Bello relato muy antiguo de la cultura tibetana. Espero que os agrade.
Hace
muchos siglos el hambre azotaba un valle del Tíbet. Un padre se dio cuenta de
que él y sus hijos no podrían sobrevivir mucho tiempo porque se les había
acabado la comida, de modo que llenó unos sacos de ceniza, los ató con cuerdas
al techo y dijo a sus hijos: «Tenemos mucha harina guardada en esos sacos,
pero debemos reservarla para el futuro.»
Al poco
tiempo, el padre murió de hambre pero los niños sobrevivieron hasta que alguien
fue a rescatarlos. Aunque estaban más débiles que su padre, sobrevivieron
porque estaban convencidos que aún les quedaba comida. Su padre murió porque
había perdido la esperanza.
La
moraleja de la historia, evidentemente, es que la seguridad proporciona fuerza
a la mente y al cuerpo. Sin embargo, hay un detalle muy importante: a diferencia
de los sacos de harina, nuestra verdadera naturaleza no es una simple
ficción que nos proporciona seguridad, sino una realidad.
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