático, o más veces se use el recuerdo, mayor número de
conexiones se formarán y habrá más caminos para acceder a dicho recuerdo.
Además, existen
distintos neurotransmisores que se liberan en distintas situaciones, como puede
ser el miedo o el estrés, que aumentan la forma en que se fija el recuerdo en
nuestro cerebro, haciendo así que sea mucho más difícil de eliminar.
Los falsos recuerdos: el corta-pega de
nuestra memoria
Hace años se pensaba que nuestra memoria era una grabadora que simplemente cogía datos, los almacenaba y los devolvía exactamente igual. Hoy sabemos que no es así.
Nuestra memoria no
es un fiel reproductor de las cosas que nos han pasado, sino que es más bien
caprichosa. De esa forma, con el tiempo nuestros recuerdos evolucionan y les
añadimos o eliminamos información a nuestro antojo. Este retoque continuo se
produce por la adquisición de nuevas experiencias y por influencias externas de
otras personas. De esa forma, algo que hemos vivido de una manera determinada
que podemos evocar perfectamente al poco tiempo de almacenarlo, con el tiempo
se alimenta de otros recuerdos y sufre una auténtica transformación.
Parece además que
la memoria tiene complejo de superioridad y va mejorando los recuerdos para que
nos sintamos más a gusto con nosotros mismos. De esa manera, habitualmente
recordamos que obtuvimos mejores notas académicas de las que realmente sacamos
(a lo mejor por eso engordamos los currículums). También así es como el cerebro
nos hace creer que hemos tomado una elección correcta, mejorando el recuerdo
para que nos sintamos más felices. Y también funciona al contrario, minimizando
los efectos de una pérdida para disminuir las consecuencias.
Al igual que somos
capaces de coger un recuerdo, contaminarlo y dejarlo irreconocible, también
podemos crear uno nuevo e interiorizarlo como propio. Basta con pensar y visualizar
muchas veces un evento para que empecemos a recordarlo.
Entonces, ¿qué
validez o confiabilidad podemos dar a nuestra memoria? Pues por lo que parece,
más bien poca y según para que cosas. A nadie le importa que pienses que
sacaste mejores notas, o que recuerdes como te acunaban cuando eras un bebé. El
problema viene cuando “recuerdas” ante un jurado quien fue la persona que te
agredió o cómo sufriste malos tratos en la infancia.
Uno de los casos más llamativos de la baja confiabilidad es el de las ruedas de reconocimiento en identificación de criminales. De entre los casos en los que se confundió al asesino (demostrado posteriormente mediante ADN), el 78% fueron acusados por identificación de testigos. De esta forma los falsos recuerdos han sido protagonistas de muchos casos judiciales, en los cuales se les ha concedido mayor valor del que se debería.
También existen
casos de pacientes inducidos por sus propios psicólogos y psiquiatras, han
recordado erróneamente haber sido víctimas de abusos o malos tratos para
justificar unos síntomas, destrozando así la vida de muchas familias.
Introducción de falsos recuerdos en el cerebro
Es muy posible que
muchos de tus recuerdos de tu infancia no sean tal y como los recuerdas o
incluso que sean falsos. Te invito a hacer un pequeño análisis mental y verás
como empiezas a dudar sobre ciertos recuerdos…
Llegados a este
punto, ¿es posible insertar un recuerdo concreto en la mente de otra persona?
Es un tema que desde que ví la película Origen -Inception- (y hasta aquí puedo
leer, odio los spoilers) me ha dado que pensar y me ha hecho investigar sobre
el tema.
La respuesta a la
pregunta anterior es si, se pueden crear falsos recuerdos e introducirlos
mediante varias técnicas como son la hipnosis, el rebirthing y la terapia de
recuperación de memoria.
La psicóloga
Elisabeth Loftus, es quizás la persona que mejor conozca en el mundo los
entresijos de la memoria y la introducción de recuerdos. Además de ser toda una
experta en la materia, participó como testigo de la defensa en el juicio contra
John Denjanjuk, acusado de ser el responsable de dar muerte a un millón de
personas en el campo de concentración de Treblinka (Polonia). El acusado fue
identificado por varios supervivientes y condenado a muerte. Años después,
nuevas pruebas encontradas apuntaban a su inocencia.
La Dra Loftus, ha
realizado distintos experimentos en los que ha conseguido introducir con éxito
falsos recuerdos en personas. En uno de ellos, consiguió que un grupo de
personas recordara lo felices que habían sido en su infancia cuando Bugs Bunny
les abrazó en su visita a Disney World. En otro, ha sido capaz de crear hábitos
alimenticios saludables mediante la implantación de preferencias sobre ciertos
alimentos
Factores que facilitan la implantación de un
falso recuerdo en una persona:
– Susceptibilidad
personal: las personas con problemas de memoria o atención son más
susceptibles. Se estima que la cuarta parte de la población es apta para la
implantación.
– Las personas con
gran imaginación son también más vulnerables.
– Añadir detalles
sensoriales como el tacto, el oído, la vista o el olfato, aumenta las
posibilidades de implantación exitosa.
– Ejercer presión
psicológica sobre la persona para que recuerde
Los 5 pasos para implantar falsos recuerdos:
la receta
Finalmente lo que
seguro que estás esperando desde el inicio del post: la receta. Ya hemos
desgranado los ingredientes, sólo nos falta saber la forma de cocinarlos para
obtener el plato deseado.
Aviso previo: si intentas esto con alguien, es posible que cambies sus recuerdos para siempre y esa será solo tu responsabilidad.
Ingredientes:
– Persona
susceptible (mejor con problemas de atención o de memoria).
– Historia personal
previa del sujeto a manipular.
– Uno o varios
falsos recuerdos.
– Un manipulador.
– Un poco de
paciencia y tiempo.
Forma de elaboración: Los 5 pasos para
implantar un recuerdo
1. Conseguir la vida personal del sujeto: esto
puede hacerse a través de su psicoterapeuta o su familia.
2. Plantar la semilla del falso recuerdo:
mediante sugestión, sugiere la posibilidad de que el falso recuerdo podría
haber pasado.
3. Cocinar a fuego lento: poco a poco, el
sujeto comenzará a sentirse familiar con el recuerdo. Añadir recuerdos
accesorios paulatinamente (detalles, lugares, personas, etc.) para que el
recuerdo comience a coger forma. Poco a poco los límites entre el recuerdo
original y el implantado se irán difuminando.
4. Añadir potenciadores y aceleradores: que el
sujeto imagine la escena, añadir detalles sensoriales como puede ser mostrarle
fotos auténticas junto con otras trucadas.
5. Preparar al gusto: mediante detalles
finales, conseguir el recuerdo como nos apetezca.
Es increíble no
solo la influencia que podemos tener sobre las personas, sino también cómo
podemos alterar sus recuerdos, incluso sin darnos cuenta.
A partir de ahora, cuando juzgues si un recuerdo es auténtico, tendrás que descartar primero si te lo has imaginado, lo has soñado o se debe a cualquier otra experiencia. Incluso cabe la posibilidad de que te lo hayan implantado…
fuente:taringa
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